Los cuentos tienen el poder de trasladarte en el tiempo e involucrarte en las historias, de absorberte en un mundo paralelo donde no hay límites para la imaginación. Ellos y sus autores, tienen el poder de hacernos pensar, fantasear y fascinarnos con la idea de lo que podría ser realidad. Hay libros para todos los gustos, eso lo descubrí en la clase “En las nubes de la ficción”. Me encontré con géneros que jamás hubiera pensado leer, conocí lo rica que es la literatura latinoamericana, y aprendí que no hay que tener miedo a los cuentos de terror. Leí historias de distintos géneros, escritores con distintas técnicas para escribir y todo tipo de personajes únicos. Historias con lecciones de vida, otras con mensajes subliminales y las que simplemente nos hacen pasar un buen rato.
Nunca me consideré una persona amante del misterio, pero después de leer cuentos policiacos creo que es un género que no me cansaría de leer. Son historias con mucho ingenio, que te sorprenden y que te permiten potencializar la capacidad de análisis como lector, para convertirte en un detective más. En ellos leer es como investigar e ir resolviendo el por qué de cada palabra, personaje y situación. Cada palabra tiene un doble sentido, nada es lo que aparenta. Una de las lecturas que más disfruté fue “El carbunclo azul” de Arthur Conan Doyle, una lectura rápida y ágil donde se describe a un Sherlock Holmes con una inteligencia para resolver casos pocas veces vista. A pesar de haber sido espectadora de las películas inspiradas en las historias de Sherlock Holmes, nunca me imaginé que leerlo fuera tan entretenido. Ahora soy una fiel creyente en que el libro es mucho mejor que la película.
Hoy en día podemos ver series de televisión policiacas, de misterio y crímenes sin resolver. Programas que constan de mucha información acumulada en una hora de programación. Historias llenas de imágenes y diálogos sin mucho contenido. Igual pasa con las películas, por ejemplo la película de Sherlock Holmes con Robert Downey Jr. tiene grandes efectos especiales, pero finalmente vemos más destreza en la violencia que en la forma de pensar de Sherlock. Lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en la película es la parte en slow motion en que calcula exactamente los golpes que va a dar para inmovilizar a sus agresores. Muy diferente al Sherlock de los cuentos. Primero porque el Sherlock de los cuentos es una persona con humor negro, no con la versión del cine con look de loco. Segundo, porque en el cuento no encontramos la agresividad que vemos en la película. Tercero, porque en los libros Sherlock es brillante y admirado.
Y es que hay más magia en los cuentos, en el ir descubriendo los hechos mientras uno lee, un abanico de adjetivos descriptivos y un lenguaje que solo se puede leer. La televisión nos pone todo más fácil, no hay fantasía. Donde los detalles son más explícitos, no hay lugar para la imaginación. “El carbunclo azul” me fascinó, creo que Sherlock Holmes es un gran personaje de la literatura inglesa. Un personaje tan confuso y coherente a la vez. Los diálogos con Watson son muy interesantes, se nota una complicidad entre ellos y una sentida admiración de Watson por Sherlock por su capacidad de resolver hasta los casos mas raros. Los detalles, las ocurrencias y los aciertos te dejan simplemente asombrado. Sherlock Holmes es un personaje que prevalece en el tiempo. Arthur Conan Doyle deja un legado de historias de misterio que serán muy difíciles de igualar en el futuro.