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Semana 1: Naturalismo

Émile Zola

El naturalismo en literatura es una corriente o estilo que se encuentra en la base del desarrollo posterior de la literatura breve (el cuento). Es parte del realismo (literatura que pretende describir y recrear lo real, sin invenciones fantásticas y bien apegada a lo verosimil), y surge en Francia a mediados del siglo XIX, aunque se expandirá por el mundo occidental rápidamente. Su principal exponente es Émile Zola (Francia, 1840-1902), que incluso desarrolló teóricamente los fundamentos de esta corriente.

Se genera en el espíritu cientificista del positivismo de aquella época, cuando el desarrollo de las ciencias se imponía en todos los ámbitos de la vida, y como tal busca expresar lo que sucede en la sociedad de una manera documentada y apegada lo más posible a lo real, con especial atención en las capas más pobres de la sociedad.

Clorinda Matto de Turner

Clorinda Matto de Turner

En América Latina hubo importantes representantes de este estilo literario. Podríamos decir, si las «Tradiciones peruanas» fueran cuentos, que Ricardo Palma (Lima, 1833-1919) fue nuestro gran naturalista, pero las tradiciones son más crónica con ficción que ficción pura; un género en sí mismo. Se piensa en general que en el Perú es Clorinda Matto de Turner (autora de la novela clásica Aves sin nido), la más importante representante de este estilo, aunque los autores indigenistas de principios del siglo XX heredan los intereses de los naturalistas en cuanto a la representación de la vida de los desfavorecidos en la sociedad.

Guy de Maupassant

Guy de Maupassant

Los cuentos seleccionados para esta semana pertenecen al naturalismo. En «Una vendetta» de Guy de Maupassant (Francia, 1850-1893), podemos ver con claridad la descripción de hechos tan verosímiles que a veces resulta impresionante. La mujer que protagoniza el cuento desarrolla una actividad con su mascota, la perra Vigilante, muy similar a los experimentos del fisiólogo ruso Pavlov (1849-1936), que en esa misma época estaba en camino de postular la teoría del reflejo condicional, a partir de la cual surgiría toda una teoría psicológica, el conductismo. Cabe señalar que Maupassant no se basa en los experimentos de Pavlov (que probablemente no conocía) para los personajes de este cuento; se trata más bien de una coincidencia posible gracias al espíritu de la observación científica común a ambos ámbitos: el naturalismo literario y la medicina. En su cuento «El Horla», considerado como uno de los primeros relatos de horror, el personaje principal, aparentemente víctima de una enfermedad mental, dice «[el ojo] ignora los millares de pequeños animalillos que viven en una gota de agua»; algo que no fue posible saber hasta que existió el microscopio.

Anton Chejov

Antón Chéjov

En el caso de «La tristeza» de Antón Chéjov (Rusia, 1860-1904), asistimos a las escenas de la pobreza y la soledad en el duro invierno ruso de la era zarista, en la que las diferencias sociales eran tan agudas, que se produciría pronto la primera revolución socialista de la historia. Hay que poner atención en el personaje principal, el cochero Yona, y su solitaria tristeza por el hijo perdido, mientras es maltratado o simplemente ignorado por los demás.

Ricardo Palma

Ricardo Palma

Añadiremos una tercera lectura para asomarnos al extraordinario mundo de las Tradiciones peruanas de Ricardo Palma. Se trata de una crónica histórica que nos cuenta una anécdota divertida y de gran relevancia en la conformación de nuestra identidad republicana: «El virrey de la adivinanza». Mediante una descripción de acontecimientos que es pariente cercana del naturalismo, Palma nos deja ver las vicisitudes que enfrentó la corona española en los albores de la Independencia, al mismo tiempo que comparte la picardía que caracteriza nuestro modo de ser. De Palma hay tantas cosas que contar, que merecería un blog para él solo (de hecho los tiene). Por ejemplo, en la época de Palma, se concebía a la literatura latinoamericana como una subsidiaria pequeña, una hija menor de la literatura española. Palma se encargó de argumentar el valor autónomo de las letras latinoamericanas y consiguió extender nuestra independencia también a la literatura. Podemos decir que gracias a él, la literatura de la América hispanohablante alcanza su mayoría de edad y se independiza de la tiranía peninsular. Vale la pena, para adentrarnos en la época y conocerla mejor, visitar la Casa-Museo de Ricardo Palma, en Miraflores, donde se conservan muchos objetos del gran autor en su contexto natural.

Para las lecturas:

Una vez leídos, por favor dejen sus comentarios a las lecturas en el espacio para comentarios de este post. ¡Sean breves!

NOTA: Este post es un «repost» del publicado el 8 de enero de 2013 y que desapareció por errores de actualización de la plataforma de blogs de la universidad.

Semana 7: Cuento en el Perú, autores contemporáneos

El desarrollo de la literatura peruana contemporánea, apoyada sobre la extraordinaria obra que la precede, como quien mira el horizonte en hombros de gigantes, ha diversificado sus temáticas y contenidos, sus estilos y preocupaciones, a la par que crece el número de autores activos y se hacen cada vez más presentes tanto los autores de fuera de Lima como las autoras. Aunque sigue siendo un país centralista, y es Lima aún el destino al que aspira llegar un escritor, durante la última década se han multiplicado las editoriales independientes y las fundadas en otras ciudades y se organizan ferias literarias y libreras importantes en Trujillo, Huancayo, Arequipa e Iquitos, mostrando la vitalidad de las letras.

Los temas de la literatura contemporánea en el Perú son tan diversos como en cualquier otra parte del mundo. Poco a poco se ha ido abriendo espacio la literatura fantástica y de ciencia ficción; los temas policiales ocupan un lugar importante y el horror se ha hecho un lugar mientras se desarrollan los sectores libreros que apuntan a la promoción de la lectura (y a la ampliación del mercado) en niños y jóvenes a través de la literatura infantil y juvenil. Si bien la mujer ha estado siempre presente en la poesía peruana, hoy las narradoras irrumpen en un espacio tradicionalmente machista con estupendas novelas y relatos.

Los temas locales (andinos, amazónicos), herederos de la tradición indigenista abundan todavía, revivificados ante las nuevas dinámicas sociales, y se desarrollan a la par de los otros nuevos temas. Los autores nacidos en las décadas de 1950, 1960 y 1970 representan un universo amplio y diverso. Son muchos, pertenecientes a esta generación, los que han alcanzado notoriedad, y no han faltado antologías que traten de cubrir su presencia, siempre provocando la protesta de los excluídos y acusando a los antologadores de parcialidad y preferencia.

A mediados de la década del 2000, una interesante polémica se dio en el mundo literario, entre la llamada «literatura andina» y la «literatura limeña». Acusaba la primera a la segunda de excluyente y argollera, cerrándole el paso al desarrollo de las obras que representaban la verdadera interculturalidad del país; respondía la otra que había en la primera una enorme falta de calidad y que, en últimas cuentas, ¿a cuántos metros de altitud comenzaba lo andino? (así lo expresó el gran editor Germán Coronado, director de PEISA), ¿no es Lima también los Andes?

Zeín Zorrilla

Entre los autores contemporáneos leeremos «Inundaciones», de Zeín Zorrilla. Autor Huancavelicano, nacido en 1951, Zorrilla es uno de los maestros en la traducción literaria de la nueva conflictividad social del Perú: la sociedad posterior a la violencia, la de las mezclas y mestizajes, la de los migrantes en las ciudad, la de una cultura popular nueva e incomprensible para la aristocrática Lima.

Pepe Güich

De Pepe Güich leeremos «Stafford, Indiana». Aunque la obra de Güich es una de los mejores representantes de la nueva literatura fantástica peruana, este cuento de corte policial muestra más bien la posibilidad de salir de los confines nacionales en literatura. Su trama, ubicada en los Estados Unidos, nos trae al autor que rompe con sus fronteras y se acerca a otras realidades. Es muy recomendable su obra fantástica, por supuesto: los relatos de los libros El mascarón de proa y Los espectros nacionales, así como su novela El misterio de la Loma Amarilla, de la que habrá pronto secuela.

Rocío Silva Santisteban

En la obra de Rocío Silva Santisteban asistimos a una literatura fuerte, dura, cruda, amenazante, que ayuda también a romper prejuicios en torno de la literatura femenina. El acercamiento de Silva Santisteban a los márgenes de la sociedad, a la indigencia y la violencia de las calles, no tiene igual entre sus compañeros de generación.

Por último, tendremos como lecturas opcionales un cuento de Iván Thays, uno de los más internacionalmente reconocidos escritores de esa generación, que, por desgracia, ha ganado notoriedad reciente por temas que nada tienen que ver con su obra, ni con la incansable labor de difusión de laliteratura peruana que ha desarrollado en TV, prensa e internet durante los últimos años, y un cuento de Guillermo Niño de Guzmán, un cuentista «puro», dedicado de lleno a este género (como Ribeyro), que aborda en «Las primeras luces» el escabroso tema de la guerra y la muerte que esta acarrea.

Las lecturas:

Opcional:

Semana 4: Ciencia ficción

Mis primeros robots aparecieron en 1939 y he tenido que vivir más de cuarenta años para descubrir que fui profeta.
Isaac Asimov

Lo que conocemos como ciencia ficción o ficción científica representa un subgénero literario mucho más amplio que, por ejemplo, «fantasy», «terror» o «literatura policiaca», y si bien se trata de un tipo de literatura característico del siglo XX, sus orígenes pueden remontarse lejos en el pasado. La monstruosa creación del Dr. Frankenstein en la obra de Mary Shelley, a principios del siglo XIX es ya ciencia ficción, aunque las referencias literarias sobre viajes a la luna o al futuro aparecen aun antes.

Suele reconocerse, además de a Shelley, a Julio Verne (con sus viajes a la luna o la exploración submarina a bordo del fabuloso Nautilus) y a H. G. Wells (La guerra de los mundos) como precursores del género. La característica más importante que suele definirlo es el uso de los conocimientos producidos por la ciencia para la creación de obras literarias que pueden ser futuristas, terroríficas, fantásticas, etc., en las que el uso del discurso y la lógica científicas apuntalan la verosimilitud de las historias. Sin embargo, fue en la década de 1920 cuando el término se acuñó definitivamente y comenzó su crecimiento exponencial hasta nuestros días, y todo indica que seguirá creciendo.

Pronto, la ciencia ficción se convirtió también en género favorito de dos de los medios de comunicación más importantes del siglo XX: el cine y el cómic. En todas sus formas, este género busca poner la ciencia al servicio de la imaginación, y en muchos casos, las obras de ficción científica llegan a convertirse en verdaderas profecías de lo que con el tiempo se consigue a través del desarrollo de las ciencias.


Isaac Asimov (1920-1992)

Isaac Asimov

Uno de los más prolíficos y reconocidos autores de ciencia ficción fue el estadounidense Isaac Asimov. Nacido en la Rusia soviética, a los tres años de edad su familia se traslada a Nueva York, donde creció. Aunque estudió bioquímica y química, llegando incluso al doctorado, no se desarrolló plenamente en el campo científico. Optó por la escritura, de la que pronto pudo vivir. Y escribió prolíficamente: más de 500 libros publicados, sin contar artículos, cartas y otros textos, abarcando fundamentalmente la ficción científica, pero destacando también en la divulgación de la ciencia y la historia.

La saga Fundación, formada por tres novelas centrales y aumentada por numerosos libros, es una de sus obras más importantes. En su parte central, la trama se ubica muy lejos en el futuro y ha sido calificada como una «historia del futuro» por la solidez de sus planteamientos psicosociales, además de la construcción de un universo tecnológico complejo. Los robots juegan, en su obra un papel fundamental. Fue él mismo quien acuñó la palabra «robótica» con la que hoy se describe un amplio conjunto de conocimientos relacionados con el desarrollo de la inteligencia artifical. Y destaca, dentro de esta temática, su postulación de las «tres leyes de la robótica», que es tenida en cuenta por quienes trabajn en torno de esta área de desarrollo científico. El mismo Asimov se mostraba orgulloso de haber predicho en sus obras de ficción escritas a mediados del siglo XX, muchos de los avances científicos que vería concretarse a finales del mismo siglo.

De Asimov, leamos el relato «Sueños de robot», en el que se plantean claramente estas tres leyes y de cuya trama han surgido numerosas películas y novelas posteriores, entre las que destacan «Yo robot» (basada en los relatos del libro de Asimov del mismo título) y «El hombre bicentenario».


Stanislaw Lem (1921-2006)

Stanislaw LemSi bien la ciencia ficción ha sido dominada por escritores de habla inglesa (Asimov, Bradbury, Huxley, Clark, Dick, etc.), el polaco Lem es un representante muy especial del género, principalmente por su uso de la sátira y la reflexión filosófica sobre los temas del futurismo, los viajes espaciales y los viajes en el tiempo, entre otros. Muchas de sus obras han sido también llevadas al cine (como Solaris). Estudió medicina, aunque no pudo terminar, en parte por la segunda guerra mundial (en la que se salvó, casi por suerte, de morir a manos de los nazis), en parte por ser un disidente (aunque socialista) bajo el régimen soviético. Así, optó también por la literatura, y no le fue fácil: uno de sus temas preferidos, la cibernética, le fue duramente censurado por el poder soviético al considerarlo afin a los valores de la «burguesía capitalista».

Lem se divirtió mucho realizando ficción a través de la problematización de paradojas del conocimiento científico. Como ejemplo están los viajes de su genial personaje Ijon Tichy, un viajero espacial, protagonista de una serie de locos relatos, los Diarios de las estrellas. Leamos el primer relato, «Viaje séptimo», donde el viajero se enreda en una especie de bucle temporal producido por una nube gravitacional y tiene experiencias bastante alocadas, permitiéndonos asistir al humor con que este extraordinario autor aborda el género.

Ray Bradbury (1920)

Este escritor estadounidense se formó autodidácticamente y ha abordado mucho más que la ciencia ficción a lo largo de su obra. Sin embargo, una de sus novelas causó tanto impacto que llevó a que se le considerara como uno de los más importantes autores del género: Farenheit 451. En esta novela, Bradbury describe un futuro dominado por un poder totalitario en el que han sido prohibidos los libros, y narra el proceso de conversión de un «bombero», cuyo trabajo consiste en descubrir libros clandestinos para incinerarlos (el papel arde a 451°F; de ahí el título del libro), que es conquistado por la literatura.

En cuanto a sus relatos, son muy famosas las Crónicas marcianas. Para conocer un poco su obra, leamos también uno de esos cuentos, «Encuentro nocturno», y veamos una adaptación al cómic: Daniel Torres – Encuentro nocturno (cómic) [ojo, es una descarga de 8 Mb].


Ciencia ficción en el Perú

La ciencia ficción se ha ido extendiendo ampliamente por el mundo y el Perú no es una excepción, aunque aún no se consiga suficiente difusión de las creaciones de autores peruanos, fundamentalmente novelas. Un estupendo cuento de ciencia ficción es el de Daniel Salvo, «El primer peruano en el espacio», que ya ha sido traducido y publicado en inglés en una antología que reúne ciencia ficción de todo el mundo: The Apex Book of World SF. Lo añadimos a nuestro blog como lectura opcional para esta semana.

Para las lecturas (obligatorias):

Lecturas opcionales:

Semana 3: ¡Terror!

Edgar Allan Poe de terror

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe no solo fue un extraordinario poeta romántico y creador de uno de los personajes más interesantes de la literatura policiaca, como es Auguste Dupin. Fundamentalmente (y esta es quizás la razón más significativa de su fama y su permanente actualidad) fue un autor de cuentos de miedo; podríamos decir que se encuentra entre los fundadores del género terrorífico, cuyo desarrollo se ha hecho cada vez más intenso durante los últimos años.

La narrativa oscura, gótica, de Poe, ha trascendido el tiempo y el espacio. Traducido a todos los idiomas imaginables y reeditado constantemente, Poe sigue llenando nuestra imaginación de temores. Hay en su obra fantasmas y espantos, toda una vida espectral dispuesta a estremecernos a los largo de las líneas de sus estupendos cuentos. Un ejemplo muy importante de esta tendencia es el fabuloso cuento largo «La caída de la casa de Usher», que ha inspirado películas, obras de teatro y hasta música. Pero hay también otra serie de cuentos en los que lo espectral no tiene lugar sino que se concentra en los miedos del individuo, en las jugarretas que puede hacernos nuestra propia imaginación si no se encuentra en la mejor de las posiciones.

Es el caso de «El pozo y el péndulo», el cuento que leeremos esta semana, en el que Poe revive uno de los pasajes más oscuros de la historia del cristianismo: la Inquisición, mediante la puesta en escena de espantosos tormentos, y la experiencia que de ellos tiene el personaje condenado por crímenes de fe. Cabe resaltar que, aunque circulan numerosas traducciones al castellano de este y otros cuentos de Poe, la traducción que leeremos es la de Julio Cortázar, inmejorable, que suma a la maestría del autor, la de un traductor que representa la mejor cuentística en nuestro idioma.

El oscuro mundo de Lovecraft

H. P. Lovecraft

H. P. Lovecraft

Por su parte, en Howard Phillips Lovecraft tenemos a un fundador de todo un subgénero y una literatura de culto. Lovecraft fue un escritor prodigio: escribió su primer relato de terror a los quince años de edad, y, aunque dedicaría su juventud a la poesía, desarrollaría más adelante toda una especie de amenaza latente en los mares, monstruosa, terrible, alrededor de la cual crecería la leyenda de «Los mitos de Ctulhu», de los cuales, probablemente, la mejor historia es «La sombra sobre Insmouth».

Desarrollados casi siempre en el frío y húmedo paisaje de la costa noratlántica de los Estados Unidos (Rhode Island, Maine), los sencillos pueblos de pescadores sobreviven a la amenaza de una especie monstruosa que viene de las profundidades y se confunde con nosotros en un oscuro afán de conquista.

De esta tendencia en la obra de Lovecraft leamos «Dagón», una de las historias fundacionales de la estirpe de Ctulhu.

Lo kafkiano

Franz Kafka

Franz Kafka

Al revisar el contenido de nuestro curso, saltan a la vista grandes ausencias; es muy difícil abarcar en tan poco tiempo la diversidad y cantidad de autores que han destacado en el relato breve. Sin embargo, entre estas ausencias había una imperdonable que trataremos de resolver en este capítulo: Franz Kafka.

Este extraordinario escritor checo de lengua alemana ha dejado una fuerte impronta en el mundo. No en vano decimos de algo que «es kafkiano» si se presenta como absurdo, como real pero imposible. Uno de sus cuentos, «La metamorfosis» ha pasado a la posteridad como ejemplo de lo absurdo y al mismo tiempo como símbolo de una modernidad llena de contradicciones. En ese cuento, el personaje principal, Gregorio Samsa, despierta un día convertido en un escarabajo, y este hecho desata un cuento que desarrolla hasta sus últimas consecuencias tal situación absurda.

Así, Kafka también abordó lo sobrenatural, como podremos ver en el cuento «Un médico rural», que, aunque no puede clasificarse propiamente como terror, tiene elementos que lo recuerdan, como los extraños caballos que llevan al personaje a su angustiante aventura.

¡Feliz terrorífica lectura!

Para las lecturas:

Semana 2: cuento policiaco

1. Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

“Elemental, mi querido Watson”; una de las más famosas frases de la literatura, con la que el suspicaz detective Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo y fiel compañero los pormenores de algún crimen o misterio que, aunque se ocultaba para todos los demás, era evidente para él. La figura de Sherlock Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, tal como lo usa la metodología de la ciencia, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles, surgidos de la imaginación del autor.

Holmes está detrás de todo un género literario: la literatura policiaca, que no solamente se ha convertido en uno de los géneros más leídos de la historia, sino que ha dado al cine una de sus temáticas más productivas, el thriller. El hecho de que protagonizara tantas aventuras es una prefiguración de todas las series de televisión con tema policial, que poco a poco han ido acercándose cada vez más a la aplicación del método científico en la investigación forense. No es demasiado arriesgado pensar que la propia actividad policial se ha visto beneficiada por las ideas de la literatura, especialmente la de este genio fundador del género cuya fama incluso ha opacado a su propio autor.

Seleccionar un relato de Conan Doyle entre las numerosas aventuras de Sherlock Holmes es tarea muy difícil. Además de novelas tan famosas como El sabueso de los Baskerville, Conan Doyle escribió relatos cortos (y no tan cortos), que se publicaban en medios periodísticos, y fueron agrupados después en los volúmenes Las aventuras de Sherlock HolmesLas memorias de Sherlock Holmes yEl regreso de Sherlock Holmes. Del primero de estos libros, leamos “El carbunclo azul”, en el que pueden verse con claridad las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.

2. Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

A Edgar Allan Poe (1809-1849) lo conocemos como fundador de la literatura de horror o terror, y lo es. Sus relatos de miedo siguen siendo apasionantes y no ha sido fácil para escritores posteriores superar su ingenio y su imaginación. Pero Poe fue también un extraordinario poeta, y además el primero en establecer una teoría sobre cómo debe escribirse un buen relato, destacando sus características, tal como las describimos en el post anterior.

Pero en su obra se ha creado también, y con anterioridad respecto a Sherlock Holmes y otros detectives famosos de la literatura, un detective sensacional, aunque en este caso no realizaba su actividad como oficio o profesión, sino como simple afición: C. Auguste Dupin, dueño de una capacidad analítica y observadora sin igual en la historia de la literatura y el cine. Los cuentos policiacos de Poe, aunque se alejan de su literatura de terror, que está encuadrada en el romanticismo “oscuro”, son pioneros de este género tan popular. Leamos “Los crímenes de la calle Morgue”, y pongamos especial atención en la forma en que Dupin parece capaz de leernos el pensamiento.

La estructura del relato es similar a los ejemplos de Conan Doyle, en el aspecto de que el autor utiliza una figura de comparsa, es decir, la trama está narrada por uno de los personajes, que es testigo del proceder del detective, como Watson cuando narra las aventuras de Holmes. Esto es significativo si lo comparamos con los cuentos naturalistas que hemos leído de Maupassant y Chejov, pues en ellos la historia nos la contaba un narrador omnisciente, que conoce todos sus aspectos, permitiéndonos prevenir los acontecimientos, mientras que en los relatos detectivescos de Poe y Conan Doyle, iremos descubriendo el misterio paso a paso junto con el investigador. La estrategia del autor de este tipo de relato es mucho más planificada: el autor conoce todos los elementos del caso, pero nos los administrará en función de la creación de una “tensión dramática” que ayude a mantenernos en el borde de la silla durante la lectura.

3. Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, casi tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra. Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que bien podría ser policial por su argumento: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples. Lo incluimos en esta semana solo para no perdernos las letras de este autor-aventurero fundamental en la literatura del siglo XX, digno sucesor de Edgar Poe.

Para las lecturas: