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Semana 2. El cuento policial

1. Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

“Elemental, mi querido Watson”; una de las más famosas frases de la literatura, con la que Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo los pormenores de algún misterio que, aunque se ocultaba para todos los demás, era evidente para él. La figura de Sherlock Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, Escocia, 1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, tal como lo usa la metodología de la ciencia, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles, surgidos de la imaginación del autor.

Sherlock Holmes es la base de todo un campo literario: la literatura policiaca, que no solamente se ha convertido en uno de los géneros más leídos de la historia, sino que ha dado al cine una de sus temáticas más productivas, el thriller. El hecho de que Holmes protagonizara tantas aventuras es casi una premonición de la estructura de las series de televisión policiales, que han ido acercándose cada vez más a la aplicación del método científico en la investigación forense.

Seleccionar un relato de Conan Doyle entre las numerosas aventuras de Sherlock Holmes es tarea muy difícil. Además de novelas tan famosas como El sabueso de los Baskerville, Conan Doyle escribió relatos cortos (y no tan cortos), que se publicaban en medios periodísticos, y fueron agrupados después en los volúmenes Las aventuras de Sherlock HolmesLas memorias de Sherlock Holmes y El regreso de Sherlock Holmes. Del primero de estos libros, leamos “El carbunclo azul”, en el que pueden verse con claridad las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.

2. Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

A Edgar Allan Poe (Boston, EUA, 1809-1849) lo conocemos como fundador de la literatura de horror o terror, y lo es. Sus relatos de miedo siguen siendo apasionantes y no ha sido fácil para escritores posteriores superar su ingenio y su tórrida imaginación. Pero Poe fue también un extraordinario poeta y ensayista y, además, el primero en establecer una teoría sobre cómo debe escribirse un buen relato.

Pero en su obra se ha creado también, y con anterioridad respecto a Sherlock Holmes y otros detectives famosos de la literatura, un detective sensacional, aunque en este caso no realizaba su actividad como oficio o profesión, sino como simple afición: C. Auguste Dupin, dueño de una capacidad analítica y observadora sin igual en la historia de la literatura y el cine. Esto ha servido de pretexto al director James McTeigue, que en 2012 estrenó su película El cuervo, en la que John Cusack interpreta a un atormentado Poe que ayuda a la policía a resolver crímenes que parecen estar basados en sus cuentos. Los cuentos detectivescos de Poe, aunque se alejan de su literatura de terror, que está encuadrada en el romanticismo “oscuro”, son pioneros de este género tan popular. Leamos “Los crímenes de la calle Morgue”, y pongamos especial atención en la forma en que Dupin parece capaz de leernos el pensamiento.

La estructura del relato es similar a los ejemplos de Doyle, en cuanto a que el autor utiliza una figura de comparsa, es decir, la trama está narrada por uno de los personajes, que es testigo del proceder del detective, como Watson cuando narra las aventuras de Holmes. Esto es significativo si lo comparamos con los cuentos naturalistas que hemos leído de Maupassant y Chejov, pues en ellos la historia nos la contaba un narrador omnisciente, que conoce todos sus aspectos, permitiéndonos prevenir los acontecimientos. En los relatos de Poe y Doyle iremos descubriendo el misterio paso a paso junto con el investigador. La estrategia del autor de este tipo de relato es mucho más planificada: el autor conoce todos los elementos del caso, pero los administrará en función de la creación de una “tensión dramática” que ayude a mantenernos en el borde de la silla durante la lectura.

3. Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

(Illinois, EUA, 1899-1961) En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, casi tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra). Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que prefigura el relato policial contemporáneo por su argumento: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples.

Para las lecturas:

 

Semana 1. Cuentos clásicos policiales y de horror

Normalmente iniciamos el taller con la lectura de cuentos naturalistas del siglo XIX (de autores como Maupassant y Chejov), que nos dan una buena introducción al género breve. Sin embargo, dado que el ciclo de verano es más breve, empezamos directamente con los grandes maestros del cuento moderno en dos de sus géneros más representativos: el policial y el horror.

Cuento policial
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Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

“Elemental, mi querido Watson”; una de las más famosas frases de la literatura, con la que Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo los pormenores de algún misterio que, aunque se ocultaba para todos los demás, era evidente para él. La figura de Sherlock Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, Escocia, 1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, tal como lo usa la metodología de la ciencia, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles, surgidos de la imaginación del autor.

