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Semana 6. El cuento en el Perú (2)

Después del indigenismo (Arguedas, Alegría) y del boom (Vargas Llosa), la literatura peruana ha venido desarrollándose paralelamente al reconocimiento de la diversidad. No solamente existe una literatura andina frente al canon limeño, sino que aparecen desde diversas regiones nuevas formas de expresión y los autores van acercándose a las nuevas temáticas que el contexto plantea.

Esta semana veremos ejemplos de esta diversidad en autores de la misma época que los clásicos y en otros más jóvenes.

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Antonio Gálvez Ronceros (1932)

Antonio Gálvez Ronceros

Los temas locales (andinos, amazónicos), herederos de la tradición indigenista abundan todavía, revivificados ante las nuevas dinámicas sociales, y se desarrollan a la par de los otros nuevos temas. Hay sin embargo, una obra que destaca en cuanto al tradicionalismo, y que si bien pertenece a la generación de los mayores, aún no ha obtenido la difusión que merece: se trata de una de las pocas muestras literarias de una cultura vigorosa en la música y la danza: la afroperuana, que ha encontrado su voz en la obra de Antonio Gálvez Ronceros, de quien esta semana leeremos un brevísimo cuento, «¡Miera!», en el que se muestra la maestría en el manejo de la oralidad y la cultura de la costa peruana afrodescendiente.

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Alfredo Bryce Echenique (1939)

Alfredo Bryce EcheniqueEn el caso de Bryce estamos ante un autor que, a través de la ironía y el humor, nos lleva a las profundidades más insospechadas de la naturaleza humana. Han sido también sus novelas lo que más reconocimiento le ha brindado, pero sus cuentos son verdaderas obras maestras del arte del relato breve. Si Un mundo para Julius, su más famosa novela, puede llevarnos a las lágrimas desde la mirada de ese niño sensible que observa los contrastes de la riqueza y la pobreza, del amor y la injusticia, los relatos reunidos en La felicidad ja ja nos llevan de paseo por el conflicto humano de una forma hilarante gracias a lo que se ha llamado su «oralidad»: una capacidad extraordinaria de narrar como si hablara; de escribir como si pudiera hacernos escuchar más que leer a sus personajes.

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Zeín Zorrilla (1951)

Entre los autores contemporáneos leeremos «Inundaciones», de Zeín Zorrilla, uno de los maestros en la representación literaria de la nueva conflictividad social del Perú: la sociedad posterior a la violencia, la de las mezclas y mestizajes, la de los migrantes en las ciudades, la de una cultura popular nueva e incomprensible para una Lima distante.

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Rocío Silva Santisteban (1963)

En la obra de Rocío Silva Santisteban asistimos a una literatura fuerte, cruda, amenazante, que ayuda también a romper prejuicios en torno de la literatura femenina. Además de narrativa, ha publicado poesía y ensayo; es periodista y una importante activista por los derechos humanos (actualmente preside la Comisión Nacional de Derechos Humanos). El acercamiento de Silva Santisteban a los márgenes de la sociedad, a la indigencia y la violencia de las calles, no tiene igual entre sus compañeros de generación.

Los cuentos:

  • Antonio Gálvez Ronceros, «¡Miera!»: blogpdf
  • Alfredo Bryce Echenique, «Anorexia y tijerita»: blogpdf
  • Zeín Zorrilla, «Inundaciones»: blogpdf
  • Rocía Silva Santisteban «El Limpiador»: blogpdf

 

Semana 5. Cuentos peruanos clásicos

Desde muchos puntos de vista, la literatura peruana es una de las más ricas del continente, lo que se refleja en reconocimientos como el Premio Juan Rulfo otorgado a Julio Ramón Ribeyro en 1994 (uno de los premios más importantes de Latinoamérica), el premio Planeta 2002 a Bryce Echenique y el Nobel a Mario Vargas Llosa en 2010.

Esta semana visitaremos a cuatro grandes autores, a sabiendas de que dejaremos fuera a muchos más. No abordaremos, por ejemplo, a Carlos Eduardo Zavaleta, a Miguel Gutiérrez ni a Edgardo Rivera Martínez, que son grandes contemporáneos de los que sí leeremos: José María Arguedas (1911-1969), Ciro Alegría (1909-1967), Mario Vargas Llosa (1936) y Julio Ramón Ribeyro (1929-1994).

José María Arguedas

José María Arguedas

Además de novelista y narrador, Arguedas fue un importantísimo antropólogo, representó a un movimiento artístico, literario y antropológico de gran relevancia: el indigenismo, a través del cual se hizo posible el reconocimiento de las raíces más profundas de la identidad y el mestizaje en el Perú, aunque aún falta mucho para lograr que la democracia y el ejercicio de la ciudadanía y los derechos humanos alcance a los americanos originarios. Como en el caso de Vargas Llosa, son sus novelas lo más destacado de su obra, pero sus cuentos nos dejan ver ese mundo tan ajeno a las grandes ciudades, describiéndolo desde el interior. En cierto modo, Arguedas es, para la mirada mestiza, moderna y urbana del Perú, la conciencia del Apu, de lo ancestral; el recuerdo de que somos siempre invasores de tierras que responden a una lógica espiritual mucho más antigua, hermana e hija de la geografía escarpada y difícil de los Andes.

Ciro Alegría

Ciro Alegría es el otro polo del indigenismo, aunque su mirada difiere de la de Arguedas porque se trata de un abordaje más literario, menos encajado en la observación y la vivencia puras de la realidad indígena que se retrata. La prosa de Alegría es elegante, a veces rebuscada, siempre poética, metafórica («El drama de roca que son los Andes», dice en una nota periodística sobre la relación entre el hombre y la cordillera). Como a Vargas Llosa y a Arguedas, se le reconoce por novelas magistrales como El mundo es ancho y ajenoLos perros hambrientos, pero también incursionó con maestría en el relato breve, el ensayo y el periodismo.

Mario Vargas Llosa

Al igual que con Alegría y Arguedas, de la obra de Vargas Llosa es la novelística lo más relevante, siendo uno de los más importantes exponentes en el mundo de la llamada «novela total», aquella que es capaz de construir un universo entero y autosuficiente. Sin embargo, hay entre sus cuentos verdaderas joyas en las que se puede observar la maestría de un autor ejemplar en cuanto al método de escritura, la construcción de la trama, la descripción de situaciones psicológicas, los conflictos humanos…

Julio Ramón Ribeyro

Julio Ramón Ribeyro

Ribeyro representa la mirada mordaz sobre el ser urbano, en especial el limeño, y quién sabe en realidad cuánto le debemos hoy por dejarnos entender nuestra propia forma de ser. Aunque escribió también novelas, es el gran maestro peruano del relato breve, a través del cual logró hacer hablar a los más oscuros personajes de nuestra sociedad, como bien dice el título «La palabra del mudo», de uno de sus libros de cuentos. También fue un maestro de la reflexión filosófica llena de ironía que hoy podemos leer en sus Prosas apátridas, conjunto de textos que llamó así no porque fueran testimonios de un sin patria sino porque no tienen un género definido, no pertenecen a ninguna «patria» literaria. Entre esos textos dejó un extraordinario «Decálogo» para quienes escriben cuentos, que reproducimos a continuación:

  1. El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector a su vez pueda contarlo.
  2. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada y si es inventada real.
  3. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.
  4. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto mejor. Si no logra ninguno de estos efectos no existe como cuento.
  5. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.
  6. El cuento debe sólo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.
  7. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, informe, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral.
  8. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego su destino.
  9. En el cuento no debe haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.
  10. El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.

Cerraba este decálogo con la ironía que caracterizó a su obra: “La observación de este decálogo, como es de suponer, no garantiza la escritura de un buen cuento. Lo más aconsejable es transgredirlo regularmente, como yo mismo lo he hecho. O aún algo mejor: inventar un nuevo decálogo”

Estas son las lecturas para esta semana:

Y aquí dos lecturas opcionale de Ribeyro y una de Arguedas:

Semana 4. Tres cuentos del «boom»

A mediados del siglo XX nuestro continente y nuestro idioma alcanzaron pleno reconocimiento mundial gracias al llamado boom de literatura latinoamericana. Hoy día somos el segundo idioma que más personas hablan en el mundo, después del chino y, en conjunto, una de las literaturas más vigorosas del planeta. Muchos países latinoamericanos dieron autores al boom. Los más conocidos son el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa (ambos, premio Nobel de literatura), el mexicano Carlos Fuentes y el argentino Julio Cortázar, pero se suele incluir a autores menos identificados con este movimiento como el chileno José Donoso (que escribió una Historia personal del boom), el uruguayo Juan Carlos Onetti, el paraguayo Augusto Roa Bastos y el brasileño Jorge Amado, entre otros. Esta semana leeremos a Cortázar, García Márquez y Fuentes, dejando a Vargas Llosa para más adelante, cuando entremos a la literatura peruana. Todos ellos tienen estilos cuentísticos que han sentado bases para el desarrollo del género en nuestro idioma.

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Julio Cortázar (Argentina, 1914-1984)

Julio Cortázar

Julio Cortázar

En primer lugar, el argentino Julio Cortázar (1914-1984), cuya obra abarcó no solo los géneros del cuento, la novela y la poesía, sino que fue más allá, innovando en cada uno de esos géneros. Su novela Rayuela es un experimento en el que el autor juega con los puntos de vista y rompe con la lectura lineal, presentándonos una obra que puede ser leída de diversas maneras, en desorden, enriqueciendo la experiencia de la lectura y logrando que el lector tenga un papel activo en ella. La página moebio.com ha presentado recientemente una versión digital infográfica que permite leer la obra y al mismo tiempo ver su armazón y su no-linealidad (en el gráfico, cada punto blanco representa un capítulo de la novela y las líneas de color el orden de lectura propuesto por el autor).

rayuela

De hecho esta era una de sus principales preocupaciones: que los lectores construyeran la obra tanto como el autor, como en «Casa tomada». Es conocido también por la maestría en el desarrollo de las tramas de sus cuentos y por un manejo de los desenlaces que nos dejan siempre anonadados, por decir lo menos, como podremos comprobar con «La autopista del sur».

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Carlos Fuentes (México, 1928-2012)

Carlos Fuentes

Carlos Fuentes

El mexicano Carlos Fuentes también formó parte del boom gracias a novelas extraordinarias como La muerte de Artemio Cruz, La región más transparente y Aura. Sobre todo en estas dos últimas, su obra se nutre de la fantasía que caracteriza al realismo mágico. El cuento «Chac Mool» es un digno ejemplo de esto: el autor se vale de una efigie de origen tolteca y maya, el Chac mool, encontrada en templos de diversos sitios arqueológicos (que se supone era utilizada para recibir el producto de los sacrificios humanos rituales practicados por esas antiguas civilizaciones), para desatar la narración de una tragedia humana.

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Gabriel García Márquez (Colombia, 1927)

Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez, premio Nobel en 1982, fue capaz de crear un universo entero en su novela Cien años de soledad, la cual se ha mantenido desde su publicación como la más representativa de las obras literarias de nuestro continente. En su Macondo logró fraguar tanto la realidad como la magia del continente entero, llegando a consolidarse como la más importante obra de «realismo mágico», ese género en el que hasta las cosas más cotidianas se revisten de un halo de misterio y fantasía que expresa la forma de ver el mundo surgida de nuestra fragua mestiza. Extraordinario cuentista, leeremos de él «Un día de estos» un relato muy breve en el que, en unos cuantos párrafos, es capaz de mostrarnos toda una historia de conflictos sociales y políticos.

Para las lecturas:

Otras lecturas en nuestra biblioteca:

Semana 3. Cuentos desde lejos

Es imposible cubrir de una manera representativa el panorama global de la literatura breve. Su extensión en el tiempo ya es un problema, con tradiciones cuentísticas que se remontan hasta el fondo de la historia, y el desarrollo de la literatura actual a lo largo y ancho del mundo resulta casi infinito.

Por ello, la visión que tenemos del género breve se presenta como centralista y reducida (Europa/América), así que tenemos que aceptar que es una mirada parcial. Por ello hemos decidido acercarnos, así sea de forma muy fragmentaria, a la literatura breve procedente de regiones que no suelen estar en nuestro espectro lector, a través de un par de ejemplos del Japón, otro proveniente del mundo árabe y uno más del África occidental.

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Japón

Mishima en 1956

三島由紀夫
(Yukio Mishima, Tokio, 1925-1970)

La vida de Mishima tiene tintes de leyenda. Vinculado a la aristocracia japonesa, educado por su abuela y con el permanente rechazo de su padre a la actividad literaria, logró establecerse como uno de los más importantes escritores japoneses de postguerra. Su novela Confesiones de una máscara, la primera de cuarenta, ha recorrido el mundo en traducción a incontables idiomas. Su supuesta homosexualidad, su obsesión por el físicoculturismo y su muerte a través del ritual tradicional suicida del seppuku  envuelven la historia de este extraordinario autor. Destaca en su obra la enorme capacidad, quizá característica de la literatura japonesa, de adentrarse en la psicología de los personajes y retratar el difícil desarrollo de personalidades complejas en el contexto de una cultura rígida, tradicionalista y disciplinada, como podremos ver en el cuento «La perla» que narra los desencuentros y malentendidos de un grupo de mujeres.

Murakami (foto: Random House)

村上 春樹
(Haruki Murakami, Kioto, 1949)

Murakami ha alcanzado reconocimiento internacional a través de un conjunto de novelas en las que se desarrolla una visión irónica de la sociedad contemporánea, apoyada en lo surreal, lo onírico, el humor y, en buena medida, la música. En su juventud trabajó en una tienda de discos y después manejó un bar de jazz; su pasión por la música puede sentirse en su obra literaria pues juega en ella un papel importante para la construcción de escenarios y climas narrativos. En japón se le ha criticado, se le considera un autor «pop» y alejado del cuerpo canónico de la literatura de ese país. Sin embargo, Murakami puede ser visto como un escritor posmoderno, global, en cuyo pensamiento asoma el nuevo estado de la cultura conectada a nivel planetario. El breve cuento «Un día perfecto para los canguros» es una pequeña muestra de su visión humorística de las cosas.

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Egipto

Naguib Mahfuz

نجيب محفوظ
(Naguib Mahfuz, El Cairo, 1911-2006)

Autor de una amplísima obra, premio Nobel de Literatura 1988, Mahfuz dedicó su vida al desarrollo de una visión literaria del mundo árabe. En sus inicios escribió literatura histórica localizada en la era de los faraones y posteriormente abordó la literatura social describiendo la realidad de un Egipto cambiante, en proceso de modernización, producto de una revolución moderna. A partir de ahí, y como resultado de la descomposición social del nuevo Egipto, su obra se vuelve más oscura, orientándose poco a poco hacia el absurdo y desarrollando personajes solitarios y decadentes. En 1994 fue herido por extremistas islámicos (en 1996 sería declarado «hereje» y condenado a muerte por el extremismo islámico); la herida le causó serios problemas de salud y en cierta medida le impidió seguir desarrollando su obra con el ritmo acostumbrado, aunque no dejó de escribir. El cuento «El acusado» es una muestra de la visión de Mahfuz sobre los conflictos sociales en Egipto y el absurdo presente en su trabajo.

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Nigeria

Chimamanda Adichie

Chimamanda Ngozi Adichie (Abbu, 1977)

Esta joven escritora nigeriana, con estudios superiores en los Estados Unidos, ha logrado plasmar en sus cuentos y novelas la dramática realidad de su país —compartida por vastas regiones del enorme continente africano— que se desenvuelve entre la pobreza, el colonialismo y el postcolonialismo, el desarrollo desigual y los constantes, violentos conflictos religiosos y étnicos. Con una narrativa directa, cruda, nos sitúa en el centro de una sociedad marcada por diferencias económicas, culturales, raciales, religiosas, que parecen no tener solución. Su conferencia «El peligro de una historia única», divulgada a través internet por la plataforma TED le ha dado una gran popularidad (más de cuatro millones de vistas): en ella se refiere a la necesidad de abrirnos a las diferentes formas de ver las cosas y a evitar el juicio a partir de una sola perspectiva, una extraordinaria apología de la diversidad que vale la pena escuchar. No es fácil encontrar traducciones al español en línea de la obra de Adichie, así que hemos traducido el cuento «A Private Experience», publicado originalmente por The Guardian (http://www.theguardian.com/books/2008/dec/28/chimamanda-ngozi-adichie-short-story).

Los cuentos de esta semana:

  • Yukio Mishima, «La perla». BLOGPDF
  • Haruki Murakami, «Un día perfecto para los canguros». BLOGPDF
  • Naguib Mahfuz, «El acusado». BLOGPDF
  • Chimamanda Adichie, «Una experiencia privada». BLOGPDF

Semana 2. Ciencia ficción

Sueños de robot

Mis primeros robots aparecieron en 1939 y he tenido que vivir más de cuarenta años para descubrir que fui profeta.
Isaac Asimov

La ciencia ficción (ficción científica o SciFi) representa un subgénero literario tan amplio o más que «fantasy» o «terror». Si bien se trata de un tipo de literatura característico del siglo XX y que crece en nuestros días, sus orígenes pueden remontarse lejos en el pasado. La monstruosa creación del Dr. Frankenstein en la obra de Mary Shelley, a principios del siglo XIX es ya ciencia ficción, aunque las referencias literarias sobre viajes a la luna o al futuro aparecen aun antes.

Suele reconocerse a H. G. Wells (La guerra de los mundos) y a Julio Verne (con sus viajes a la luna, islas flotantes y la exploración submarina a bordo del fabuloso Nautilus), como los grandes fundadores del género de ciencia ficción: el uso de los conocimientos producidos por la ciencia para la creación de obras literarias que pueden ser futuristas, terroríficas o fantásticas, en las que la lógica científica apuntala la verosimilitud de las historias. Verne, estudioso de la ciencia, fue capaz de prever las posibilidades técnicas del futuro y, en sus historias, se anticipó al viaje espacial y al viaje submarino. ¿Quién iba a decirle a Verne que en 1969 el hombre llegaría realmente a la Luna?.  Su obra está compuesta de grandes novelas, pero en el relato «Un expreso del futuro» se puede asomar la genial imaginación del autor.

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Clásicos de la ciencia ficción

Fue en la década de 1920 cuando el término se acuñó definitivamente y comenzó su crecimiento exponencial hasta nuestros días. Pronto, la ciencia ficción se convirtió también en género favorito de dos de los medios de comunicación más importantes del siglo XX: el cine y el cómic (y de su subsidiaria, la TV). En todas sus formas, este género busca poner la ciencia al servicio de la imaginación, y en muchos casos, las obras de ficción científica llegan a convertirse en verdaderas profecías de lo que con el tiempo se consigue a través del desarrollo técnico y científico. 50 años atrás, en 1964, Isaac Asimov imaginaba el siglo XXI con una precisión sorprendente, como puede verse en este artículo (en inglés).

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Isaac Asimov (1920-1992)

Isaac Asimov

Uno de los más prolíficos y reconocidos autores de ciencia ficción fue el estadounidense Isaac Asimov. Nacido en la Rusia soviética, cuando tenía apenas tres años de edad su familia se trasladó a Nueva York. Aunque estudió bioquímica y química, llegando incluso al doctorado, no se desarrolló plenamente en el campo de la investigación científica. Optó por la escritura, y escribió sin parar: más de 500 libros publicados, sin contar artículos, cartas y otros textos, abarcando fundamentalmente la ficción científica, pero destacando también en la divulgación de la ciencia y la historia.

La saga Fundación, formada por tres novelas centrales y aumentada por numerosos libros, es una de sus obras más importantes. En su parte central, la trama se ubica muy lejos en el tiempo y ha sido calificada como una «historia del futuro» por la solidez de sus planteamientos psicosociales, además de la construcción de un universo tecnológico complejo (no es casual que la saga cinematográfica Star Wars recuerde un poco a Fundación). Los robots juegan, en su obra un papel fundamental. Fue él mismo quien acuñó la palabra «robótica» con la que hoy se describe un amplio conjunto de conocimientos relacionados con el desarrollo de la inteligencia artificial. Dentro de la ficción, Asimov creó las «tres leyes de la robótica», que es tenida en cuenta (o debería serlo) por quienes trabajan en esta área de desarrollo científico. El mismo Asimov se mostraba orgulloso de haber predicho en sus obras de ficción escritas a mediados del siglo XX muchos de los avances científicos que vería concretarse a finales del mismo siglo.

De Asimov leamos el relato «Sueños de robot», en el que se plantean claramente estas tres leyes y cuya trama forma parte de numerosas películas, entre ellas Yo robot (basada en los relatos del libro de Asimov del mismo título) y El hombre bicentenario.

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Stanislaw Lem
(1921-2006)

Stanislaw LemSi bien la ciencia ficción ha sido dominada por escritores de habla inglesa (Asimov, Bradbury, Huxley, Clark, Dick, etc.), el polaco Lem es un representante muy especial del género, principalmente por su uso de la sátira y la reflexión filosófica sobre los temas del futurismo, los viajes espaciales y los viajes en el tiempo, entre otros. Muchas de sus obras han sido también llevadas al cine (como Solaris). Estudió medicina, aunque no pudo terminar, en parte por la segunda guerra mundial (en la que se salvó, casi por suerte, de morir a manos de los nazis), en parte por ser un disidente (aunque socialista) bajo el régimen soviético. Así, optó también por la literatura, y no le fue fácil: uno de sus temas preferidos, la cibernética, le fue duramente censurado por el poder soviético al considerarlo afín a los valores de la «burguesía capitalista».

Lem se divirtió mucho realizando ficción a través de la problematización de paradojas del conocimiento científico. Como ejemplo están los viajes de su genial personaje Ijon Tichy, un viajero espacial, protagonista de una serie de locos relatos, los Diarios de las estrellas. Leamos el primer relato, «Viaje séptimo», donde el viajero se enreda en una especie de bucle temporal producido por una nube gravitacional y tiene experiencias bastante alocadas, permitiéndonos asistir al humor con que este extraordinario autor aborda el género.

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Ray Bradbury
(1920-2012)

Este escritor estadounidense, autodidacta, recientemente fallecido, ha abordado mucho más que la ciencia ficción a lo largo de su obra. Sin embargo, una de sus novelas causó tanto impacto que llevó a que se le considerara como uno de los más importantes autores del género: Farenheit 451. En esta novela, Bradbury describe un futuro dominado por un poder totalitario en el que han sido prohibidos los libros, y narra el proceso de conversión de un «bombero», cuyo trabajo consiste en descubrir libros clandestinos para incinerarlos (el papel arde a 451°F; de ahí el título del libro), que es conquistado por la literatura.

En cuanto a sus relatos, son muy famosas las Crónicas marcianas. Para conocer un poco su obra, leamos también uno de esos cuentos, «Encuentro nocturno».

 

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Philip K. Dick (1928-1982)

Philip K. Dick

Philip K. Dick

Entre los autores más reconocidos del género está el estadounidense Philip K. Dick, de cuya imaginación se han creado algunas de las más sobresalientes películas futuristas de la segunda mitad del siglo XX (y siguen produciéndose nuevas). Escribió 36 novelas y más de 120 cuentos de ciencia ficción. De sus novelas destaca, por ejemplo ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? que fue llevada al cine por Ridley Scott bajo el título de Blade Runner, la cual se ha convertido en un filme de culto y que se niega a envejecer. En ella se plantea el viejo tema asimoviano de la creación tecnológica humana que pretende superar o dominar a su creador.

Sus cuentos se han convertido en películas de ciencia ficción policial como Minority Report, en la que Tom Cruise interpreta a un agente policial que impide crímenes que no se han cometido pues hay una tecnología que los predice; The Adjustment Bureau (Los ángeles del destino), en la que unos extraños seres intervienen sobre las personas para que el destino siga un curso específico, o Total Recall, basada en el relato «Podemos recordarlo todo por usted», que ya está en su tercera adaptación a la pantalla: la primera (1990) con Arnold Schwarzenegger; la segunda como serie de televisión en Italia (1997), y la tercera con Colin Farrell, estrenada en 2012.

De Dick leamos el cuento «Un extraño paraíso», en el que el autor introduce un elemento de erotismo y a la vez explota la idea común de que hay extraterrestres muy avanzados interviniendo en la historia humana desde la antigüedad.

Las lecturas:

Lecturas opcionales:

  • Julio Verne, «Un expreso del futuro». En el blog
  • Stanislaw Lem, «Viaje vigésimo tercero», aquí.
  • Arthur C. Clarke, «Los poseídos», click aquí.
  • Daniel Salvo, «El primer peruano en el espacio», click aquí.