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Semana 11: Cuento contemporáneo peruano I

El desarrollo de la literatura peruana contemporánea, apoyada sobre la extraordinaria obra que la precede ha diversificado sus temáticas y contenidos, sus estilos y preocupaciones, a la par que crece el número de autores activos y se hacen cada vez más presentes tanto los autores de fuera de Lima como las autoras. Aunque la estructura geográfica del país sigue siendo y es Lima aún el destino donde aspira a triunfar un escritor, durante la última década se han multiplicado las editoriales independientes y las fundadas en otras ciudades, y se organizan ferias literarias y libreras importantes en Trujillo, Huancayo, Arequipa e Iquitos.

Los temas de la literatura contemporánea en el Perú son tan diversos como el país mismo. Se ha ido abriendo espacio la literatura fantástica y de ciencia ficción (como ya hemos visto con el autor Daniel Salvo en la semana dedicada a la ciencia ficción); los temas policiales ocupan un lugar importante y el horror y el fantasy se han hecho un lugar mientras se desarrolla la literatura infantil y juvenil. Si bien la mujer ha estado siempre presente en la poesía peruana, hoy las narradoras irrumpen en un espacio tradicionalmente machista con estupendas novelas y relatos.

Los temas locales (andinos, amazónicos), herederos de la tradición indigenista abundan todavía, revivificados ante las nuevas dinámicas sociales, y se desarrollan a la par de los otros nuevos temas. Los autores nacidos en las décadas de 1950, 1960 y 1970 representan un universo amplio y diverso. Son muchos, pertenecientes a estas generaciones, los que han alcanzado notoriedad, y no han faltado antologías que traten de cubrir su presencia.

A mediados de la década del 2000, una interesante polémica se dio en el mundo literario, entre la llamada «literatura andina» y la «literatura limeña». Acusaba la primera a la segunda de excluyente, cerrándole el paso al desarrollo de las obras que representaban la verdadera interculturalidad del país; respondía la otra que había en la primera falta de calidad, inmadurez.

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Zeín Zorrilla (Huancavelica, 1951)

Zeín Zorrilla

Zeín Zorrilla

Entre los autores contemporáneos leeremos «Inundaciones», de Zeín Zorrilla, uno de los maestros en la representación literaria de la nueva conflictividad social del Perú: la sociedad posterior a la violencia, la de las mezclas y mestizajes, la de los migrantes en las ciudades, la de una cultura popular nueva e incomprensible para la aristocrática Lima.

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José Güich (Lima, 1963)

Pepe Güich

Pepe Güich

De Pepe Güich leeremos «Los días verdes». La obra de Güich es una de las mejores representantes de la nueva literatura fantástica peruana; este cuento muestra la exacerbación de situaciones de la vida cotidiana para explotarlas hasta sus últimas consecuencias. Es muy recomendable su obra fantástica, por ejemplo, en los relatos de los libros El mascarón de proaLos espectros nacionales y Control terrestre así como su novela fantástica-detectivesca El misterio de la Loma Amarilla. Una de las características de algunos de sus cuentos es la dotación de vida y personalidad a objetos que no deberían tenerla, para hacerlos actores de interesantes situaciones dramáticas.

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Rocío Silva Santisteban (Lima, 1963)

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva Santisteban

En la obra de Rocío Silva Santisteban asistimos a una literatura fuerte, cruda, amenazante, que ayuda también a romper prejuicios en torno de la literatura femenina. Además de narrativa, ha publicado poesía y ensayo; es periodista y una importante activista por los derechos humanos (actualmente preside la Comisión Nacional de Derechos Humanos). El acercamiento de Silva Santisteban a los márgenes de la sociedad, a la indigencia y la violencia de las calles, no tiene igual entre sus compañeros de generación.

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Las lecturas:

Semana 10: El cuento en la literatura peruana II

Contemporáneos de Mario Vargas Llosa, pero no incluidos en el boom porque no alcanzaron tan tempranamente la difusión internacional, están dos autores reconocidos por su maestría en el relato: Julio Ramón Ribeyro  y Alfredo Bryce Echenique. Como ambos pertenecen a lo que se ha dado en llamar el canon criollo o limeño, esta semana nos acercaremos también a un autor de la generación siguiente a la del boom, Óscar Colchado Lucio, que ha desarrollado una importante  literatura andina con el éxito de haber logrado colocarla en el espectro literario nacional a través de su publicación en editoriales de amplia difusión.

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Julio Ramón Ribeyro (1929-1994)

Julio Ramón Ribeyro

Julio Ramón Ribeyro

Ribeyro representa la mirada mordaz sobre el ser urbano, en especial el limeño, y quién sabe en realidad cuánto le debemos hoy por dejarnos entender nuestra propia forma de ser. Aunque escribió también novelas, es el gran maestro peruano del relato breve, a través del cual logró hacer hablar a los más oscuros personajes de nuestra sociedad, como bien dice el título «La palabra del mudo», de uno de sus libros de cuentos. También fue un maestro de la reflexión filosófica llena de ironía que hoy podemos leer en sus Prosas apátridas, conjunto de textos que llamó así no porque fueran testimonios de un sin patria sino porque no tienen un género definido, no pertenecen a ninguna «patria» literaria. Entre esos textos dejó un extraordinario «Decálogo» para quienes escriben cuentos, que reproducimos a continuación:

  1. El cuento debe contar una historia. No hay cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector a su vez pueda contarlo.
  2. La historia del cuento puede ser real o inventada. Si es real debe parecer inventada y si es inventada real.
  3. El cuento debe ser de preferencia breve, de modo que pueda leerse de un tirón.
  4. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender, si todo ello junto mejor. Si no logra ninguno de estos efectos no existe como cuento.
  5. El estilo del cuento debe ser directo, sencillo, sin ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía o la novela.
  6. El cuento debe sólo mostrar, no enseñar. De otro modo sería una moraleja.
  7. El cuento admite todas las técnicas: diálogo, monólogo, narración pura y simple, epístola, informe, collage de textos ajenos, etc., siempre y cuando la historia no se diluya y pueda el lector reducirla a su expresión oral.
  8. El cuento debe partir de situaciones en las que el o los personajes viven un conflicto que los obliga a tomar una decisión que pone en juego su destino.
  9. En el cuento no debe haber tiempos muertos ni sobrar nada. Cada palabra es absolutamente imprescindible.
  10. El cuento debe conducir necesaria, inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado.

Cerraba este decálogo con la ironía que caracterizó a su obra: “La observación de este decálogo, como es de suponer, no garantiza la escritura de un buen cuento. Lo más aconsejable es transgredirlo regularmente, como yo mismo lo he hecho. O aún algo mejor: inventar un nuevo decálogo”

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Alfredo Bryce Echenique (1939)

Alfredo Bryce EcheniqueEn el caso de Bryce estamos ante un autor que, a través de la ironía y el humor, nos lleva a las profundidades más insospechadas de la naturaleza humana. Han sido también sus novelas lo que más reconocimiento le ha brindado, pero sus cuentos son verdaderas obras maestras del arte del relato breve. Si Un mundo para Julius, su más famosa novela, puede llevarnos a las lágrimas desde la mirada de ese niño sensible que observa los contrastes de la riqueza y la pobreza, del amor y la injusticia, los relatos reunidos en La felicidad ja ja nos llevan de paseo por el conflicto humano de una forma hilarante gracias a lo que se ha llamado su «oralidad»: una capacidad extraordinaria de narrar como si hablara; de escribir como si pudiera hacernos escuchar más que leer a sus personajes.

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Óscar Colchado Lucio (1947)

Óscar Colchado Lucio

Óscar Colchado Lucio

Colchado es, probablemente, uno de los más relevantes escritores de nuestros días. No solo ha poblado la imaginación de varias generaciones de niños con su personaje infantil Cholito, protagonista de mil aventuras, sino que ha revivido la historia a través de novelas históricas de corte aventurero como ¡Viva Luis Pardo!, de ficción madura sobre la violencia como Rosa Cuchillo, o de cuentos complejos entre la mitología andina y el horror como los recogidos en el volumen Cordillera Negra. Con Colchado estamos ante un autor que ha recreado la vida y la imaginación andina tal como sucede a lo largo de la cuenca del río Santa, desde sus glaciales alturas hasta su desembocadura en las costas chimbotanas. Si en Gálvez Ronceros hemos visto el uso de la oralidad para adentrarnos en la mentalidad afroperuana, y en Bryce, de igual manera, para entrar al universo de la elite limeña, en Colchado podremos observar el uso de este recurso literario para ingresar a la cosmovisión de los Andes centrales.

Estas son las lecturas para esta semana:

Y aquí una lectura opcional, también de Ribeyro:

Semana 9: El cuento en la literatura peruana I

Desde muchos puntos de vista, la literatura peruana es una de las más ricas del continente, lo que se refleja en reconocimientos como el Premio Juan Rulfo otorgado a Julio Ramón Ribeyro en 1994 (uno de los premios más importantes de Latinoamérica); el premio Planeta 2002 a Bryce Echenique, y el Nobel a Mario Vargas Llosa en 2010.

Esta semana visitaremos a cuatro grandes autores, a sabiendas de que dejaremos fuera a muchos más. No abordaremos, por ejemplo, a Carlos Eduardo Zavaleta, a Miguel Gutiérrez ni a Edgardo Rivera Martínez, que son grandes contemporáneos de los que sí leeremos: José María Arguedas (1911-1969), Ciro Alegría (1909-1967), Mario Vargas Llosa (1936) y Antonio Gálvez Ronceros (1932).

José María Arguedas

José María Arguedas

Además de novelista y narrador, Arguedas fue un importantísimo antropólogo, representó a un movimiento artístico, literario y antropológico de gran relevancia: el indigenismo, a través del cual se hizo posible el reconocimiento de las raíces más profundas de la identidad y el mestizaje en el Perú, aunque aún falta mucho para lograr que la democracia y el ejercicio de la ciudadanía y los derechos humanos alcance a los americanos originarios. Como en el caso de Vargas Llosa, son sus novelas lo más destacado de su obra, pero sus cuentos nos dejan ver ese mundo tan ajeno a las grandes ciudades, describiéndolo desde el interior. En cierto modo, Arguedas es, para la mirada mestiza, moderna y urbana del Perú, la conciencia del Apu, de lo ancestral; el recuerdo de que somos siempre invasores de tierras que responden a una lógica espiritual mucho más antigua, hermana e hija de la geografía escarpada y difícil de los Andes.

Ciro Alegría

Ciro Alegría es el otro polo del indigenismo, aunque su mirada difiere de la de Arguedas porque se trata de un abordaje más literario, menos encajado en la observación y la vivencia puras de la realidad indígena que se retrata. La prosa de Alegría es elegante, a veces rebuscada, siempre poética, metafórica («El drama de roca que son los Andes», dice en una nota periodística sobre la relación entre el hombre y la cordillera). Como a Vargas Llosa y Arguedas, se le reconoce por novelas magistrales como El mundo es ancho y ajenoLos perros hambrientos, pero también incursionó con maestría en el relato breve, el ensayo y el periodismo.

Mario Vargas Llosa

Al igual que con Alegría y Arguedas (con quien además el Nobel ha mantenido un diálogo en permanente conflicto, llegando a considerársele como un conflicto con «la sombra del padre»), de la obra de Vargas Llosa es la novelística lo más relevante, siendo uno de los más importantes exponentes en el mundo de la llamada «novela total», aquella que es capaz de construir un universo entero y autosuficiente. Sin embargo, hay entre sus cuentos verdaderas joyas en las que se puede observar la maestría de un autor ejemplar en cuanto al método de escritura, la construcción de la trama, la descripción de situaciones psicológicas, los conflictos humanos…

Antonio Gálvez Ronceros

Antonio Gálvez Ronceros

Los temas locales (andinos, amazónicos), herederos de la tradición indigenista abundan todavía, revivificados ante las nuevas dinámicas sociales, y se desarrollan a la par de los otros nuevos temas. Hay sin embargo, una obra que destaca en cuanto al tradicionalismo, y que si bien pertenece a la generación de los mayores, aún no ha obtenido la difusión que merece: se trata de una de las pocas muestras literarias de una cultura vigorosa en la música y la danza: la afroperuana, que ha encontrado su voz en la obra de Antonio Gálvez Ronceros, de quien esta semana leeremos un brevísimo cuento, «¡Miera!», en el que se muestra la maestría en el manejo de la oralidad y la cultura de la costa peruana afrodescendiente.

Estas son las lecturas para esta semana:

Y aquí una opcional:

Semana 8: el cuento del boom

A mediados del siglo XX, con el famoso boom de la literatura latinoamericana, nuestro continente y nuestro idioma alcanzaron pleno reconocimiento mundial. Hoy día somos el segundo idioma que más personas hablan en el mundo, después del chino y, en conjunto, una de las literaturas más vigorosas del planeta. Muchos países latinoamericanos dieron autores al boom. Los más conocidos son el mexicano Carlos Fuentes, el colombiano Gabriel García Márquez, el peruano Mario Vargas Llosa y el argentino Julio Cortázar, pero se suele incluir a autores menos identificados con este movimiento como el chileno José Donoso (que escribió una Historia personal del boom), el uruguayo Juan Carlos Onetti, el paraguayo Augusto Roa Bastos y el brasileño Jorge Amado, entre otros. Esta semana leeremos a Cortázar, García Márquez y Fuentes, dejando a Vargas Llosa para más adelante, cuando entremos a la literatura peruana. Todos ellos tienen estilos cuentísticos que han sentado bases para el desarrollo del género en nuestro idioma.

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Julio Cortázar (Argentina, 1914-1984)

Julio Cortázar

Julio Cortázar

En primer lugar, el argentino Julio Cortázar (1914-1984), cuya obra abarcó no solo los géneros del cuento, la novela y la poesía, sino que fue más allá, innovando en cada uno de esos géneros. Su novela Rayuela es un experimento en el que el autor juega con los puntos de vista y rompe con la lectura lineal, presentándonos una obra que puede ser leída de diversas maneras, en desorden, enriqueciendo la experiencia de la lectura y logrando que el lector tenga un papel activo en ella. La página moebio.com ha presentado recientemente una versión digital infográfica que permite leer la obra y al mismo tiempo ver su armazón y su no-linealidad.

rayuela

De hecho esta era una de sus principales preocupaciones: que los lectores construyeran la obra tanto como el autor, como en «Casa tomada». Es conocido también por la maestría en el desarrollo de las tramas de sus cuentos y por un manejo de los desenlaces que nos dejan siempre anonadados, por decir lo menos, como podremos comprobar con «La autopista del sur».

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Carlos Fuentes (México, 1928-2012)

Carlos Fuentes

Carlos Fuentes

El mexicano Carlos Fuentes también formó parte del boom gracias a novelas extraordinarias como La muerte de Artemio CruzLa región más transparente y Aura.  Sobre todo en estas dos últimas, su obra se nutre de la fantasía que caracteriza al realismo mágico. El cuento «Chac Mool» es un digno ejemplo de esto: el autor se vale de una efigie de origen tolteca y maya, el Chac mool, encontrada en templos de diversos sitios arqueológicos (que se supone era utilizada para recibir el producto de los sacrificios humanos rituales practicados por esas antiguas civilizaciones), para desatar la narración de una tragedia humana. A poco más de un año de su fallecimiento, la presencia de la obra de Fuentes sigue tan viva hoy como siempre.

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Gabriel García Márquez (Colombia, 1927)

Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez, premio Nobel en 1982, fue capaz de crear un universo entero en su novela Cien años de soledad, la cual se ha mantenido desde su publicación como la más representativa de las obras literarias de nuestro continente. En su Macondo logró fraguar tanto la realidad como la magia del continente entero, llegando a consolidarse como la más importante obra de «realismo mágico», ese género en el que hasta las cosas más cotidianas se revisten de un halo de misterio y fantasía que expresa la forma de ver el mundo surgida de nuestra fragua mestiza. Extraordinario cuentista, leeremos de él «Un día de estos» un relato muy breve en el que, en unos cuantos párrafos, es capaz de mostrarnos toda una historia de conflictos sociales y políticos.

Para las lecturas:

Otras lecturas en nuestra biblioteca:

Semana 7: El cuento latinoamericano

Uno de los resultados del largo periodo colonial español en lo que hoy es América Latina fue la imposición del castellano sobre regiones en las que se hablaban (y se hablan aún hoy) cientos de idiomas originarios. En cada uno de los países que se formaron después de las guerras de independencia hace 200 años, el español americano fue adquiriendo acentos y expresiones locales que recogían las tradiciones autóctonas dándole características especiales. Sin embargo, durante al menos los primeros 70 años de nuestra independencia, fuimos una especie de «hispanohablantes de segunda»; siempre vigilados por la ortodoxia europea (española) que, a través del lenguaje y su Real Academia, continuaba el colonialismo en el ámbito cultural. Fue Ricardo Palma, en el Perú, uno de los primeros escritores que reivindicó nuestras múltiples formas de hablar y escribir español como legítimas, autónomas y con pleno derecho, es decir, no subordinadas a la de la metrópoli. A partir de entonces, de la época del modernismo, nuestras literaturas aprenderían a andar solas.

El siglo XX vio nacer a algunos de los más importantes escritores en lengua española, no procedentes de España, que hoy son faros que iluminan la literatura universal.

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Horacio Quiroga (Uruguay, 1878-1937)

Horacio Quiroga

Horacio Quiroga

Aún dentro de la corriente vigente a fines del siglo XIX y principios del XX, el modernismo, Horacio Quiroga desarrolló una obra que podemos considerar fundadora para el género cuentístico latinoamericano. Fuertemente influenciado por Edgar Alan Poe, y tomando como fuente su propia vida llena de aventuras y asediada por la tragedia, escribió cuentos que pueden ser incluidos entre los clásicos de suspenso. Ha pasado a la historia no solo como constructor de nuestra visión de la selva y de las penurias de los expedicionarios y trabajadores de las inhóspitas forestas que cubren las cuencas de los ríos Paraná y Uruguay, sino también por la visión del horror en sus Cuentos de amor, de locura y de muerte, como es el caso de «El almohadón de plumas».

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Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986)

Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges

Durante las primeras décadas del siglo XX, Europa fue centro de la experimentación artística en todos los ámbitos. Esa época de vanguardias o «ismos» (futurismo, surrealismo, creacionismo, dadaísmo, ultraísmo, etc.) cambió la fisonomía de la literatura, la poesía, la pintura y la música. Ahí estuvo el argentino Jorge Luis Borges, que traería a América ese impulso creador. Poeta vanguardista, más adelante fue escritor de cuentos fantásticos con un componente ensayístico impresionante y su obra constituye un portentoso universo de lo imposible. Uno de sus más famosos relatos, «El Aleph» es hoy referencia para cualquiera que desee abordar el género fantástico. Cabe recordar que Borges, que no escribió novelas, consideraba que «el cuento es un género más antiguo que la novela y quizás pueda outlive, quizás pueda vivir más allá de la novela».

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Juan Rulfo (México, 1917-1986)

Juan Rulfo

Juan Rulfo

En México, luego de una intensa narrativa que contaba los horrores de la Revolución de 1910, la «novela de la revolución mexicana», surgió un autor que se convirtió en precursor del realismo mágico, género con el que se harían famosos autores posteriores. Se trata de Juan Rulfo, que con solo dos libros publicados en su vida (además de guiones de cine y una extraordinaria producción fotográfica), es considerado uno de los más importantes autores latinoamericanos y, al igual que Borges, es referencia global. En su breve obra se resume de una forma extraordinaria el desarrollo de una narrativa que recoge la tragedia de la Revolución mexicana, así como una «literaturización» de la visión de la muerte presente en el México indígena.

Para las lecturas:

Otras lecturas (opcionales) de estos autores en nuestra biblioteca: