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2. Detectives y criminales

gunLa literatura policiaca es heredera del naturalismo, sus temas suelen tener un aspecto relacionado con la objetividad en la solución de misterios o crímenes, pero en realidad va más allá en cuanto a la creación de situaciones ficticias y la exploración de los tortuosos mecanismos del alma humana y de aquello que la lleva a la transgresión de la ley, la ruptura del pacto social. Técnicamente se trata de un género que desde su inicio irá fortaleciendo el suspense, la tensión dramática, hasta apoderarse totalmente del lector a través de ocultarle cosas e irlas develando poco a poco.

Una de sus características, desde que Edgar Allan Poe y Arthur Conan Doyle comenzaran a crear misterios, es el desarrollo de un personaje que protagoniza muchas historias o aventuras: el detective (profesional o aficionado, por voluntad o por accidente) que el público admira y sigue a través de la forma privilegiada de edición de fines del siglo XIX y principios del XX: la entrega periódica a través de un diario (cualquier semejanza con las series policiales de TV, no es mera coincidencia). Son famosísimos los detectives de muchos de los autores del género: Sherlock Holmes (Doyle), Auguste Dupin (Poe), Poirot (A. Christie), Spade (D. Hammett) o Marlowe (R. Chandler). En muchos de ellos, el atractivo viene de su intuición, que a veces se impone a la observación “científica”.

Aunque muchos autores, como Christie, Hammett y Chandler se especializan en este tipo de narrativa, otros la abordan esporádicamente creando también grandes historias (Hemingway, Borges, Bioy Casares y muchos más), pero estirando los límites del género más allá de sus dos extremos tradicionales: la narración detectivesca clásica (donde el detective representa claramente el bien y la razón) o la «negra» (donde el detective se inserta en los bajos fondos, es más complejo y no siempre le salen bien las cosas, es decir, es un anti-héroe).

1. Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

“Elemental, mi querido Watson”. ¿Quién no ha oído o leído esta frase? Con ella, Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo los pormenores de algún misterio que, aunque se ocultaban para todos los demás, eran evidentes para él. Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, Escocia, 1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles. Seleccionar un relato es muy difícil. Leamos “Las cinco semillas de naranja”, en el que pueden verse las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.

2. Raymond Chandler

RaymondChandler

RaymondChandler

Nacido en los Estados Unidos (Chicago, 1888-1959) en el seno de una familia desintegrada, su madre lo envía a Inglaterra, donde se forma en literatura para luego volver a su país de origen. Viajó por Europa, luchó en la Primera Guerra Mundial y casi toda su vida trabajó en posiciones ejecutivas de grandes empresas, pero su voluntad literaria terminó por dominar su vida y emprendió una obra que sería capaz de transformar el género policial al darle a sus historias y personajes características complejas, donde domina el cinismo, la ironía y la ambigüedad: se le considera padre de la literatura negra, que después de él se impuso en el género por su carácter más atractivo, misterioso y, quizá, humano. No falta en su narrativa la denuncia de los valores materialistas de la sociedad contemporánea, a través de la visión del crimen, la codicia y la transgresión. En «Estaré esperando» es interesante la forma en que el protagonista principal media entre diversos intereses, aunque al final las cosas puedan salirse de control.

3. Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

(Illinois, EUA, 1899-1961) En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra). Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que prefigura el thriller contemporáneo por su argumento y su estilo: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples.

Las lecturas obligatorias:

  • Arthur Conan Doyle, «Las cinco semillas de naranja»: blogpdf
  • Raymond Chandler, «Estaré esperando»: blogpdf (original en inglés aquí)
  • Ernest Hemingway, «Los asesinos»: blogpdf (original en inglés aquí)

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Lecturas sugeridas:

En ediciones anteriores del taller habíamos leído obligatoriamente «Los crímenes de la calle Morgue» de Edgar Allan Poe, con lo que se convertía en el único autor de todo el taller que leíamos dos veces, pues después aparece en la semana de horror. Lo retiramos esta semana de las lecturas obigatorias para dar lugar a Chandler, por su presencia en el ámbito de la narración negra. Pero si no se quieren perder los magistrales, clásicos cuentos policiales de Poe, están en la biblioteca:

  • «Los crímenes de la calle Morge» blogpdf (original en inglés aquí)
  • «La carta robada» blogpdf.

