Alonso Ugaz V., “Chimamanda Adichie sobre la percepción de los pueblos”

Alonso Ugaz V., “Chimamanda Adichie sobre la percepción de los pueblos”

La mejor manera de despojar a un pueblo
es contar su historia y empezar con…”en segundo lugar”
.
(Mourid Barghouti)

No fue hace mucho tiempo que me encontré envuelto en un debate con una persona que había viajado recientemente a Tanzania, la cual, con argumentos muy entendibles, criticaba fuertemente a todas las personas de religión musulmana.

Tiempo después, tras leer el cuento “Una experiencia privada” de Chimamanda Adichie, fue tal la curiosidad sobre la historia en particular, así como sobre la autora, que originó una investigación más profunda.

Lo primero que resalta en aquel cuento es cómo, a pesar de encontrarse en dos “bandos” distintos del conflicto, en el cual se vieron envueltas en aquella ciudad de Nigeria, ninguna de las personajes dejó que sus diferencias sociales, culturales ni religiosas les impidieran mantener una actitud constante de ayuda y soporte mutuo.

Existe una conferencia de Adichie, “El peligro de la historia única”, en la cual señala que si a una persona se le muestra únicamente una historia de un pueblo, una y otra vez, en la mente de aquella persona lo único que va a poder asociar a aquel pueblo es lo que dice aquella historia. Y que justamente las historias están guiadas por el principio de una palabra en igbo, nkali (ser más grande que el otro). Adichie indica que el poder no solo es la habilidad de contar la historia sobre un pueblo, sino también de hacer que esa sea la historia definitiva del pueblo.

Contar solo con una única historia indudablemente genera la creación de estereotipos. Esto no implica que no sean verdad, lo que sí implica es que convierten una historia más en la única historia y la única verdad. Esto conlleva sin duda alguna a robarle la dignidad a los pueblos, dificulta el reconocimiento de la igualdad humana y enfatiza cómo somos diferentes en vez de resaltar de qué forma somos similares.

En dicho debate parte de mi réplica fue: ¿cómo se puede criticar algo que no se conoce ni se entiende a profundidad? Esto incentivó a una profunda reflexión sobre todas aquellas situaciones en las cuales muchas veces las personas tienden a politizar sus posiciones por razones meramente superficiales. Como sucedió en dicho caso sobre los musulmanes, en el cual aquella persona concluía que podía entablar una relación social con cualquier religión o cultura menos con un musulmán, debido a las violaciones constantes de los derechos humanos que se cometen.

Personalmente considero que no es cuestión de criticar ni tampoco de justificar, pero sí de entender y emitir un juicio únicamente luego de haber estudiado todas las aristas del asunto. No es correcto generalizar ni asumir que todas las personas son así, simplemente porque algunas lo son. Debemos sentirnos avergonzados cada vez que criticamos y cuestionamos algo que no se llega a entender con profundidad. Y debo reconocer que es difícil no hacerlo, la gran mayoría (incluyéndome) lo hace, pero sin embargo es necesario darnos cuenta de que lo único que se está logrando es distanciar más a los pueblos y fomentar el odio y rechazo por algo que no se llega ni a comprender.

Todas las historias ayudan a definir quiénes somos ahora, pero insistir únicamente en las negativas es limitar tu experiencia y pasar por alto muchas historias que ayudan a explicar quién eres. Lo que debemos hacer es buscar un balance de historias, no quedarnos únicamente en lo primero que llega por las noticias; por ejemplo, es necesario seguir indagando y conocer todas las posiciones.

Como concluye Adichie en dicha conferencia, únicamente cuando rechazamos esa historia única (mal informada, llena de errores y omisiones accidentales y/o deliberadas) y buscamos mantener el balance con varias historias, con distintas perspectivas y de distintas aristas, es decir, cuando rechazamos la existencia de una historia única, es que estamos recuperando un pedazo del paraíso.