He elegido “Los huaqueros” de Julio Ramón Ribeyro porque en la lectura de esta obra he descubierto el género corto y ameno que puede transmitir el autor, lo que lo hace un gran literato.
La obra trata de cuatro huaqueros que, en plena noche, están cavando en la huerta de Santa Cruz y, justo cuando son intervenidos por un policía, Tobías cree haber encontrado algo valioso. Es así como el policía termina uniéndose a los huaqueros hasta que se hace de día y descubren que lo que tanto estaban buscando carecía de valor. Finalmente, el policía se va disgustado y los cuatros hombres lo toman a la ligera y pronto se olvidan de lo sucedido.
En este relato Ribeyro nos quiere transmitir la circunstancia en que transcurre el tiempo y la vida misma del hombre, después de todo no es necesario llegar a concretar ciertas acciones para el sentido final de la vida. Es decir; después de la larga noche de labor en la huaca y quedar decepcionados por el hallazgo, los huaqueros, quienes trabajaron en todo momento en la excavación, tomaron esta experiencia como anecdótica y se rieron a carcajadas de lo ocurrido mientras el policía que participó en lo más mínimo, fue quien se molestó más. Es así como Ribeyro nos cuenta que el hombre debe conformarse con vivir e incluso olvidar para ser feliz.
Asimismo, Ribeyro valora la sencillez para captar, con sensibilidad, el sentido de lo descrito y nos presenta el arte de hablar, el cual nos facilita situar el panorama. Por ejemplo: “Como la noche era agradable, se quitaron las camisas y las anudaron a la cintura”. Del mismo modo, Ribeyro es capaz de describir a estos personajes en relación a su herencia ancestral como el mulato Tobías y el mestizo Toledo. En sí, la obra exhibe las percepciones de la realidad propias del autor.
En una entrevista de 1992, Ribeyro afirmaba: “lo esencial de mis relatos obedece a una estructura en la que el protagonista sufre un chasco, algo que no le sale bien, algo que frustra sus deseos; es una especie de desajuste entre lo que imagina, entre lo que aspira y lo que realiza”. Estoy totalmente de acuerdo puesto que son pericias que se presentan en la vida pero la vida continúa y el hombre es consciente de eso así no se dé cuenta de que la acción que toma tras estos “baches” lo lleven a nuevos objetivos. Es como un proceso circular muy repetitivo de lo que la vida nos depara y somos nosotros los que damos vueltas en ella, decidiendo cual será nuestro próximo paso.
Cabe añadir que, existe una cierta relación entre Ricardo Palma y Julio Ramón Ribeyro. El primero es quién comienza a trazar la narrativa peruana gracias a sus Tradiciones que intentan recuperar el pasado histórico y folclórico nacional. Mientras el segundo aborda la buena literatura a través de la trivialización de la realidad en algunos de sus relatos. Ambos se dedican al género narrativo corto, el cual provoca leerlos de un tirón.
Ribeyro perteneció a la narrativa de los años 50 en el Perú, logrando reemplazar la narrativa regionalista ligada al indigenismo. Esta nueva percepción de narrativa se concentra en las consecuencias inmediatas de la modernización de la costa y migración rural lo cual convierte a la clase media emergente en el líder de sus relatos. Se puede observar esta asociación tanto en esta lectura como en “La palabra del mudo”. Estos relatos realistas hacen que el lector establezca una relación entrañable con los personajes de las obras por breves minutos.