1. Arthur Conan Doyle
“Elemental, mi querido Watson”; una de las más famosas frases de la literatura, con la que Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo los pormenores de algún misterio que, aunque se ocultaba para todos los demás, era evidente para él. La figura de Sherlock Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, Escocia, 1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, tal como lo usa la metodología de la ciencia, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles, surgidos de la imaginación del autor.
Sherlock Holmes es la base de todo un campo literario: la literatura policiaca, que no solamente se ha convertido en uno de los géneros más leídos de la historia, sino que ha dado al cine una de sus temáticas más productivas, el thriller. El hecho de que Holmes protagonizara tantas aventuras es casi una premonición de la estructura de las series de televisión policiales, que han ido acercándose cada vez más a la aplicación del método científico en la investigación forense.
Seleccionar un relato de Conan Doyle entre las numerosas aventuras de Sherlock Holmes es tarea muy difícil. Además de novelas tan famosas como El sabueso de los Baskerville, Conan Doyle escribió relatos cortos (y no tan cortos), que se publicaban en medios periodísticos, y fueron agrupados después en los volúmenes Las aventuras de Sherlock Holmes, Las memorias de Sherlock Holmes y El regreso de Sherlock Holmes. Del primero de estos libros, leamos “El carbunclo azul”, en el que pueden verse con claridad las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.
2. Edgar Allan Poe
A Edgar Allan Poe (Boston, EUA, 1809-1849) lo conocemos como fundador de la literatura de horror o terror, y lo es. Sus relatos de miedo siguen siendo apasionantes y no ha sido fácil para escritores posteriores superar su ingenio y su tórrida imaginación. Pero Poe fue también un extraordinario poeta y ensayista y, además, el primero en establecer una teoría sobre cómo debe escribirse un buen relato.
Pero en su obra se ha creado también, y con anterioridad respecto a Sherlock Holmes y otros detectives famosos de la literatura, un detective sensacional, aunque en este caso no realizaba su actividad como oficio o profesión, sino como simple afición: C. Auguste Dupin, dueño de una capacidad analítica y observadora sin igual en la historia de la literatura y el cine. Esto ha servido de pretexto al director James McTeigue, que en 2012 estrenó su película El cuervo, en la que John Cusack interpreta a un atormentado Poe que ayuda a la policía a resolver crímenes que parecen estar basados en sus cuentos. Los cuentos detectivescos de Poe, aunque se alejan de su literatura de terror, que está encuadrada en el romanticismo “oscuro”, son pioneros de este género tan popular. Leamos “Los crímenes de la calle Morgue”, y pongamos especial atención en la forma en que Dupin parece capaz de leernos el pensamiento.
La estructura del relato es similar a los ejemplos de Doyle, en cuanto a que el autor utiliza una figura de comparsa, es decir, la trama está narrada por uno de los personajes, que es testigo del proceder del detective, como Watson cuando narra las aventuras de Holmes. Esto es significativo si lo comparamos con los cuentos naturalistas que hemos leído de Maupassant y Chejov, pues en ellos la historia nos la contaba un narrador omnisciente, que conoce todos sus aspectos, permitiéndonos prevenir los acontecimientos. En los relatos de Poe y Doyle iremos descubriendo el misterio paso a paso junto con el investigador. La estrategia del autor de este tipo de relato es mucho más planificada: el autor conoce todos los elementos del caso, pero los administrará en función de la creación de una “tensión dramática” que ayude a mantenernos en el borde de la silla durante la lectura.
3. Ernest Hemingway
(Illinois, EUA, 1899-1961) En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, casi tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra). Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que prefigura el relato policial contemporáneo por su argumento: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples.
Para las lecturas:
- Arthur Conan Doyle, «El carbunclo azul»: click aquí para la versión en el blog o en el siguiente enlace para el PDF: Conan Doyle – El carbunclo azul
- Edgar Allan Poe, «Los crímenes de la calle Morgue»: click aquí para la versión en el blog o en el siguiente enlace para el PDF: Poe – Los crimenes de la calle Morgue
- Ernest Hemingway, «Los asesinos»: click aquí para la versión en el blog o en el siguiente enlace para el PDF: Ernest Hemingway, «Los asesinos»
«El carbuncio azul» y «Los crimenes de la calle Morgue» me gustaron ya que tienen un elemento de suspenso que al final se resuelve por medio de Holmes y Dupin utilizando el ingenio y la deducción para resolver misterios tan fácilmente que nadie más podría. Por otro lado, «Los asesinos» de Hemingway no me gustó mucho pues al tratarse de sólo diálogos se pierde un poco el suspenso. Sin embargo, me llamó la atención que la historia se quedara sin un final aparente y el autor permite que el lector imagine como termina.
Los cuentos de Connan Doyle y Allan Poe son muy parecidos, el personaje principal tiene como característica principal, la lógica o la razón, esta herramienta les permite salir victoriosos de sus encuentros con los mas terribles enigmas. En cuanto a la trama de la historia esta se basa en deducir pistas y entender el misterio, pero lo que más impacta es la sapiencia con la cual los personajes desarrollan conclusiones. Finalmente el relato de Hemingway me pareció un típico relato policial no muy interesante.
Me gustó bastante el primer cuento, «El carbunclo azul», creo que el tema del misterio y la deducción capta bastante al lector ya que simples eventos tienen explicaciones y forman parte de un misterio mayor, por lo que se sobreentiende que tienes que estar atento a cada detalle para poder descifrar el panorama completo. El segundo cuento, de Poe, me pareció muy descriptivo, no tan fácil de leer y no te capta tan rápido como el primero en el comienzo de la historia, sin embargo hacia el final sí atrapaba más al lector porque se tornó más explicativo que descriptivo. Finalmente, el relato de Hemingway me gustó por la cantidad de diálogo, se siente como un relato más natural y deja al lector pensando qué ha podido suceder puesto que no tiene un final concreto.
Los tres cuentos policiales se caracterizan por tener una narrativa con bastante diálogo, primando la interaccion entre los personajes mas que un relato distante de la historia. En los tres el misterio es uno de los factores resaltantes, y la trama el desarrollo de la detección de pistas y por último un resultado. Este resultado no necesariamente debe ser explicito y llegar a un fin encontrando o resolviendo un misterio como se vió en «Los Asesinos» de Ernest Hemingway, que deja el final abierto. En cambio, los cuentos de Conan Doyle y Poe, se parecen mucho en el desarrollo de la trama y la lógica que utilizan sus personajes para la resolución del misterio, logrando tener el fin de este. Coincido con mis compañeros que me gustó mas los que desifraron el enigma al que lo dejó abierto, no solo por la conclusión sino porque me pareció que había una resolución del problema bastante razonado.
En los cuentos de “El carbuncio azul” y “Los crimenes de la calle Morgue”, deja pensar que el caso es muy difícil de resolver, son tan reales que no presenta en ningún momento el componente imaginario pues trata de bajarlos a la realidad. Definitivamente, busca incentivar la investigación, sacar hipótesis, ansias de descifrar el misterio. Al ser policiales deja cierto suspenso lo que mantiene el interés durante la lectura.
Asimismo, ambas historias mezclan la narración con diálogos que se dan entre los personajes, a diferencia de «Los Asesinos», el cual concuerdo con Claudia Espinoza, de afirmar que el hecho de que sea puro diálogo, adormece la lectura y pierde el suspenso de la trama. Personalmente, creo que el espacio que deja a la imaginación para completar el final no ayuda a completar la trama de la historia.
En los casos de “El carbuncio azul” y “Los crímenes de la calle Morgue” se observa una gran cantidad de detalles que el autor da. Esto se debe a que ambos cuentos se basan en el raciocinio y lógica que utilizan Holmes y Dupin para resolver hasta los misterios más triviales. Ambos personajes comparten similitudes. Ademas de recibir un cierto grado de satisfacción al resolver estos misterios, ambos muestran compasión, observado cuando Holmes deja ir al ladrón y cuando Dupin decide no culpar al marino por las muertes.
Lo que el cuento de Conan Doyle y Allan Poe tienen en común es por un lado la personalidad del personaje que resuelve los misterios, ambos se parecen mucho en varios aspectos, tanto por su capacidad analítica y de observación, y por otro lado la prosa, ambas están redactadas de tal forma que mantienen el interés del lector hasta el final, algo que debrían tener todas los tetxos sobre todo los policiales. El cuento «Los asesinos» me pareció relaticamente interesante, es muy distinto a los dos primeros, no hay un personaje analítico que resuelva el misterio, porque en realidad no hay un misterio que resolver ya que nos relata el momento en el que sucede el crimen y como este se convierte en una misión fallida y como los asesinos rehenes actuan en una situación inesperada como esta donde dejan libres a los rehenes, les dicen quién es su victima y la victima nunca llega.
«El carbunclo azul» y «Los crímenes de la calle Morgue» se parecen bastante en como el autor guía al lector hacia la resolución del misterio y en las características que los personajes principales presentan al usar la razón para solucionar los misterios que se presentan y hacer deducciones a base de las cosas más simples. Por otro lado, en «Los asesinos» no se observa el uso de la las deducciones que la mayoría de nosotros esperaría de un cuento policial y este se desarrolla de manera diferente a los otros dos cuentos. Los diálogos son lo que forman la historia y se casi deja de lado la descripción, solo mostrándose lo necesario.
Lo que más me llamó a atención de los dos primeros cuentos fue el hecho de que los autores fueron capaces de mantener el suspenso hasta el final de cada historia para conocer finalmente el desenlace del enigma, creo que es lo que más llega a atraer de este tipo de historias. Sin embargo, en el tercer cuento no se representa este tipo de situación, es decir, no aparece un personaje con características netamente analíticas y que cumpla con la labor de resolver un caso misterioso.
Tal como se mencionó previamente, los dos primeros cuentos despiertan el interés de los lectores por resolver los enigmas conforme lo hace el personaje. Esta característica no se repite con similar intensidad en el último cuento; además, si bien es cuento muy bueno, luego de leer los dos primeros, los diálogos se concentran en la descripción y se pierden las investigaciones y deducciones que tanto gustan.
«El carbunclo azul» y «Los crímenes de la calle Morgue» son interesantes por las habilidades deductivas de sus protagonistas. Además, en ambos casos, la historia es relatada por un amigo que conoce muy bien el accionar del protagonista y logra mantener la atención del lector hasta el desenlace. En «Los asesinos», en cambio, el lector puede perder interés en el cuento fácilmente. Desde un comienzo, Al y Max relevan sus intenciones y, el desinterés de los protagonistas por llegar al fondo del misterio es evidente.
«Los asesinos» es un cuento que no genera interés por parte del lector y que parece un preludio a otra historia.
«El carbunclo azul» nos muestra el gran nivel de deducción del personaje principal, al poder resolver un crimen a partir de un sombrero olvidado.
Definitivamente, «Los crímenes de la calle Morgan» supera a los 2 cuentos mencionados anteriormente porque los horrendos crímenes captan rápidamente la atención del lector. Además manera de pensar de Dupin ( que se basa en psicología y observación) permite que el lector pueda avanzar en la historia, pista por pista.
Como se mencionó anteriormente, los dos primeros cuentos son diferentes al tercero. Considero que cada uno tiene sus puntos fuertes. Si bien ambos detectives (Holmes y Dupin) son fantásticos en la resolución del caso, y junto con el suspenso y la trama generan un cuento fácil de entender que engancha al lector en todo momento, considero que «los asesinos» refleja mejor la realidad debido a sus diálogos cortos y sus personajes cotidianos. Además, el final abierto deja pensando al lector sobre los posibles desenlaces del cuento, brindando más de una posibilidad.
De los tres cuentos, los que más me llamaron la atención fueron El carbunclo azul y Los crímenes de la calle Morgue ya que de hechos o evidencias simples el personaje va desencadenando una serie de sucesos que ayudan a la revelación del misterio o el enigma. Esta característica en el cuento policial genera suspenso lo que conlleva a mayor interés por parte del lector . Por otro lado, en el cuento Los asesinos se destaca el uso de abundante diálogo,poca descripción y un enigma sin resolver, que desde mi punto de vista, vuele al cuento menos interesante.