Y otro de Sherlock Holmes: «El carbunclo azul»: blogpdf (original en inglés aquí.)

1. Clásicos (realismo, naturalismo, modernismo)

El realismo fue una corriente literaria que buscó describir y recrear lo real, sin invenciones fantásticas y con gran apego a la verdad o a lo que podría considerarse verosímil. La crítica considera que los iniciadores de esta corriente fueron los franceses Balzac y Stendhal aunque hubo notables representantes en otros países, como Dostoievsky en Rusia y Dickens  en Inglaterra. Los autores realistas, en un movimiento que fue paralelo en otras artes, como la pintura, la música o la arquitectura, reaccionaron contra los excesos del romanticismo, corriente con una endémica tendencia a la exageración y la fantasía.

Émile Zola

Al llegar a su agotamiento, el realismo sería reemplazado por una forma aún más exigente en cuanto al apego a la verdad y con un carácter mucho más marcadamente político, en tanto los autores comenzaron a buscar no solamente describir las cosas, sino denunciarlas (la pobreza, la injusticia, etc.). Esta nueva corriente se conoce como naturalismo y forma parte del realismo. Surgió también en Francia a mediados del siglo XIX, aunque se expandiría por el mundo occidental rápidamente. Su principal exponente es Émile Zola (Francia, 1840-1902), que incluso desarrolló una teoría sobre los fundamentos de esta corriente.

El naturalismo parte del espíritu cientificista del positivismo de aquella época, cuando el desarrollo de las ciencias se imponía en todos los ámbitos de la vida, y como tal busca expresar lo que sucede en la sociedad de una manera documentada, con especial atención en las capas más pobres de la sociedad.

En América Latina hubo importantes representantes de este estilo literario. En el Perú es Clorinda Matto de Turner (autora de la novela clásica Aves sin nido), la más importante representante de este estilo, aunque los autores indigenistas de principios del siglo XX heredan los intereses de los naturalistas en cuanto a la representación de la vida de los desfavorecidos en la sociedad.

Charles Dickens

Charles Dickens

Esta semana leeremos un cuento perteneciente al realismo y dos al naturalismo. En «Confesión encontrada en una prisión de la época de Carlos II», Charles Dickens (Inglaterra, 1812-1870) aborda el tema del odio, el crimen y la culpa usando la estrategia de la «confesión», es decir, la palabra del protagonista en primera persona y en actitud de monólogo interior. Cabe mencionar que, habiendo sido publicado solo un par de años antes que «El corazón delator» de Edgar Poe, sorprenden las coincidencias entre ambos textos, aunque como veremos más adelante, el punto de vista de Poe es mucho más sórdido y oscuro.

Guy de Maupassant

En «Una vendetta» de Guy de Maupassant (Francia, 1850-1893), podemos ver con claridad la descripción de hechos tan verosímiles que a veces resulta impresionante. En su cuento «El Horla», considerado como uno de los primeros relatos de horror, el personaje principal, aparentemente víctima de una enfermedad mental, dice «[el ojo] ignora los millares de pequeños animalillos que viven en una gota de agua»; algo que no fue posible saber hasta que existió el microscopio.

Antón Chéjov

En el caso de «La tristeza» de Antón Chéjov (Анто́н Че́хов, Rusia, 1860-1904), asistimos a las escenas de la pobreza y la soledad en el duro invierno ruso, durante la era zarista, en la que las diferencias sociales eran tan agudas, que se produciría pronto la primera revolución socialista de la historia. Hay que poner atención en el personaje principal, el cochero Yona, y su solitaria tristeza por el hijo perdido, mientras es simplemente ignorado, cuando no maltratado por los demás.

James Joyce (1982-1941)

James Joyce

En tercer lugar veremos una corriente posterior al naturalismo, aunque influenciada por él en cuanto al realismo de las narraciones. James Joyce (1892-1941), escritor irlandés modernista, es reconocido por haber revolucionado la narrativa de ficción con su novela Ulises, en la que se narra lo sucedido a un personaje a lo largo de un solo día, de manera no lineal, con una técnica llena de laberintos, vueltas, cambios de punto de vista y otras avezadas estrategias que le valieron ser rechazada para publicación en diversas ocasiones. Hoy, sin embargo, es importante para la literatura porque mostró que era posible decir las cosas de otro modo. Es también muy famoso su libro de cuentos Dublineses, del que tomamos el relato «Eveline», en el que destaca la introspección del autor hacia los sentimientos de sus personajes.

Lecturas obligatorias:

  • Maupassant, «Una vendetta»: blog | pdf. (El original en francés se puede leer aquí [pdf]).
  • Chéjov, «La tristeza»: blog | pdf
  • Joyce, «Eveline»: blog | pdf. (El original en inglés, aquí).

Una lectura opcional:

  • Dickens, «Confesión encontrada en una prisión de la época de Carlos II»: blog | pdf. (El original en inglés se puede leer aquí).

Una vez leídos, por favor dejen sus comentarios a las lecturas en el espacio para comentarios de este post. ¡Sean breves!

12. Guerra y violencia en el cuento peruano contemporáneo

Viñeta de Jesús Cossio, "Barbarie. Cómics sobre violencia política en el Perú"

Viñeta de Jesús Cossio, «Barbarie. Cómics sobre violencia política en el Perú»

Muchos autores peruanos contemporáneos han abordado los problemas de la violencia experimentados por el país en las décadas recientes. En sus esfuerzos están presentes tanto las interrogantes que nos hacemos para tratar de comprender lo sucedido, para tratar de encontrar explicación al sinsentido de la violencia, como la voluntad de mantener la memoria viva e impedir con ello que el olvido nos pueda convertir en víctimas de los mismos errores del pasado. Los tres cuentos que leeremos esta semana participan de dicha inquietud.

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Guillermo Niño de Guzmán (Lima, 1955)

Guillermo Niño de Guzmán

Guillermo Niño de Guzmán

En la más pura tradición fundada por Ribeyro, Guillermo Niño de Guzmán se define como «cuentista», más que como narrador, y es reconocido por la minuciosa dedicación con que pule sus trabajos, lo cual ha condicionado que sus publicaciones no sean tan numerosas como las de otros escritores. También periodista, ha sido corresponsal de guerra en Bosnia (1994) y en el frente de la guerra peruano-ecuatoriana en 1995, con lo que su narrativa adquiere una experiencia de primera mano, como puede verse en su cuento «Las primeras luces», basado precisamente en los hechos de la guerra con Ecuador.

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Pilar Dughi (Lima, 1956-2006)

Pilar Dughi

Pilar Dughi

Nació en Lima y estudió literatura y psiquiatría en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad de París. Dedicó su vida a las letras, a la medicina psiquiátrica y a la defensa de los derechos de la mujer. Fue directora de la Asociación Civil Manuela Ramos y miembro del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán. Su sorpresivo fallecimiento en marzo de 2006 dejó trunca una obra literaria caracterizada por su diversidad técnica y temática, y su compromiso con la defensa de los derechos humanos, especialmente desde la perspectiva de género. Su cuento “El cazador”, es una dramática reconstrucción del terror por el que atravesaron miles de comunidades de la selva y los Andes durante la época de la violencia.

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Gabriel Rimachi Sialer (Lima, 1974)

gabrielRimachi

Gabriel Rimachi Sialer

El escritor, periodista y editor Gabriel Rimachi ha sorprendido a los lectores con una obra diversa, directa y, sobre todo, vasta: ha publicado cinco libros de narrativa, aparecido en varias antologías y recibido diversos reconocimientos y apoyos como la beca de residencia literaria del Gran Ducado de Luxemburgo. En la antología El cuento peruano, 2001-2010, el crítico Ricardo González Vigil lo consideró uno de los mejores narradores de la década. Se trata de un autor que ha sido capaz de vincular con maestría y sencillez el género fantástico con la reflexión sobre los conflictos sociales del pasado reciente y de la actualidad, como podremos ver en el cuento «En el frío de la noche». Y es necesario destacar que paralelamente a la construcción de su obra literaria, Gabriel Rimachi encabeza la editorial independiente Casatomada, una de las más sólidas apuestas por la difusión de la literatura en el Perú durante la última década.

Para las lecturas:

  • Guillermo Niño de Guzmán, «Las primeras luces»: blog y pdf.
  • Pilar Dughi, «El cazador»: blog y pdf.
  • Gabriel Rimachi Sialer, «En el frío de lanoche»: blog y pdf.

11. Cuento en el Perú: actualidad (I)

El desarrollo de la literatura peruana contemporánea, apoyada sobre la extraordinaria obra que la precede, ha diversificado sus temáticas y contenidos, sus estilos y preocupaciones, a la par que crece el número de autores activos y se hacen cada vez más presentes tanto los autores de fuera de Lima como las autoras en un contexto tradicionalmente machista y limeño. Aunque la capital es aún el destino donde aspira a triunfar un escritor, durante la última década se han multiplicado las editoriales independientes y las fundadas en otras ciudades, y se organizan ferias literarias y libreras importantes en Trujillo, Huancayo, Arequipa, Iquitos y cada vez más ciudades.

Los temas de la literatura contemporánea en el Perú son tan diversos como el país mismo. Se ha ido abriendo espacio la literatura fantástica y de ciencia ficción; los temas policiales ocupan un lugar importante, y el horror y el fantasy se han hecho un lugar mientras se desarrolla la literatura infantil y juvenil. Si bien la mujer ha estado siempre presente en la poesía peruana, hoy las narradoras irrumpen en un espacio tradicionalmente machista con estupendas novelas y relatos.

Los temas locales (andinos, amazónicos), herederos de las tradiciones indigenista y regionalista abundan todavía, revivificados ante las nuevas dinámicas sociales, y se desarrollan a la par de los otros nuevos temas. Los autores nacidos en las décadas de 1950, 1960 y 1970 representan un universo amplio y diverso. Son muchos, pertenecientes a estas generaciones, los que han alcanzado notoriedad, y no han faltado antologías que traten de cubrir su presencia.

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Zeín Zorrilla (Huancavelica, 1951)

Zeín Zorrilla

Zeín Zorrilla

Entre los autores contemporáneos leeremos «Inundaciones», de Zeín Zorrilla, uno de los maestros en la representación literaria de la conflictividad social reciente del Perú: la sociedad posterior a la violencia, la de las mezclas y mestizajes, la de las generaciones hijas de migrantes pero nacidas en las ciudades y en proceso sostenido de “emergencia”, la de una cultura popular nueva e incomprensible para la aristocrática Lima del “canon criollo”. A mediados de la década pasada, Zorrilla fue uno de los protagonsitas de la polémica entre la literatura andina como subalterna y el canon limeño como hegemónico. Sus argumentos a favor del reconocimiento de la subalternidad literaria han quedado sólidamente plasmados en sus controversiales Manifiestos sobre la literatura andina.

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José Güich (Lima, 1963)

Pepe Güich

Pepe Güich

La obra de Güich es una de las que mejor representan a la nueva literatura fantástica peruana. El cuento “Días verdes” muestra la exacerbación de situaciones de la vida cotidiana para explotarlas hasta sus últimas consecuencias. Es muy recomendable su obra fantástica, por ejemplo, en los relatos de los libros El mascarón de proa, Los espectros nacionales y Control terrestre así como sus novelas fantásticas-detectivescas El misterio de la Loma Amarilla y El misterio del Barrio Chino, ambas protagonizadas por el genial detective Pablo Teruel en la Lima de principios del siglo XX. Una de las características de algunos de sus cuentos es la dotación de vida y personalidad a objetos que no deberían tenerla, para hacerlos actores de interesantes situaciones dramáticas, muy al estilo de lo realizado por Fuentes en “Chac Mool” pero más del lado de lo fantástico y menos del realismo mágico que caracterizó a algunos autores del boom.

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Rocío Silva Santisteban (Lima, 1963)

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva Santisteban

En la obra de Rocío Silva Santisteban asistimos a una literatura fuerte, cruda, amenazante, que ayuda también a romper prejuicios en torno de la literatura femenina. Además de narrativa, ha publicado poesía y ensayo; es periodista y una incansable activista por los derechos humanos. El acercamiento de Silva Santisteban a los márgenes de la sociedad, a la indigencia y la violencia de las calles, no tiene igual entre sus compañeros de generación.

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Las lecturas:

  • Zeín Zorrilla, «Inundaciones»: BLOGPDF
  • José Güich, «Los días verdes»: BLOGPDF
  • Rocío Silva Santisteban, «El Limpiador»: BLOGPDF

10. Cuentistas peruanos en tiempos del boom

Mario Vargas Llosa, premio Nobel de literatura 2010, representa a la literatura peruana en la generación del boom, pero no estuvo solo. Sus contemporáneos Julio Ramón Ribeyro y Alfredo Bryce Echenique, maestros del relato breve, no alcanzaron tan tempranamente la difusión internacional pero su obra es igualmente importante y, en el caso de Ribeyro y Bryce, puede llegar a ser tremendamente divertida.

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Julio Ramón Ribeyro (Lima, 1929-1994)

Julio Ramón Ribeyro

Julio Ramón Ribeyro

Ribeyro representa la mirada mordaz sobre el ser urbano, en especial el limeño. Quién sabe cuánto le debemos por dejarnos entender nuestra propia forma de ser. Aunque escribió también novelas, es el gran maestro peruano del relato breve, a través del cual logró hacer hablar a los más oscuros personajes de nuestra sociedad, como bien dice el título «La palabra del mudo», de uno de sus libros de cuentos. También fue un maestro de la reflexión filosófica llena de ironía que hoy podemos leer en sus Prosas apátridas, conjunto de textos que llamó así no porque fueran testimonios de un sin patria sino porque no tienen un género definido, no pertenecen a ninguna «patria» literaria. Entre esos textos dejó un extraordinario «Decálogo» para quienes escriben cuentos:

  1. El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector a su vez pueda contarlo.
  2. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada y si es inventada real.
  3. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.
  4. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto mejor. Si no logra ninguno de estos efectos no existe como cuento.
  5. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.
  6. El cuento debe sólo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.
  7. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, informe, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral.
  8. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego su destino.
  9. En el cuento no debe haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.
  10. El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.

Cerraba este decálogo con la ironía que caracterizó a su obra: “La observación de este decálogo, como es de suponer, no garantiza la escritura de un buen cuento. Lo más aconsejable es transgredirlo regularmente, como yo mismo lo he hecho. O aún algo mejor: inventar un nuevo decálogo”.

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Mario Vargas Llosa
(Arequipa, 1936)

Mario Vargas Llosa

Al igual que con Arguedas (con quien además el Nobel ha mantenido un diálogo en permanente conflicto, llegando a considerársele como un conflicto con «la sombra del padre»), de la obra de Vargas Llosa es la novelística lo más relevante, siendo uno de los más importantes exponentes de la llamada «novela total», aquella que es capaz de construir un universo entero y autosuficiente. Sin embargo, hay entre sus cuentos verdaderas joyas en las que se puede observar la maestría de un autor ejemplar en cuanto al método de escritura, la construcción de la trama, la descripción de situaciones psicológicas, los conflictos humanos…

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Alfredo Bryce Echenique (Lima, 1939)

Alfredo Bryce EcheniqueEn el caso de Bryce estamos ante un autor que, a través de la ironía y el humor, nos lleva a las profundidades más insospechadas de la naturaleza humana. Han sido también sus novelas lo que más reconocimiento le ha brindado, pero sus cuentos son verdaderas obras maestras del arte del relato breve. Si Un mundo para Julius, su más famosa novela, puede llevarnos a las lágrimas desde la mirada de ese niño sensible que observa los contrastes de la riqueza y la pobreza, del amor y la injusticia, los relatos reunidos en La felicidad ja ja nos llevan de paseo por el conflicto humano de una forma hilarante gracias a lo que se ha llamado su «oralidad»: una capacidad extraordinaria de narrar como si hablara; de escribir como si pudiera hacernos escuchar más que leer a sus personajes.

Estas son las lecturas para esta semana:

  • Julio Ramón Ribeyro, «Alienación»: blog y PDF.
  • Mario Vargas Llosa, «Día domingo»: blog y PDF
  • Alfredo Bryce Echenique, «Florence y ‘Nós três'»: blog y PDF

Y aquí lecturas opcionales de Ribeyro y Bryce: