Semana 5: El cuento en América Latina

Uno de los resultados del largo periodo colonial español en lo que hoy es América Latina, fue la tremenda expansión del castellano sobre regiones en las que se hablaban (y se hablan aún hoy) cientos de idiomas originarios. En cada uno de los países que se formaron con las guerras de independencia hace 200 años, nuestro idioma fue adquiriendo acentos y expresiones locales que recogían las tradiciones autóctonas dándole características especiales. Sin embargo, durante al menos los primeros 70 años de nuestra independencia, fuimos una especie de «hispanohablantes de segunda»; siempre vigilados por la ortodoxia europea que, a través del lenguaje, continuaba el colonialismo. Fue Ricardo Palma, en el Perú, uno de los primeros escritores que reivindicó nuestra forma de hablar español como legítima y paralela a la de la metropoli. Y a partir de entonces, de la época del modernismo, nuestras literaturas aprenderían a andar solas.

Sin embargo, no fue sino hasta mediados del siglo XX, con el famoso boom de la literatura latinoamericana, que alcanzaríamos pleno reconocimiento mundial. Hoy día representamos el segundo idioma más hablado del mundo, después del chino, y una de las literaturas más vigorosas del planeta. Con el de Mario Vargas Llosa, nuestro idioma suma seis premios Nobel de literatura entregados a latinoamericanos.

Julio Cortázar

Los escritores latinoamericanos que leeremos esta semana pertenecen a este boom y son, en gran medida, sus más importantes representantes: dueños de estilos cuentísticos que han sentado bases para el desarrollo del género en nuestro idioma. En primer lugar, el argentino Julio Cortázar (1914-1984), cuya obra abarcó ńo solo los géneros del cuento, la novela y la poesía, sino que fue más allá, innovando en cada uno de esos géneros. Su novela Rayuela es una obra experimental en la que el autor juega con los puntos de vista y rompe con la lectura lineal, presentándonos una obra que puede ser leída de diversas maneras, en desorden, enriqueciendo la experiencia de la lectura y logrando que el lector tenga un papel activo en ella. Es conocido también por la maestría en el desarrollo de las tramas de sus cuentos y por un manejo de los desenlaces que nos dejan siempre anonadados, por decir lo menos, como podremos comprobar con «La autopista del sur».

Gabriel García Márquez

Gabriel García Márquez, premio Nobel en 1982, fue capaz de crear un universo entero en su novela Cien años de soledad, la cual se ha mantenido desde su publicación como la más representativa de las obras literarias de nuestro continente. En su Macondo logró fraguar tanto la realidad como la magia del continente entero, llegando a consolidarse como la más importante obra de un estilo conocido como «realismo mágico», en el que hasta las cosas más cotidianas se revisten de un halo de misterio y fantasía que expresa la forma de ver el mundo surgida de nuestra fragua mestiza. Extraordinario cuentista, leeremos de él un relato muy breve en el que, en unos cuantos párrafos, es capaz de mostrarnos toda una historia de conflictos sociales y políticos.

Para reforzar nuestra visita a esta área de la cuentística latinoamericana, hemos incluído cuentos de dos autores fundamentales, anteriores al boom: Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1996), cuya obra constituye un portentoso universo de lo imposible, y Juan Rulfo (México, 1917-1986), en quien se resume de una forma extraordinaria el desarrollo de una narrativa que recoge la tragedia de la Revolución mexicana.

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