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Semana 3: misterio, horror, fantasía

La literatura de horror, misterio y fantasía es la fuente de lo que se ha desarrollado en el cine incansablemente durante las últimas décadas. Pero hay una diferencia importante entre la literatura clásica de horror y el cine y la literatura de terror de nuestro tiempo: hoy en día, acudimos más al «efecto», a la provocación del susto, el espanto espontáneo que nos haga temblar en la butaca. La vieja literatura de terror, de una forma más pausada pero mucho más profunda, nos llevará a la vivencia del miedo como pasión básica pero no caerá en ese efectismo del susto que reconocemos como terror. El lector contemporáneo, por tanto, puede llegar a sentir que los cuentos de Poe, Lovecraft y otros autores, parecen «no dar miedo». Hay que poner atención en el suspenso y en la descripción de los sentimientos de miedo de los personajes.

Edgar Allan Poe de terror

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe (Boston, 1809-1849) no solo fue un extraordinario poeta romántico y creador de uno de los personajes más interesantes de la literatura policiaca, como es Auguste Dupin. Quizás la razón más significativa de su enorme  fama, su interminable influencia y su permanente actualidad, es que se trata de un autor de cuentos de misterio y miedo; podríamos decir que se encuentra entre los fundadores del género terrorífico, cuyo desarrollo se ha hecho cada vez más intenso durante los últimos años.

La narrativa oscura, gótica, de Poe, ha trascendido el tiempo y el espacio. Traducido a todos los idiomas imaginables y reeditado constantemente, Poe sigue llenando nuestra imaginación de temores. Hay en su obra fantasmas y espantos, toda una vida espectral dispuesta a estremecernos a los largo de las líneas de sus estupendos cuentos. Un ejemplo muy importante de esta tendencia es el fabuloso cuento largo «La caída de la casa de Usher», que ha inspirado películas, obras de teatro y hasta música. Pero hay también otra serie de cuentos en los que lo espectral no tiene lugar sino que se concentra en los miedos del individuo, en las jugarretas que puede hacernos nuestra propia imaginación si no se encuentra en la mejor de las posiciones.

Es el caso de «El pozo y el péndulo», el cuento que leeremos esta semana, en el que Poe revive uno de los pasajes más oscuros de la historia del cristianismo: la Inquisición, mediante la puesta en escena de espantosos tormentos, y la experiencia que de ellos tiene el personaje condenado por crímenes de fe. Cabe resaltar que, aunque circulan numerosas traducciones al castellano de este y otros cuentos de Poe, la traducción que leeremos es la de Julio Cortázar, inmejorable, que suma a la maestría del autor, la de un traductor que representa la mejor cuentística en nuestro idioma.

El oscuro mundo de Lovecraft

H. P. Lovecraft

Por su parte, en Howard Phillips Lovecraft (Providence, EUA, 1890-1937) tenemos a un fundador de todo un subgénero y una literatura de culto. Lovecraft fue un escritor prodigio: escribió su primer relato de terror a los quince años de edad, y, aunque dedicaría su juventud a la poesía, desarrollaría más adelante toda una especie de amenaza latente en los mares, monstruosa, terrible, alrededor de la cual crecería la leyenda de «Los mitos de Ctulhu», de los cuales, probablemente, la historia más representativa es «La sombra sobre Insmouth».

Desarrollados casi siempre en el frío y húmedo paisaje de la costa noratlántica de los Estados Unidos (Rhode Island, Maine), los sencillos pueblos de pescadores sobreviven a la amenaza de una especie monstruosa que viene de las profundidades y se confunde con nosotros en un oscuro afán de conquista.

De esta tendencia en la obra de Lovecraft leamos «Dagón», una de las historias fundacionales de la estirpe de Ctulhu.

Lo kafkiano

Franz Kafka

Franz Kafka

Franz Kafka, (Praga, 1883-1924), extraordinario escritor checo de lengua alemana, ha dejado una fuerte marca en el mundo literario y más allá de él. No en vano decimos de algo que «es kafkiano» si se presenta como absurdo, como real pero imposible. Uno de sus cuentos, «La metamorfosis» ha pasado a la posteridad como ejemplo de lo absurdo y al mismo tiempo como símbolo de una modernidad llena de contradicciones. En ese cuento, el personaje principal, Gregorio Samsa, despierta un día convertido en un escarabajo, y este hecho desata una historia que desarrolla hasta sus últimas consecuencias tal situación absurda.