Sherlock Holmes está en la base de la literatura policiaca, uno de los géneros más leídos que, además, ha dado al cine una de sus temáticas más productivas, el thriller. Seleccionar uno de los relatos protagonizados por Sherlock Holmes es muy difícil. Conan Doyle escribió relatos cortos (y no tan cortos) que se publicaban en medios periodísticos y fueron agrupados después en los volúmenes Las aventuras de Sherlock HolmesLas memorias de Sherlock Holmes y El regreso de Sherlock Holmes. Del primero de estos libros, leamos “El carbunclo azul”, en el que pueden verse con claridad las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.

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Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

(Illinois, EUA, 1899-1961) En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, casi tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra). Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que prefigura el relato policial contemporáneo por su argumento: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples. Lo incluimos en esta semana solo para no perdernos las letras de este autor-aventurero fundamental en la literatura del siglo XX.

¡Terror!

La literatura de horror es la fuente de un género desarrollado en el cine incansablemente desde hace casi cien años (con Nosferatu, por ejemplo, cine mudo alemán de 1922). Pero hay una diferencia importante entre la literatura clásica de horror y el cine y la literatura de terror de nuestro tiempo: hoy en día, acudimos más al «efecto», a la provocación del susto, el espanto espontáneo que nos haga temblar en la butaca. La literatura de terror, de una forma más pausada pero mucho más profunda, nos llevará a la vivencia del miedo como pasión básica pero no caerá en ese efectismo del susto que reconocemos como terror. El lector contemporáneo, por tanto, puede llegar a sentir que los cuentos de Poe, Lovecraft y otros autores, parecen «no dar miedo». Hay que poner atención en el suspenso y en la descripción de los sentimientos de miedo de los personajes.

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Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe (Boston, 1809-1849) no solo fue un extraordinario poeta romántico y creador de uno de los personajes más interesantes de la literatura policiaca, como es Auguste Dupin. Quizás la razón más significativa de su enorme  fama, su interminable influencia y su permanente actualidad, es que se trata de un autor de cuentos de misterio y miedo; podríamos decir que se encuentra entre los fundadores del género terrorífico.

La narrativa oscura, gótica, de Poe, ha trascendido el tiempo y el espacio. Traducido a incontables idiomas y reeditado constantemente, Poe sigue llenando nuestra imaginación de temores. Hay en su obra suspenso, fantasmas y espantos, toda una vida espectral dispuesta a estremecernos a lo largo de las líneas de sus estupendos cuentos. Un ejemplo muy importante de esta tendencia es el fabuloso cuento largo «La caída de la casa de Usher», que ha inspirado películas, obras de teatro y hasta música (por ejemplo, la suite de rock progresivo de The Alan Parsons Project). Pero hay también otra serie de cuentos en los que lo espectral no tiene lugar sino que se concentra en los miedos del individuo, en las jugarretas que puede hacernos nuestra propia imaginación si no se encuentra en la mejor de las posiciones.

Es el caso de «El corazón delator» el cuento que leeremos esta semana, en el que Poe explora la conciencia y las formas en que ella aflora para traicionarnos cuando no se encuentra «limpia». Cabe resaltar que, aunque circulan numerosas traducciones al castellano de los cuentos de Poe, la traducción que leeremos de «El corazón delator» es la de Julio Cortázar, inmejorable, que suma a la maestría del autor, la de un escritor que representa la mejor cuentística en nuestro idioma.

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H. P. Lovecraft

H. P. Lovecraft

Por su parte, en Howard Phillips Lovecraft (Providence, EUA, 1890-1937) tenemos a un fundador de todo un subgénero y una literatura de culto. Lovecraft fue un escritor prodigio: escribió su primer relato de terror a los quince años de edad, y, aunque dedicaría su juventud a la poesía, desarrollaría más adelante toda una especie de amenaza latente en los mares, monstruosa, terrible, alrededor de la cual crecería la leyenda de «Los mitos de Ctulhu», de los cuales, probablemente, la historia más representativa es «La sombra sobre Insmouth» (que se puede descargar en PDF de aquí). Desarrollados casi siempre en el frío y húmedo paisaje de la costa noratlántica de los Estados Unidos (Rhode Island, Maine), los sencillos pueblos de pescadores sobreviven a la amenaza de una especie monstruosa que viene de las profundidades y se confunde con nosotros en un oscuro afán de conquista.

Una de las series de cuentos más conocidas de Lovecraft es la llamada «onírica», que personifica Randolph Carter, un filósofo-investigador enfrentado a extraños poderes como en «La declaración de Randolph Carter», el cuento que leeremos esta semana.

Lecturas:

 

Semana 2: cuento policiaco

1. Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

“Elemental, mi querido Watson”; una de las más famosas frases de la literatura, con la que Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo los pormenores de algún misterio que, aunque se ocultaba para todos los demás, era evidente para él. La figura de Sherlock Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, Escocia, 1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, tal como lo usa la metodología de la ciencia, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles, surgidos de la imaginación del autor.

Sherlock Holmes es la base de todo un campo literario: la literatura policiaca, que no solamente se ha convertido en uno de los géneros más leídos de la historia, sino que ha dado al cine una de sus temáticas más productivas, el thriller. El hecho de que Holmes protagonizara tantas aventuras es casi una premonición de la estructura de las series de televisión policiales, que han ido acercándose cada vez más a la aplicación del método científico en la investigación forense.

Seleccionar un relato de Conan Doyle entre las numerosas aventuras de Sherlock Holmes es tarea muy difícil. Además de novelas tan famosas como El sabueso de los Baskerville, Conan Doyle escribió relatos cortos (y no tan cortos), que se publicaban en medios periodísticos, y fueron agrupados después en los volúmenes Las aventuras de Sherlock HolmesLas memorias de Sherlock Holmes y El regreso de Sherlock Holmes. Del primero de estos libros, leamos “El carbunclo azul”, en el que pueden verse con claridad las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.

2. Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

A Edgar Allan Poe (Boston, EUA, 1809-1849) lo conocemos como fundador de la literatura de horror o terror, y lo es. Sus relatos de miedo siguen siendo apasionantes y no ha sido fácil para escritores posteriores superar su ingenio y su tórrida imaginación. Pero Poe fue también un extraordinario poeta y ensayista y, además, el primero en establecer una teoría sobre cómo debe escribirse un buen relato.

Pero en su obra se ha creado también, y con anterioridad respecto a Sherlock Holmes y otros detectives famosos de la literatura, un detective sensacional, aunque en este caso no realizaba su actividad como oficio o profesión, sino como simple afición: C. Auguste Dupin, dueño de una capacidad analítica y observadora sin igual en la historia de la literatura y el cine. Esto ha servido de pretexto al director James McTeigue, que en 2012 estrenó su película El cuervo, en la que John Cusack interpreta a un atormentado Poe que ayuda a la policía a resolver crímenes que parecen estar basados en sus cuentos. Los cuentos detectivescos de Poe, aunque se alejan de su literatura de terror, que está encuadrada en el romanticismo “oscuro”, son pioneros de este género tan popular. Leamos “Los crímenes de la calle Morgue”, y pongamos especial atención en la forma en que Dupin parece capaz de leernos el pensamiento.

La estructura del relato es similar a los ejemplos de Doyle, en cuanto a que el autor utiliza una figura de comparsa, es decir, la trama está narrada por uno de los personajes, que es testigo del proceder del detective, como Watson cuando narra las aventuras de Holmes. Esto es significativo si lo comparamos con los cuentos naturalistas que hemos leído de Maupassant y Chejov, pues en ellos la historia nos la contaba un narrador omnisciente, que conoce todos sus aspectos, permitiéndonos prevenir los acontecimientos. En los relatos de Poe y Doyle iremos descubriendo el misterio paso a paso junto con el investigador. La estrategia del autor de este tipo de relato es mucho más planificada: el autor conoce todos los elementos del caso, pero los administrará en función de la creación de una “tensión dramática” que ayude a mantenernos en el borde de la silla durante la lectura.

3. Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

(Illinois, EUA, 1899-1961) En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, casi tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra). Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que prefigura el relato policial contemporáneo por su argumento: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples. Lo incluimos en esta semana solo para no perdernos las letras de este autor-aventurero fundamental en la literatura del siglo XX, digno sucesor de Edgar Poe.

Para las lecturas:

 

Semana 2: cuento policiaco

1. Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

“Elemental, mi querido Watson”; una de las más famosas frases de la literatura, con la que Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo los pormenores de algún misterio que, aunque se ocultaba para todos los demás, era evidente para él. La figura de Sherlock Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, Escocia, 1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, tal como lo usa la metodología de la ciencia, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles, surgidos de la imaginación del autor.

Sherlock Holmes es la base de todo un campo literario: la literatura policiaca, que no solamente se ha convertido en uno de los géneros más leídos historia, sino que ha dado al cine una de sus temáticas más productivas, el thriller. El hecho de que Holmes protagonizara tantas aventuras es casi una premonición de la estructura de las series de televisión policiales, que han ido acercándose cada vez más a la aplicación del método científico en la investigación forense.

Seleccionar un relato de Conan Doyle entre las numerosas aventuras de Sherlock Holmes es tarea muy difícil. Además de novelas tan famosas como El sabueso de los Baskerville, Conan Doyle escribió relatos cortos (y no tan cortos), que se publicaban en medios periodísticos, y fueron agrupados después en los volúmenes Las aventuras de Sherlock HolmesLas memorias de Sherlock Holmes y El regreso de Sherlock Holmes. Del primero de estos libros, leamos “El carbunclo azul”, en el que pueden verse con claridad las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.

2. Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

A Edgar Allan Poe (Boston, EUA, 1809-1849) lo conocemos como fundador de la literatura de horror o terror, y lo es. Sus relatos de miedo siguen siendo apasionantes y no ha sido fácil para escritores posteriores superar su ingenio y su tórrida imaginación. Pero Poe fue también un extraordinario poeta y, además, el primero en establecer una teoría sobre cómo debe escribirse un buen relato, destacando sus características, tal como las describimos en el post anterior.

Pero en su obra se ha creado también, y con anterioridad respecto a Sherlock Holmes y otros detectives famosos de la literatura, un detective sensacional, aunque en este caso no realizaba su actividad como oficio o profesión, sino como simple afición: C. Auguste Dupin, dueño de una capacidad analítica y observadora sin igual en la historia de la literatura y el cine. Esto ha servido de pretexto al director James McTeigue, que en 2012 estrenó su película El cuervo, en la que John Cusack interpreta a un atormentado Poe que ayuda a la policía a resolver crímenes que parecen estar basados en sus cuentos. Los cuentos policiacos de Poe, aunque se alejan de su literatura de terror, que está encuadrada en el romanticismo “oscuro”, son pioneros de este género tan popular. Leamos “Los crímenes de la calle Morgue”, y pongamos especial atención en la forma en que Dupin parece capaz de leernos el pensamiento.

La estructura del relato es similar a los ejemplos de Conan Doyle, en el aspecto de que el autor utiliza una figura de comparsa, es decir, la trama está narrada por uno de los personajes, que es testigo del proceder del detective, como Watson cuando narra las aventuras de Holmes. Esto es significativo si lo comparamos con los cuentos naturalistas que hemos leído de Maupassant y Chejov, pues en ellos la historia nos la contaba un narrador omnisciente, que conoce todos sus aspectos, permitiéndonos prevenir los acontecimientos. En los relatos detectivescos de Poe y Conan Doyle, iremos descubriendo el misterio paso a paso junto con el investigador. La estrategia del autor de este tipo de relato es mucho más planificada: el autor conoce todos los elementos del caso, pero los administrará en función de la creación de una “tensión dramática” que ayude a mantenernos en el borde de la silla durante la lectura.

3. Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

(Illinois, EUA, 1899-1961) En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, casi tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra). Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que prefigura el relato policial contemporáneo por su argumento: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples. Lo incluimos en esta semana solo para no perdernos las letras de este autor-aventurero fundamental en la literatura del siglo XX, digno sucesor de Edgar Poe.

Para las lecturas:

 

Semana 7: cuentistas peruanos contemporáneos

El desarrollo de la literatura peruana contemporánea, apoyada sobre la extraordinaria obra que la precede, como quien mira el horizonte en hombros de gigantes, ha diversificado sus temáticas y contenidos, sus estilos y preocupaciones, a la par que crece el número de autores activos y se hacen cada vez más presentes tanto los autores de fuera de Lima como las autoras. Aunque sigue siendo un país centralista, y es Lima aún el destino donde aspira a triunfar un escritor, durante la última década se han multiplicado las editoriales independientes y las fundadas en otras ciudades y se organizan ferias literarias y libreras importantes en Trujillo, Huancayo, Arequipa e Iquitos, mostrando la vitalidad de una nueva literatura peruana.

Los temas de la literatura contemporánea en el Perú son tan diversos como en cualquier otra parte del mundo. Poco a poco se ha ido abriendo espacio la literatura fantástica y de ciencia ficción (como ya hemos visto con el autor Daniel Salvo en la semana dedicada a la ciencia ficción); los temas policiales ocupan un lugar importante y el horror y el fantasy se han hecho un lugar mientras se desarrollan los sectores libreros que apuntan a la promoción de la lectura (y a la ampliación del mercado) en niños y jóvenes a través de la literatura infantil y juvenil. Si bien la mujer ha estado siempre presente en la poesía peruana, hoy las narradoras irrumpen en un espacio tradicionalmente machista con estupendas novelas y relatos.

Los temas locales (andinos, amazónicos), herederos de la tradición indigenista abundan todavía, revivificados ante las nuevas dinámicas sociales, y se desarrollan a la par de los otros nuevos temas. Los autores nacidos en las décadas de 1950, 1960 y 1970 representan un universo amplio y diverso. Son muchos, pertenecientes a estas generaciones, los que han alcanzado notoriedad, y no han faltado antologías que traten de cubrir su presencia, siempre provocando la protesta de los excluídos y acusando a los antologadores de parcialidad y preferencia.

A mediados de la década del 2000, una interesante polémica se dio en el mundo literario, entre la llamada «literatura andina» y la «literatura limeña». Acusaba la primera a la segunda de excluyente y argollera, cerrándole el paso al desarrollo de las obras que representaban la verdadera interculturalidad del país; respondía la otra que había en la primera una enorme falta de calidad y que, en últimas cuentas, ¿a cuántos metros de altitud comenzaba lo andino? (así lo expresó el gran editor Germán Coronado, director de PEISA), ¿no es Lima también los Andes?

Zeín Zorrilla

Zeín Zorrilla

Entre los autores contemporáneos leeremos «Inundaciones», de Zeín Zorrilla. Autor Huancavelicano, nacido en 1951, Zorrilla es uno de los maestros en la traducción literaria de la nueva conflictividad social del Perú: la sociedad posterior a la violencia, la de las mezclas y mestizajes, la de los migrantes en las ciudades, la de una cultura popular nueva e incomprensible para la aristocrática Lima.

Pepe Güich

Pepe Güich

De Pepe Güich leeremos «Los días verdes». La obra de Güich es uno de los mejores representantes de la nueva literatura fantástica peruana, este cuento muestra la exacerbación de situaciones de la vida cotidiana para explotarlas hasta sus últimas consecuencias. Es muy recomendable su obra fantástica, por ejemplo, en los relatos de los libros El mascarón de proa y Los espectros nacionales, así como su novela fantástica-detectivesca El misterio de la Loma Amarilla. Una de las características de algunos de sus cuentos es la dotación de vida y personalidad a objetos que no deberían tenerla, para hacerlos actores de interesantes situaciones dramáticas.

Rocío Silva Santisteban

Rocío Silva Santisteban

En la obra de Rocío Silva Santisteban asistimos a una literatura fuerte, dura, cruda, amenazante, que ayuda también a romper prejuicios en torno de la literatura femenina. El acercamiento de Silva Santisteban a los márgenes de la sociedad, a la indigencia y la violencia de las calles, no tiene igual entre sus compañeros de generación.

Por último, tendremos como lecturas opcionales un cuento de Iván Thays, uno de los más internacionalmente reconocidos escritores de esa generación, que, por desgracia, ha ganado notoriedad reciente por temas que nada tienen que ver con su obra, ni con la incansable labor de difusión de la literatura peruana que ha desarrollado en TV, prensa e internet durante los últimos años. También un cuento de Guillermo Niño de Guzmán, un cuentista «puro», dedicado de lleno a este género (como Ribeyro), que aborda en «Las primeras luces» el escabroso tema de la guerra y la muerte que esta acarrea.

Las lecturas:

Opcionales: