Si en los géneros más «comerciales» (terror, ciencia ficción, fantasy), desde el siglo XIX y a lo largo del XX, la tradición anglosajona parece dominar el cuento, la literatura continental europea desarrolló algunas de las tendencias más complejas e interesantes a lo largo del pasado siglo. Despegando desde la corriente realista/naturalista francesa y rusa del XIX, países como Francia, Alemania o la antigua Checoslovaquia verían nacer obras de una profundidad filosófica pocas veces vista. La experiencia trágica de la primera y segunda guerras mundiales fue el campo sobre el cual se construyeron muchas de estas obras. La experimentación narrativa tampoco ha sido ajena a la composición de estilos, y el resultado ha sido prolífico, además de que se encuentra aún plenamente vigente. Es imposible revisar toda la producción europea del siglo XX, pero esta semana abriremos una pequeña ventana hacia autores necesarios de distintas épocas y estilos.
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Franz Kafka y el absurdo
Franz Kafka, (Praga, 1883-1924), extraordinario escritor checo de lengua alemana, ha dejado una fuerte marca en el mundo literario y más allá de él. No en vano decimos de algo que «es kafkiano» si se presenta como absurdo, como algo que desafía lo posible. El más conocido de sus cuentos, «La metamorfosis» ha pasado a la posteridad como ejemplo de lo absurdo y al mismo tiempo como símbolo de una modernidad llena de contradicciones. En ese cuento, el personaje principal, Gregorio Samsa, despierta un día convertido en un escarabajo, y este hecho desata una historia que desarrolla hasta sus últimas consecuencias tal situación absurda. Esta semana leeremos un relato brevísimo de Kafka: «Una confusión cotidiana», que habla de desencuentros. Kafka abordó también lo sobrenatural en cuentos como «Un médico rural», que, aunque no puede clasificarse propiamente como terror, tiene elementos que lo recuerdan. Una interesante versión animada (hecha en Japón) de esta historia puede verse aquí: parte 1 y parte 2.
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Marguerite Yourcenar, magia e historia
Marguerite Cleenewerck de Crayencour (1903-1987) nació en Bélgica y creció entre Bruselas y el norte de Francia en el seno de una familia aristocrática. Desde sus primeras obras firmó como Marguerite Yourcenar, siendo este apellido un anagrama de su apellido real. Emigró a los Estados Unidos justo antes de que estallara la segunda guerra mundial, donde más tarde se nacionalizó convirtiendo su pseudónimo en nombre real. Sus novelas (Memorias de Adriano, Opus Nigrum) están entre los mejores ejemplos de novela histórica y le valieron un reconocimiento global. En Opus Nigrum crea un personaje, Zenón, que representa el nacimiento del pensamiento científico racional en una Europa (los Países Bajos y Bélgica) aún medieval, supersticiosa y prejuiciosa, y a través de él explica ese momento histórico crucial en el nacimiento de la modernidad. Sus cuentos (Cuentos orientales, Cuento azul, entre otros) exploran, sin salir de lo histórico, las representaciones que Occidente se hace de Oriente, llenas de magia y saberes diferentes. Sin duda una de las grandes escritoras del siglo XX.
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La visión de Albert Camus
Casi todos los escritores de la primera mitad del siglo XX han escrito bajo la influencia de Kafka. El caso de Albert Camus (1913-1960) es especial pues llevó la reflexión sobre lo absurdo de la vida humana hasta la filosofía, especialmente en su ensayo El mito de Sísifo. Este impresionante autor fue, además de futbolista, actor, activista político (miembro de la Resistencia francesa contra la invasión nazi), dramaturgo, filósofo, cuentista y novelista. Su novela breve El extranjero, quizás la más conocida de sus obras, se orienta a expresar esa falta de sentido, ese absurdo de la vida, lo que le valió ser reconocido como existencialista, aunque su obra está más allá de esa corriente filosófica (mejor representada por Jean-Paul Sartre). Poco después de obtener el premio Nobel murió en un accidente automovilístico dejando trunca una obra cambiante, diversa, que hubiera podido desarrollarse mucho más allá. De él leeremos el cuento «Los mudos», que tiene elementos que recuerdan la reflexión sobre la inutilidad de la existencia humana (y la lucha incansable que hay que llevar a cabo para darle un sentido).
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Heinrich Böll: contar la realidad
Junto con el recientemente fallecido Günther Grass, Heinrich Böll (Colonia, 1917-1985) representa no solo la literatura sino la sociedad, la cultura, la desesperación política de la Alemania de postguerra, la Alemania dividida, el núcleo de la Guerra Fría. Formó parte del Grupo 47 que buscó motivar una literatura «del aquí y el ahora», por crudo que este fuera, en lugar de la narrativa en tiempos remotos, cargada de cierto romanticismo. Y narrar lo real en el contexto de postguerra significaba denunciar el radicalismo de derecha de la Alemania Occidental de su tiempo, realizar un crudo trabajo de conciencia sobre el reciente pasado nazi en lugar de tratar de olvidarlo, como quiso hacer la mayoría de la clase media alemana de entonces, significaba en fin, ganarse la desconfianza de propios y extraños y provocar controversias con cada libro publicado, como sucedió con su más célebre novela, Opiniones de un payaso. El reconocimiento de su obra lo llevó a merecer el Premio Nobel de Literatura en 1972.
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Lecturas
“No vayas tanto a Heidelberg”:
Pienso que su nombre es metafórico. El hecho de que le digan que no vaya tanto a ese lugar debe estar relacionado con la historia (guerras o polémica o injusticia) de ese lugar.
Me gustó mucho el cuento de «Los Mudos», me llamó la atención lo descriptivo que fue el autor para situarnos en la historia y cómo los espacios descritos reflejan y representan la situación actual en la misma. Por otro lado, el tema de la lucha por los derechos me pareció que dio un giro existencialista y el autor supo generar intriga y una mezcla de sentimientos en el lector.
De estos cuentos me gusto bastante la redacción y el nivel de detalle que se llegaba. Eran fáciles de leer y te introducían fácilmente a la historia. Lo que si no me termino de convencer es que la mayoría te dejaban con dudas. Comenzando por el de Kafka que te enreda con A y con B y al final no queda claro si se llegan a encontrar o no. Lo mismo sentí con «no vayas tanto a Heidelberg». Buena historia y excelente forma de contarlo, pero nunca terminas de enterarte porque ese pueblo era tan temido o discriminado. Tal vez ese es parte del estilo de estas lecturas pero para mi gusto les faltó un final más explícito.
En general todos los cuentos me gustaron (excepto el cuento azul ya que tantas referencias al color azul me llego a aburrir) por la forma que estaban redactados, te daban los suficientes detalles como para capturar tu atención mientras leías. El cuento de Kafka me llamo bastante la atención ya que es muy corto pero su habilidad como escritor es tal que en una hoja te brinda todo una historia y a la vez te deja muchas dudas debido a su rareza.
En los cuatro cuentos se repite el final inconcluso. Todos ellos dan pie a que uno pueda «completar los espacios en blanco» en cada historia. Todas las historias son ricas en detalles que ayudan al lector a situarse bien en cada contexto. Ese nivel de descripción me pareció bastante interesante porque me mantuvo atenta. Si bien en otros estilos de literatura también se repetían los finales inconclusos, siento que esta vez está mejor trabajado, pues el fondo de las historias es mucho más complejo, lo que da pie a que uno tenga más elementos para imaginar posibles explicaciones. Personalmente, me gustó mucho «Cuento azul», por esa onda mágica impresa en toda la narración. Mezcla muy bien elementos reales y crudos como la avaricia y el contraste de las personalidades de cada uno de los personajes, con toques mágicos resumidos en el personaje de la chica, que hacen una historia fácil de leer sin dejar de ser interesante.
La primera lectura,»Una confusion cotidiana», son hechos que como dicen en el texto son cotidianos es decir a todos nos ha pasado aunque sea una vez en nuestras vidas, sin embargo nos muestra que no todo sale bien por angustiarnos y desesperarnos por concluir algo.
La lectura Cuento azul lograba entenderla por parte, era por el uso de figuras literarias, etc que no hacia tan fácil su comprensión.
No se si no entendí bien los textos o les falta algo. Me parece que predomina en excesividad la narrativa «pasiva» ; es decir, solo se limitan al hecho de narrar historias simples y sin mucho argumento. Creo que a las lecturas les ha faltado un poco más de emoción. El primero, creo que da un mensaje de prestar atención a todo el mundo ( uno de ellos podría ser B ). El segundo fue el más interesante ya que narra las aventuras de estos mercaderes. El tercero es un poco histórico yaque habla de una guelpa ocurrida tiempo atrás. El último creo que va más por el estilo de represantar que el personaje se aleja de sus seres queridos por ir a la ciudad mencionada .
En lo personal ninguno me gustó especialmente, aunque si tuviese que elegir sería «Cuento Azul» o «Los Mudos». El primero porque, si bien es de lectura extraña, la historia es relativamente interesante, con toques inesperados. El segundo simplemente porque me parece interesante la impotencia de los trabajadores, y el conflicto con el patrón. El de Kafka y el otro, por otro lado, me parecieron sumamente aburridos. Y en general, me he dado cuenta que los cuentos en los que el primer párrafo sirve para describir al protagonista me resultan mucho más interesantes.
Me gustó «Los mudos» porque cuenta a detalle la situación y el contexto por el que pasan los personajes principales y como quieren mostrar su descontento con su patrón. Por otro lado, una confusión cotidiana también es un relato descriptivo en los hechos, aunque personalmente comprender este relato fue un poco difícil por como el autor te confunde cuando va contando lo que sucede de A hacia B .
Me gustaron mucho todos los cuentos, en especial el de Kafka a quien aprecio mucho como autor y hace años siento una inclinación especial hacia el estilo particular con el que atrapa al lector. Por otro lado, algo que me gusta de estos cuentos son los finales inconclusos y hasta raros, que es una característica común en ellos.
Todos los cuentos narran historias con características muy reales que te sitúan en un contexto que en verdad pudo haber existido. La descripción de las acciones y de los lugares donde estas suceden son a detalle lo que deja al descubierto el hecho de que podían suceder en la vida cotidiana, reflejan claramente la realidad que se vivía en la época o que se pudo haber vivido en algún momento de la historia. Hasta «Cuento azul», a pesar de algunos de sus elementos que parecían fantasiosos como los piratas y el tesoro, hizo que me sintiera como si en algún momento de la historia todo lo que cuentan ahí de verdad hubiera sucedido, gracias a los detalles y a la explicación que tiene el cuento. Aunque no tienen la misma característica de los anteriores que te atrapan desde el inicio o tienen algún plot twist que te dejan boquiabierto, estos cuentos son entretenidos de leer debido a las descripciones y a las características tan realistas que tienen.
En comparación con cuentos anteriores, estos me parecieron muchos más descriptivos en cuanto al entorno y a las sensaciones percibidas por los personajes. Me pareció muy interesante el cuento de «Los Mudos». En él, Camus describe exhaustivamente la realidad que vivía el personaje, sus problemas y sus preocupaciones. En ciertos momentos de la lectura me frustraba el hecho de que los peones se mantuvieran en silencio con el patrón, sin embargo, el propio texto me causó una sensación contradictoria, haciéndome justificar de alguna manera su reacción al percibir la indignación que sentían. El de «Una confusión cotidiana» de Kafka también me resultó muy impresionante. Por un momento llegué a pensar que el personaje y su socio eran la misma persona. Es increíble la capacidad que tiene este autor de crear toda una situación con problema y (triste) desenlace en apenas una cara.