Kafka también abordó lo sobrenatural, como podremos ver en el cuento «Un médico rural», que, aunque no puede clasificarse propiamente como terror, tiene elementos que lo recuerdan, como los extraños caballos que llevan al personaje a su angustiante aventura. Una interesante versión animada de esta historia puede verse aquí: parte 1 y parte 2.

Para las lecturas:

Semana 2: cuento policiaco

1. Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

“Elemental, mi querido Watson”; una de las más famosas frases de la literatura, con la que el suspicaz detective Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo y fiel compañero los pormenores de algún crimen o misterio que, aunque se ocultaba para todos los demás, era evidente para él. La figura de Sherlock Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, Escocia, 1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, tal como lo usa la metodología de la ciencia, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles, surgidos de la imaginación del autor.

Holmes está detrás de todo un género literario: la literatura policiaca, que no solamente se ha convertido en uno de los géneros más leídos de la historia, sino que ha dado al cine una de sus temáticas más productivas, el thriller. El hecho de que protagonizara tantas aventuras es una prefiguración de todas las series de televisión con tema policial, que han ido acercándose cada vez más a la aplicación del método científico en la investigación forense. No es demasiado arriesgado pensar que la propia actividad policial se ha visto beneficiada por las ideas de la literatura, especialmente la de este genio fundador del género cuya fama incluso ha opacado a su propio autor.

Seleccionar un relato de Conan Doyle entre las numerosas aventuras de Sherlock Holmes es tarea muy difícil. Además de novelas tan famosas como El sabueso de los Baskerville, Conan Doyle escribió relatos cortos (y no tan cortos), que se publicaban en medios periodísticos, y fueron agrupados después en los volúmenes Las aventuras de Sherlock HolmesLas memorias de Sherlock Holmes yEl regreso de Sherlock Holmes. Del primero de estos libros, leamos “El carbunclo azul”, en el que pueden verse con claridad las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.

2. Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

A Edgar Allan Poe (Boston, EUA, 1809-1849) lo conocemos como fundador de la literatura de horror o terror, y lo es. Sus relatos de miedo siguen siendo apasionantes y no ha sido fácil para escritores posteriores superar su ingenio y su tórrida imaginación. Pero Poe fue también un extraordinario poeta y, además, el primero en establecer una teoría sobre cómo debe escribirse un buen relato, destacando sus características, tal como las describimos en el post anterior.

Pero en su obra se ha creado también, y con anterioridad respecto a Sherlock Holmes y otros detectives famosos de la literatura, un detective sensacional, aunque en este caso no realizaba su actividad como oficio o profesión, sino como simple afición: C. Auguste Dupin, dueño de una capacidad analítica y observadora sin igual en la historia de la literatura y el cine. Esto ha servido de pretexto al director James McTeigue, que en 2012 estrenó su película El cuervo, en la que John Cusack interpreta a un atormentado Poe que ayuda a la policía a resolver crímenes que parecen estar basados en sus cuentos. Los cuentos policiacos de Poe, aunque se alejan de su literatura de terror, que está encuadrada en el romanticismo “oscuro”, son pioneros de este género tan popular. Leamos “Los crímenes de la calle Morgue”, y pongamos especial atención en la forma en que Dupin parece capaz de leernos el pensamiento.

La estructura del relato es similar a los ejemplos de Conan Doyle, en el aspecto de que el autor utiliza una figura de comparsa, es decir, la trama está narrada por uno de los personajes, que es testigo del proceder del detective, como Watson cuando narra las aventuras de Holmes. Esto es significativo si lo comparamos con los cuentos naturalistas que hemos leído de Maupassant y Chejov, pues en ellos la historia nos la contaba un narrador omnisciente, que conoce todos sus aspectos, permitiéndonos prevenir los acontecimientos. En los relatos detectivescos de Poe y Conan Doyle, iremos descubriendo el misterio paso a paso junto con el investigador. La estrategia del autor de este tipo de relato es mucho más planificada: el autor conoce todos los elementos del caso, pero nos los administrará en función de la creación de una “tensión dramática” que ayude a mantenernos en el borde de la silla durante la lectura.

3. Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

(Illinois, EUA, 1899-1961) En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, casi tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra). Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que prefigura el relato policial contemporáneo por su argumento: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples. Lo incluimos en esta semana solo para no perdernos las letras de este autor-aventurero fundamental en la literatura del siglo XX, digno sucesor de Edgar Poe.

Para las lecturas:

 

Bienvenida: ciclo de verano de 2013

Esta es la tercera edición del taller En las nubes de la ficción, el club virtual de lectura de la Oficina de Formación Universitaria de la Universidad del Pacífico, para el ciclo de verano de 2013.

