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semana 6: peruanos en tiempos del boom

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Mario Vargas Llosa, premio Nobel de literatura 2010, representa a la literatura peruana en la generación del boom, pero no estuvo solo. Aunque sus contemporáneos Julio Ramón Ribeyro y Alfredo Bryce Echenique, maestros del relato breve, no alcanzaron tan tempranamente la difusión internacional, su obra es igualmente importante y, en el caso de Ribeyro y Bryce, puede llegar a ser tremendamente divertida.

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Julio Ramón Ribeyro (Lima, 1929-1994)

Julio Ramón Ribeyro

Julio Ramón Ribeyro

Ribeyro representa la mirada mordaz sobre el ser urbano, en especial el limeño. Quién sabe cuánto le debemos por dejarnos entender nuestra propia forma de ser. Aunque escribió también novelas, es el gran maestro peruano del relato breve, a través del cual logró hacer hablar a los más oscuros personajes de nuestra sociedad, como bien dice el título «La palabra del mudo», de uno de sus libros de cuentos. También fue un maestro de la reflexión filosófica llena de ironía que hoy podemos leer en sus Prosas apátridas, conjunto de textos que llamó así no porque fueran testimonios de un sin patria sino porque no tienen un género definido, no pertenecen a ninguna «patria» literaria. Entre esos textos dejó un extraordinario «Decálogo» para quienes escriben cuentos:

  1. El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector a su vez pueda contarlo.
  2. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada y si es inventada real.
  3. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.
  4. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto mejor. Si no logra ninguno de estos efectos no existe como cuento.
  5. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.
  6. El cuento debe sólo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.
  7. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, informe, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral.
  8. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego su destino.
  9. En el cuento no debe haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.
  10. El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.

Cerraba este decálogo con la ironía que caracterizó a su obra: “La observación de este decálogo, como es de suponer, no garantiza la escritura de un buen cuento. Lo más aconsejable es transgredirlo regularmente, como yo mismo lo he hecho. O aún algo mejor: inventar un nuevo decálogo”.

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Mario Vargas Llosa
(Arequipa, 1936)

Mario Vargas Llosa

Al igual que con Arguedas (con quien además el Nobel ha mantenido un diálogo en permanente conflicto, llegando a considerársele como un conflicto con «la sombra del padre»), de la obra de Vargas Llosa es la novelística lo más relevante, siendo uno de los más importantes exponentes de la llamada «novela total», aquella que es capaz de construir un universo entero y autosuficiente, como La ciudad y los Perros, Conversación en La Catedral o La guerra del fin del mundo. Sin embargo, hay entre sus cuentos verdaderas joyas en las que se puede observar la maestría de un autor ejemplar en cuanto al método de escritura, la construcción de la trama, la descripción de situaciones psicológicas, los conflictos humanos…

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Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939)

Alfredo Bryce Echenique

Alfredo Bryce Echenique

En el caso de Bryce estamos ante un autor que, a través de la ironía y el humor, nos lleva a las profundidades más insospechadas de la naturaleza humana. Han sido también sus novelas lo que más reconocimiento le ha brindado, pero sus cuentos son verdaderas obras maestras del arte del relato breve. Si Un mundo para Julius, su más famosa novela, puede llevarnos a las lágrimas desde la mirada de ese niño sensible que observa los contrastes de la riqueza y la pobreza, del amor y la injusticia, los relatos reunidos en La felicidad ja ja nos llevan de paseo por el conflicto humano de una forma hilarante gracias a lo que se ha llamado su «oralidad»: una capacidad extraordinaria de narrar como si hablara; de escribir como si pudiera hacernos escuchar más que leer a sus personajes.

Estas son las lecturas para esta semana:

  • Julio Ramón Ribeyro, «Alienación»: blog y PDF.
  • Mario Vargas Llosa, «Día domingo»: blog y PDF
  • Alfredo Bryce Echenique, «Anorexia y tijerita»: blog y PDF

Y aquí lecturas opcionales de Ribeyro y Bryce:

semana 4: cuentos del mundo

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Es imposible cubrir de una manera representativa el panorama global de la literatura breve. Si su extensión en el tiempo ya es un problema, el desarrollo de la literatura actual a lo largo y ancho del mundo resulta prácticamente infinito. La visión que tenemos del género breve es centralista y reducida (Europa/América), así que tenemos que aceptar que es parcial. Por ello hemos decidido acercarnos, así sea de forma muy fragmentaria, a la literatura breve procedente de regiones que no suelen estar en nuestro espectro lector, a través de ejemplos de China, Japón, Egipto y Nigeria.

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China

Gao Xingjian

Gao Xingjian

高行健
(Gāo Xíngjiàn, Ganzhou, 1940)

Gāo Xingjian (como se escribe su nombre en el mundo occidental, siendo Gāo el apellido) se acercó desde su juventud a la lengua y literatura francesas, desde donde incorporó elementos del género del absurdo, especialmente en sus obras de teatro. Sin embargo, la «Campaña contra la Contaminación Intelectual» emprendida en China durante los años 1980, terminó por censurar y luego prohibir su trabajo. En 1987 viajó a Francia y se quedó ahí hasta hoy, habiéndose nacionalizado francés. Su obra maestra, la novela La montaña del alma fue terminada y publicada en Europa, y en el año 2000 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, lo cual fue tomado con gran indignación por las autoridades de su país natal (los medios chinos de la época simplemente no informaron que el autor chino había ganado el Nobel). El cuento «El accidente» muestra la capacidad descriptiva y el ingenio lingüístico de Gao, así como su reflexión filosófica sobre los absurdos de la vida.

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Japón

Murakami (foto: Random House)

村上 春樹
(Haruki Murakami, Kioto, 1949)

Murakami ha alcanzado reconocimiento internacional a través de un conjunto de novelas en las que se desarrolla una visión irónica de la sociedad contemporánea, apoyada en lo surreal, lo onírico, el humor y, en buena medida, la música. En su juventud trabajó en una tienda de discos y después manejó un bar de jazz; su pasión por la música puede sentirse en su obra literaria pues juega en ella un papel importante para la construcción de escenarios y climas narrativos. En japón se le ha criticado, se le considera un autor «pop» y alejado del cuerpo canónico de la literatura de ese país. Sin embargo, Murakami puede ser visto como un escritor posmoderno, global, en cuyo pensamiento asoma el nuevo estado de la cultura conectada a nivel planetario. El breve cuento «Un día perfecto para los canguros» es una pequeña muestra de su visión humorística de las cosas.

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Egipto

Naguib Mahfuz

نجيب محفوظ
(Naguib Mahfuz, El Cairo, 1911-2006)

Autor de una amplísima obra, premio Nobel de Literatura 1988, Mahfuz dedicó su vida al desarrollo de una visión literaria del mundo árabe. En sus inicios escribió literatura histórica localizada en la era de los faraones y posteriormente abordó la literatura social describiendo la realidad de un Egipto cambiante, en proceso de modernización, producto de una revolución moderna. A partir de ahí, y como resultado de la descomposición social del nuevo Egipto, su obra se vuelve más oscura, orientándose poco a poco hacia el absurdo y desarrollando personajes solitarios y decadentes. En 1994 fue herido por extremistas islámicos (en 1996 sería declarado «hereje» y condenado a muerte por el extremismo islámico); la herida le causó serios problemas de salud y en cierta medida le impidió seguir desarrollando su obra con el ritmo acostumbrado, aunque no dejó de escribir. El cuento «El acusado» es una muestra de la visión de Mahfuz sobre los conflictos sociales en Egipto y el absurdo presente en su trabajo.

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Nigeria

Chimamanda Adichie

Chimamanda Ngozi Adichie (Abbu, 1977)

Esta joven escritora nigeriana, con estudios superiores en los Estados Unidos, ha logrado plasmar en sus cuentos y novelas la dramática realidad de su país —compartida por vastas regiones del enorme continente africano— que se desenvuelve entre la pobreza, el colonialismo y el postcolonialismo, el desarrollo desigual y los constantes, violentos conflictos religiosos y étnicos. Con una narrativa directa, cruda, nos sitúa en el centro de una sociedad marcada por diferencias económicas, culturales, raciales, religiosas, que parecen no tener solución. Su conferencia «El peligro de una historia única», divulgada a través internet por la plataforma TED le ha dado una gran popularidad: en ella se refiere a la necesidad de abrirnos a las diferentes formas de ver las cosas y a evitar el juicio a partir de una sola perspectiva, una extraordinaria apología de la diversidad que vale la pena escuchar. No es fácil encontrar traducciones al español en línea de la obra de Adichie, así que hemos traducido el cuento «A Private Experience», publicado originalmente por The Guardian (http://www.theguardian.com/books/2008/dec/28/chimamanda-ngozi-adichie-short-story).

Los cuentos (obligatorios) de esta semana:

  • Haruki Murakami, «Un día perfecto para los canguros», BLOGPDF
  • Gao Xingjian, «El accidente», BLOGPDF
  • Naguib Mahfuz, «El acusado». BLOGPDF
  • Chimamanda Adichie, «Una experiencia privada». BLOGPDF

Como sugerencia, tenemos en la biblioteca un cuento muy interesante de uno de los máximos autores japoneses: Jukio Mishima, que muestra mucho de la sociedad de ese país: “La perla”: BLOGPDF

Además, de Chimamanda Ngozi Adichie tenemos otro cuento traducido por nosotros en la biblioteca: «Celda uno» [PDF], cuya versión original se puede leer en The New Yorker, y uno más en su idioma original, «The Headstrong Historian», publicado también por la revista The New Yorker.

Semana 1: cuentos clásicos

Ilustración sobre «La declaración de Randolph Carter» de H. P. Lovecraft

Naturalismo

Los autores clásicos de relatos breves escribieron en el marco de las tendencias literarias de mediados a finales del siglo XIX: el realismo, el naturalismo y el modernismo.

Maupassant

El realismo fue una corriente literaria que buscó describir y recrear lo real, sin invenciones fantásticas y con gran apego a la verdad. Los iniciadores de esta corriente fueron los franceses Balzac y Stendhal. Los autores realistas reaccionaron contra los excesos del romanticismo, corriente con tendencia a la exageración y la fantasía. El realismo se desarrolló en una forma aún más exigente en cuanto al apego a la verdad y con un carácter mucho más marcadamente político (los autores comenzaron a buscar no solamente describir sino denunciar la pobreza, la injusticia, etc.): el naturalismo. Surgió también en Francia a mediados del siglo XIX. El naturalismo parte del espíritu cientificista del positivismo de aquella época, cuando el desarrollo de las ciencias se imponía en todos los ámbitos de la vida, y como tal busca expresar lo que sucede en la sociedad de una manera documentada, con especial atención en las capas más pobres de la sociedad. Leeremos «Una vendetta» de Guy de Maupassant (Francia, 1850-1893), para ver con claridad la descripción de hechos tan verosímiles que a veces resulta impresionante.

 

Cuentos de horror

Edgar Allan Poe

Pero antes de que se desarrollara el naturalismo, existió un autor que todavía tenía un pie en romanticismo y es uno de los grandes clásicos, quizás el más importante, del género del relato breve: Edgar Allan Poe (1809-1849) que no solo fue un extraordinario poeta romántico y creador de uno de los personajes más interesantes de la literatura policiaca, como es Auguste Dupin. Quizás la razón más significativa de su enorme fama, su interminable influencia y su permanente actualidad, es que se trata de un autor de cuentos de misterio y miedo; un fundador del género terrorífico. Su narrativa oscura ha trascendido el tiempo y el espacio; Poe sigue llenando nuestra imaginación de temores.

Lovecraft

El género se desarrolló aún más en el siglo XX con las creaciones terribles de Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), fundador de todo un subgénero y una literatura de culto. Desarrolló toda una especie de amenaza latente en los mares, monstruosa, terrible, alrededor de la cual crecería la leyenda de Los mitos de Ctulhu, de los cuales la historia más representativa tal vez sea “La sombra sobre Insmouth” (que se puede descargar en PDF de aquí). Desarrollados casi siempre en el frío y húmedo paisaje de la costa noratlántica de los Estados Unidos (Rhode Island, Maine), los sencillos pueblos de pescadores sobreviven a la amenaza de una especie monstruosa que viene de las profundidades y se confunde con nosotros en un oscuro afán de conquista (esta temática sería retomada después por muchos autores, entre ellos Stephen King, en “La niebla”, también llevada al cine). Una serie de cuentos menos conocida de Lovecraft es la llamada “onírica”, que personifica Randolph Carter, un filósofo-investigador enfrentado a extraños poderes como en “La declaración de Randolph Carter”. Leeremos «La declaración de Ralndolph Carter», un extraordinario cuento de Lovecraft.

 

Detectives, mafiosos, policías

Arthur Conan Doyle

Poe inició también el cuento policial con su personaje Auguste Dupin, que tiene mucho de misterio y romanticismo, pero Arthur Conan Doyle, con su Sherlock Holmes, llevó las historias de misterio y crimen a una nueva etapa. La literatura policiaca que nació con ese famoso detective, es heredera del naturalismo, sus temas suelen tener un aspecto relacionado con la objetividad en la solución de misterios o crímenes, pero en realidad va más allá en cuanto a la creación de situaciones ficticias y la exploración de los tortuosos mecanismos del alma humana y de aquello que la lleva a la transgresión de la ley, la ruptura del pacto social. Técnicamente se trata de un género que desde su inicio irá fortaleciendo el suspense, la tensión dramática, hasta apoderarse totalmente del lector a través de ocultarle cosas e irlas develando poco a poco.

Hemingway

Aunque muchos autores, como Christie, Hammett y Chandler se especializan en este tipo de narrativa, otros la abordan esporádicamente creando también grandes historias (Hemingway, Borges, Bioy Casares y muchos más), pero estirando los límites del género más allá de sus dos extremos tradicionales: la narración detectivesca clásica (donde el detective representa claramente el bien y la razón) o la «negra» (donde el detective se inserta en los bajos fondos, es más complejo y no siempre le salen bien las cosas, es decir, es un anti-héroe). Leeremos un breve cuento de Hemingway: «los asesinos».

Lecturas:

Lecturas obligatorias:

  • Naturalismo: Maupassant, «Una vendetta»: blog | pdf. (El original en francés se puede leer aquí [pdf]).
  • Policial: Ernest Hemingway, «Los asesinos»: blogpdf (original en inglés aquí)
  • Horror: H. P. Lovecraft, “La declaración de Randolph Carter”: blogPDF (original en inglés aquí)

Por si quieren leer más, aquí hay algunas sugerencias (no obligatorias):

Realismo-naturalismo:

  • Dickens, «Confesión encontrada en una prisión de la época de Carlos II»: blog | pdf. (El original en inglés se puede leer aquí).
  • Chéjov, «La tristeza»: blog | pdf
  • Joyce, «Eveline»: blog | pdf. (El original en inglés, aquí).

Horror:

 

Policial:

 

  • Arthur Conan Doyle, «Las cinco semillas de naranja»: blogpdf
  • Raymond Chandler, «Estaré esperando»: blogpdf (original en inglés aquí).
  • Poe, «Los crímenes de la calle Morge» blogpdf (original en inglés aquí)
  • Poe, «La carta robada» blogpdf.
  • Arthur Conan Doyle: «El carbunclo azul»: blogpdf (original en inglés aquí.)

Una vez leídos, por favor dejen sus comentarios a las lecturas en el espacio para comentarios de este post. ¡Sean breves!

9. La diversidad en el cuento peruano

Ilustración de Antonio Gálvez RoncerosIlustración de Antonio Gálvez Ronceros

Comenzamos la última etapa del taller, dedicada al desarrollo del cuento en el Perú. Para empezar leeremos a cuatro autores que, aunque no pertenecen a la misma generación, tienen en común el hecho de situarse en locaciones culturales que representan la diversidad caracterísctica de un país pluricultural. Dos de los autores que leeremos esta semana, vinculados con las tradiciones andinas, son clásicos de la literatura peruana y han sido reconocidos nacional e internacionalmente; los otros dos, relacionados con los espacios amazónico y afroperuano no han alcanzado la misma notoriedad aunque la merezcan por el simple hecho de dar voz a esas otras realidades del Perú.

___________________________________________________Arturo D. HernándezArturo D. Hernández (Requena, 1903-1970)

Nacido en los márgenes del río Ucayali, en Loreto, este autor representa la primera literatura amazónica peruana hecha desde dentro; la primera vez que el resto del país (y del mundo) puede acercarse a la selva por la voz local y no por la voz de algún extranjero. Hijo de caucheros y cauchero él mismo, conoció a fondo su región y logró colocarla en la página escrita con un vigor comparable solamente al de La vorágine del colombiano J. E. Rivera. Su novela Sangama es la novela amazónica y loretana por excelencia. Después de ganar el Premio Nacional Ricardo Palma, dijo: “Hoy, que mi obra literaria ha llegado a tener algún mérito, aspiro solamente a interpretar la voz y el mensaje de la selva, mensaje fraterno de lucha, de dolor, y de inconformidad”.

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Ciro Alegría
(La Libertad, 1909-1967)

Ciro Alegría y José María Arguedas son dos polos de la llamada literatura indigenista. La mirada de Alegría difiere de la de Arguedas porque se trata de un abordaje más literario, menos encajado en la observación y la vivencia puras de la realidad indígena que se retrata. La prosa de Alegría es elegante, a veces rebuscada, siempre poética, metafórica (“El drama de roca que son los Andes”, dice en una nota periodística sobre la relación entre el hombre y la cordillera). Como a Vargas Llosa y a Arguedas, se le reconoce por novelas magistrales (El mundo es ancho y ajeno, Los perros hambrientos) pero también incursionó con maestría en el relato breve, el ensayo y el periodismo.

____________________________________________________José María Arguedas
José María Arguedas
(Andahuaylas, 1911-1969)

Además de novelista y narrador, Arguedas fue un importantísimo antropólogo, representó a un movimiento artístico, literario y antropológico de gran relevancia: el indigenismo, a través del cual se hizo posible el reconocimiento de las raíces más profundas de la identidad y el mestizaje en el Perú, aunque aún falta mucho para lograr que la democracia y el ejercicio de la ciudadanía y los derechos humanos alcance a los americanos originarios. Son sus novelas lo más destacado de su obra, pero sus cuentos también nos dejan ver ese mundo tan ajeno a las grandes ciudades, describiéndolo desde el interior. En cierto modo, Arguedas es, para la mirada mestiza, moderna y urbana del Perú, la conciencia del Apu, de lo ancestral; el recuerdo de que somos siempre invasores de tierras que responden a una lógica espiritual mucho más antigua, hermana e hija de la geografía escarpada y difícil de los Andes.

____________________________________________________Antonio Gálvez Ronceros (Chincha Alta, 1932)

Los temas locales (andinos, amazónicos), herederos de la tradición indigenista abundan todavía, revivificados ante las nuevas dinámicas sociales, y se desarrollan a la par de los otros nuevos temas. Hay sin embargo, una obra que destaca en cuanto al tradicionalismo, y que aún no ha obtenido la difusión que merece: se trata de una de las pocas muestras literarias de una cultura vigorosa en la música y la danza: la afroperuana, y junto con ella, la del mestizaje costeño, que ha encontrado su voz en la obra de Antonio Gálvez Ronceros. En su obra el humor es una constante, y hay cierta parte de su cuentística en la que aborda lo afroperuano desde dentro y con humor. Para conocer ambas partes de su obra leeremos dos cuentos, uno breve (“La compra”) y otro brevísimo (“¡Miera!”).

Lecturas:

  • Arturo D. Hernández, “La casa del diablo”. BLOGPDF
  • Ciro Alegría, “Cuarzo”. BLOGPDF
  • José María Arguedas, “El Hijo Solo”: BLOGPDF
  • Antonio Gálvez Ronceros, “La compra”: BLOGPDF
  • Antonio Gálvez Ronceros, “¡Miera!” BLOGPDF

Lecturas sugeridas:

  • Arturo D. Hernández, “La victoria regia”. BLOGPDF
  • Antonio Gálvez Ronceros, “Jutito”: BLOGPDF
  • José María Arguedas, “El barranco”: PDF

 

7. El cuento en Latinoamérica

«He dicho Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte.” Joaquín Torres García. Universalismo Constructivo, 1941.

El largo periodo colonial impuso el castellano sobre regiones en las que se hablaban (y se hablan aún hoy) cientos de idiomas originarios, con sus propias literaturas y tradiciones orales. En cada uno de los países que se formaron después de las guerras de independencia hace 200 años, el español americano fue adquiriendo acentos y expresiones locales que recogían las tradiciones autóctonas y le daban características especiales. Sin embargo, durante el primer siglo de vida independiente, fuimos una especie de «hispanohablantes de segunda»; siempre vigilados por la ortodoxia española que, a través del lenguaje y su Real Academia, continuaba el colonialismo en el ámbito cultural. Ricardo Palma, en el Perú, fue uno de los primeros escritores que reivindicó nuestras múltiples formas de hablar y escribir español como legítimas, autónomas y con pleno derecho, es decir, no subordinadas a la de la metrópoli. A partir de entonces (la época del modernismo), nuestras literaturas aprenderían a andar solas.

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Horacio Quiroga (Uruguay, 1878-1937)

Horacio Quiroga

Horacio Quiroga

Aún dentro de la corriente vigente a fines del siglo XIX y principios del XX, el modernismo, Horacio Quiroga desarrolló una obra que podemos considerar fundadora para el género cuentístico latinoamericano. Fuertemente influenciado por Edgar A. Poe, y tomando como fuente su propia vida de aventuras y asediada por la tragedia, escribió cuentos que pueden ser incluidos entre los clásicos de suspenso. Ha pasado a la historia no solo como constructor de nuestra visión de la selva y de las penurias de los expedicionarios y trabajadores de las inhóspitas florestas que cubren las cuencas de los ríos Paraná y Uruguay, sino también por la visión del horror en sus Cuentos de amor, de locura y de muerte, como es el caso de «El almohadón de plumas».

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Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986)

Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges

Durante las primeras décadas del siglo XX, Europa fue centro de la experimentación artística en todos los ámbitos. Esa época de vanguardias o «ismos» (futurismo, surrealismo, creacionismo, dadaísmo, ultraísmo, etc.) cambió la fisonomía de la literatura, la poesía, la pintura y la música. Ahí estuvo el argentino Jorge Luis Borges, que traería a América ese impulso creador. Poeta vanguardista, más adelante fue escritor de cuentos fantásticos con un componente ensayístico impresionante y su obra constituye un portentoso universo de lo imposible. Uno de sus más famosos relatos, «El Aleph» es hoy referencia para cualquiera que desee abordar el género fantástico. Cabe recordar que Borges, que no escribió novelas, consideraba que «el cuento es un género más antiguo que la novela y quizás pueda outlive, quizás pueda vivir más allá de la novela».

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Edmundo Valadés (México, 1915-1994)

Edmundo Valadés

Edmundo Valadés

La Revolución Mexicana, primera revolución social del siglo XX, generó una nueva narrativa (la «novela de la Revolución Mexicana) que contaba la tragedia de ese periodo violento de la historia, pero fueron autores posteriores como Juan Rulfo, Juan José Arreola y Edmundo Valadés, los que alcanzaron madurez mediante una literatura que profundizaba en los contrastes sociales de un país refundado «a medias». Valadés ha sido uno de los más destacados representantes del género corto, a cuya difusión dedicó su vida desde la famosa revista El cuento, publicando a autores poco conocidos, traduciendo los de otras lenguas e innovando con géneros como la minificción. Su cuento «La muerte tiene permiso», publicado en 1955, es ya un clásico del género donde destaca la economía de recursos de intriga y de personajes, y el final sorpresivo.

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Clarice Lispector (Brasil, 1920-1977)

Clarice Lispector

Clarice Lispector

Si bien la literatura brasileña tiene un proceso autónomo con respecto al resto de América Latina, hay factores comunes por la experiencia colonial y hay un fuerte acercamiento con los países hispanohablantes durante la época de las vanguardias, pues varias de las más destacadas proceden de Brasil. La obra de Clarice Lispector resalta entre los escritores de su generación por el énfasis que pone en la descripción de sensaciones. La familia de esta autora, de origen judío, emigró de Ucrania a Brasil cuando ella tenía apenas meses de edad. A pesar de haber fallecido a los 56 años, víctima de cáncer, alcanzó un gran reconocimiento en vida.

Las lecturas:

  • Horacio Quiroga, «El almohadón de plumas». BlogPDF.
  • Jorge Luis Borges, «El Aleph». BLOGPDF.
  • Edmundo Valadés, «La muerte tiene permiso». BlogPDF.
  • Clarice Lispector, «Amor». BlogPDF.

Otras lecturas (opcionales) de estos autores en nuestra biblioteca:

  • Horacio Quiroga, «A la deriva». BlogPDF.
  • Jorge Luis Borges, «Funes el memorioso». BlogPDF.
  • Juan Rulfo, «¡Diles que no me maten!». BlogPDF.
  • Juan Rulfo, «El llano en llamas». BlogPDF.
  • Clarice Lispector, «El primer beso». BlogPDF.