“El pozo y el péndulo” es uno de los cuentos más famosos de Edgar Allan Poe. Está considerado como uno de los relatos más espeluznantes dentro de la literatura del terror, ya que transmite una serie de sentimientos como: abandono, desconcierto, desorientación y la desesperanza de una persona que sabe que va a morir. Con este cuento me involucré mucho, ya que por un momento pensé: ¿Qué sería de mí si me encontrara en dicha situación?
Por otro lado, este relato me gustó mucho porque en él, el autor demuestra su dominio sobre el lenguaje y las técnicas narrativas más efectivas para hacernos sentir partícipes de los agobiantes pensamientos que tiene el hombre torturado.
El cuento comienza cuando el protagonista, agotado, se encuentra en una oscura celda de castigo de la Inquisición, donde la tortura consiste en la soledad, la oscuridad, el abandono, el frío y el hambre. El protagonista está atado y experimenta la angustia de conocer su próxima muerte, pues un péndulo desciende sobre él. Seguro de que será muerto por la navaja, se entretenía con la trayectoria del objeto, pero luego se le ocurre una magnífica idea. El hombre tenía a su disposición un poco de comida que compartía con las ratas, con dificultad logra hacer que los roedores dañen la cuerda que le tiene atado y logren liberarlo; de inmediato el péndulo se detiene y el hombre razona y piensa que está siendo vigilado y que, por lo tanto, ya se prepara para él una muerte quizá peor. Luego, la habitación cambia de forma y reduce su tamaño, se ve en la disyuntiva de morir de esa manera o lanzarse al pozo que en medio se halla, aquel que inicialmente iba a ser su “sepultura”. Cuando está a punto de caer en el pozo y sin más espacio para huir, muy desesperado, una mano lo salva; era la de un francés que había entrado a Toledo y descubierto a lo que eran sometidos los infortunados.
Debe notarse que el autor utiliza muchos interrogantes, como si el personaje mismo se preguntara. Esto también lo hace ser más real ya que al mismo tiempo que el personaje se cuestiona, el lector se pregunta si eso es en lo que pensaría en una situación como esa. Al leer este cuento, Poe no solo logra que entiendas al narrador, sino que te cuestiones respecto a lo que uno realmente siente o piensa a pocas horas, minutos o segundos antes de morir.
Este cuento al igual que “Los crímenes de la calle Morgue” me llamó mucho la atención ya que ambos transmiten la habilidad del autor de hacernos pensar, más que solo hacernos leer; de cuestionarnos y preguntarnos, involucrarnos en historias y situaciones en las que probablemente nunca nos encontremos, pero por las cuales sintamos cierta curiosidad de entender; es decir, viajar con él a lo irreal y vivir por un período corto en ese mundo.
Finalmente, hablando un poco de su biografía, cabe resaltar que Edgar Allan Poe fue un escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del relato corto, del cual fue uno de los primeros practicantes en su país. También fue un renovador de la novela gótica, recordado especialmente por sus cuentos de terror, como es el caso de este relato. Considerado el inventor del relato detectivesco, contribuyó asimismo con varias obras al género emergente de la ciencia-ficción. Por otra parte, fue el primer escritor estadounidense de renombre que intentó hacer de la escritura su modus vivendi, lo que tuvo para él lamentables consecuencias.
Fue bautizado como Edgar Poe en Boston, Massachusetts, y sus padres murieron cuando era niño. Fue recogido por un matrimonio adinerado de Richmond, Virginia, Frances y John Allan, aunque nunca fue adoptado oficialmente. Pasó un curso académico en la Universidad de Virginia y posteriormente se enroló, también por breve tiempo, en el ejército. Sus relaciones con los Allan se rompieron en esa época, debido a las continuas desavenencias con su padrastro, quien a menudo desoyó sus peticiones de ayuda y acabó desheredándolo. Su carrera literaria se inició con un libro de poemas, Tamerlane and Other Poems.
Poe escribió alrededor de sesenta cuentos, además de una serie de poemas, aunque a este género no le dedicó el tiempo que él hubiera querido, debido a su precaria situación económica. Algunas de sus obras más importantes son: “El gato negro”, “Eureka”, “La caída de la casa de Usher”, “El Cuervo”, “El retrato oval” y “La máscara de la muerte roja”. Después de varios cuentos en prosa como los de Historias extraordinarias y algunos artículos críticos, obtuvo una considerable reputación literaria que llegó a la cumbre con el libro “El cuervo”.