El título del blog surge de la dinámica de participación que se desarrollará en el taller: aprovechamos las herramientas digitales y la información disponible para los lectores en las llamadas “nubes” digitales. Trataremos de aprovechar esas herramientas, junto con otras de que disponemos gracias a los medios digitales (chats grupales e interacción en el blog a través de los comentarios).

El taller se concentra en el género literario cuento o relato breve y en este blog serán puestas a disposición de los participantes las lecturas propuestas, y se darán los comentarios en los espacios para ello de cada post.

Hoy comenzamos, como decíamos al principio, la tercera edición del taller. Esto quiere decir que ya tenemos conocimiento acumulado. Exploren el blog, lean los comentarios de los compañeros y compañeras que han pasado antes por aquí, y tómenlos en cuenta como modelo de lo que haremos a partir de ahora.

El cuento

El club virtual de lectura se concentra en un género literario: el cuento o relato breve, es decir que no dedicaremos tiempo al género “mayor”, el de la novela, ni a otras literaturas como el teatro, la poesía, el ensayo literario o la novela gráfica o ilustrada (aunque a veces nos acercaremos a estos otros tipos de lectura).

La historia del cuento como género literario se puede remontar hasta el inicio de la cultura misma; la estructura del mito, la fábula y la leyenda no es muy distinta a la del cuento, y en una gran proporción, los primeros autores de cuentos modernos debían muchísimo de su expresión a la tradición cultural a la que pertenecían. Así como los cuentos de hadas y cuentos infantiles clásicos de Charles Perrault, los hermanos Grimm o Hans Christian Andersen le deben mucho a la tradición oral (la mayor parte de sus historias provienen de la misma tradición oral y ellos se encargaron de darle una forma literaria que la ha vuelto “eterna”), así se puede ver en el lenguaje de autores como Chejov o Maupassant una intención narrativa parecida a la de aquella narrativa oral tradicional. Sin embargo, es con estos autores, conocidos como “naturalistas”, con los que el cuento se afianza como género literario, si bien será el norteamericano Edgar Allan Poe, quien le dará su mayoría de edad al género, como reconocen los más destacados autores contemporáneos.

El cuento suele ocupar un lugar secundario en la literatura. Si se llama a la novela género “mayor” es porque se considera al cuento como género “menor”. La extensión de la novela, su largo aliento, la profundidad de sus personajes y la multiplicidad de sus acontecimientos, la hacen aparecer como un enorme edificio, mientras que, a su lado, el cuento es apenas una casita pequeña. El propio mercado de la industria editorial parece preferir la novela al cuento: en el Perú, un país de grandes cuentistas, se publican varias novelas por cada libro de cuentos. Los editores ponen mucha atención a la novela y se olvidan del cuento (también de la poesía), aunque hay señales de que esto empiece a ser más equilibrado gracias a editoriales independientes como Casa Tomada.

Los grandes cuentistas saben que lograr un buen cuento es tan complicado como una buena novela. El reto que representa el cuento puede ser aún más duro para el escritor, pues tiene que ser capaz de contar la historia que quiere contar en una extensión breve; suficientemente breve, decía Edgar Allan Poe, para que pueda ser leída de un solo golpe, sin pausas, sin marcapáginas. A diferencia de la novela, en la que los personajes deben ser desarrollados en toda su profundidad, en el cuento nos interesa solo alguna faceta de ellos: el acontecimiento que se cuenta debe estar por encima de las necesidades de los personajes, los cuales solo responden a la historia.

En resumen, el cuento es el reto por excelencia para un escritor. El reto de síntesis, de tensión dramática (esos recursos para que no podamos soltar el texto hasta terminarlo), de impacto argumental (la construcción del argumento a partir de un planteamiento, un nudo y un desenlace), lo convierte en un género total.

Como parte del género, y en homenaje a la brevedad, dentro del cuento encontramos el microcuento o microrelato, que busca cumplir con estas características en el más breve espacio posible. Así, el más famoso de los microcuentos es “El dinosaurio” del guatemalteco Augusto Monterroso:

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí”.

En esa frase hay un cuento completo: un personaje que duerme y despierta, un nudo representado por la presencia ficcional del dinosaurio y un desenlace: sigue ahí. Es divertido pensar en que se requieren muchas más palabras para explicarlo o describirlo de las que el propio cuento tiene. Este subgénero ha encontrado en una de las modernas herramientas de la comunicación digital en red, un verdadero espacio de desarrollo: Twitter. Haz una búsqueda por los hashtags #microcuento o #cuentuito; encontrarás una gran cantidad de buenos relatos en menos de 140 caracteres.

NOTA: Este post es un «repost» del publicado el 7 de enero de 2013 y que desapareció por errores de actualización de la plataforma de blogs de la universidad.

Semana 3: ¡Terror!

Edgar Allan Poe de terror

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe no solo fue un extraordinario poeta romántico y creador de uno de los personajes más interesantes de la literatura policiaca, como es Auguste Dupin. Fundamentalmente (y esta es quizás la razón más significativa de su fama y su permanente actualidad) fue un autor de cuentos de miedo; podríamos decir que se encuentra entre los fundadores del género terrorífico, cuyo desarrollo se ha hecho cada vez más intenso durante los últimos años.

La narrativa oscura, gótica, de Poe, ha trascendido el tiempo y el espacio. Traducido a todos los idiomas imaginables y reeditado constantemente, Poe sigue llenando nuestra imaginación de temores. Hay en su obra fantasmas y espantos, toda una vida espectral dispuesta a estremecernos a los largo de las líneas de sus estupendos cuentos. Un ejemplo muy importante de esta tendencia es el fabuloso cuento largo «La caída de la casa de Usher», que ha inspirado películas, obras de teatro y hasta música. Pero hay también otra serie de cuentos en los que lo espectral no tiene lugar sino que se concentra en los miedos del individuo, en las jugarretas que puede hacernos nuestra propia imaginación si no se encuentra en la mejor de las posiciones.

Es el caso de «El pozo y el péndulo», el cuento que leeremos esta semana, en el que Poe revive uno de los pasajes más oscuros de la historia del cristianismo: la Inquisición, mediante la puesta en escena de espantosos tormentos, y la experiencia que de ellos tiene el personaje condenado por crímenes de fe. Cabe resaltar que, aunque circulan numerosas traducciones al castellano de este y otros cuentos de Poe, la traducción que leeremos es la de Julio Cortázar, inmejorable, que suma a la maestría del autor, la de un traductor que representa la mejor cuentística en nuestro idioma.

El oscuro mundo de Lovecraft

H. P. Lovecraft

H. P. Lovecraft

Por su parte, en Howard Phillips Lovecraft tenemos a un fundador de todo un subgénero y una literatura de culto. Lovecraft fue un escritor prodigio: escribió su primer relato de terror a los quince años de edad, y, aunque dedicaría su juventud a la poesía, desarrollaría más adelante toda una especie de amenaza latente en los mares, monstruosa, terrible, alrededor de la cual crecería la leyenda de «Los mitos de Ctulhu», de los cuales, probablemente, la mejor historia es «La sombra sobre Insmouth».

Desarrollados casi siempre en el frío y húmedo paisaje de la costa noratlántica de los Estados Unidos (Rhode Island, Maine), los sencillos pueblos de pescadores sobreviven a la amenaza de una especie monstruosa que viene de las profundidades y se confunde con nosotros en un oscuro afán de conquista.

De esta tendencia en la obra de Lovecraft leamos «Dagón», una de las historias fundacionales de la estirpe de Ctulhu.

Lo kafkiano

Franz Kafka

Franz Kafka

Al revisar el contenido de nuestro curso, saltan a la vista grandes ausencias; es muy difícil abarcar en tan poco tiempo la diversidad y cantidad de autores que han destacado en el relato breve. Sin embargo, entre estas ausencias había una imperdonable que trataremos de resolver en este capítulo: Franz Kafka.

Este extraordinario escritor checo de lengua alemana ha dejado una fuerte impronta en el mundo. No en vano decimos de algo que «es kafkiano» si se presenta como absurdo, como real pero imposible. Uno de sus cuentos, «La metamorfosis» ha pasado a la posteridad como ejemplo de lo absurdo y al mismo tiempo como símbolo de una modernidad llena de contradicciones. En ese cuento, el personaje principal, Gregorio Samsa, despierta un día convertido en un escarabajo, y este hecho desata un cuento que desarrolla hasta sus últimas consecuencias tal situación absurda.

Así, Kafka también abordó lo sobrenatural, como podremos ver en el cuento «Un médico rural», que, aunque no puede clasificarse propiamente como terror, tiene elementos que lo recuerdan, como los extraños caballos que llevan al personaje a su angustiante aventura.

¡Feliz terrorífica lectura!

Para las lecturas: