Es indudable que uno de los motivos principales por los cuales elegí las obras de Edgar Allan Poe fue porque sigue fascinando a las personas debido a que supo plasmar, en gran parte de sus relatos, los miedos y las obsesiones de la modernidad.
Este maestro del miedo sensorial y percepciones brutas y distorsionadas tuvo una vida trágica llena de laberintos interminables y criptas llenas de amor, mal de sangre y un cierto incesto con familiares cercanos (muy parecido a la narrativa dentro de «La caída de la casa Usher»). Se puede decir que Poe no escribió sus lúgubres cuentos sino que los convirtió en su modus vivendi. El cuento era el autor tanto como el autor era el cuento.
Desde un inicio se puede decir que la vida de este escritor americano estuvo entintada con el rojizo más oscuro. Sus padres murieron cuando era pequeño y sus padres adoptivos lo desheredaron por las constantes disputas con su padre. Más adelante contrajo matrimonio con su prima Virginia que contaba solo con trece años de edad y que luego de un corto tiempo falleció de tuberculosis. La vida de Poe terminó trágicamente a los cuarenta años habiendo recolectado en su camino alcoholismo, adicción a las drogas, fallos cardiacos, intentos de suicidio, etc. La tragedia del autor se transformó en su fama. Se podría decir que Poe bañó con sangre sus cuentos y luego se sentó a admirarlos.
El escultor de «El corazón delator» fue una figura clave en la literatura simbolista francesa, el surrealismo, la lectura de fantasmas victoriana y el género detectivesco. Poe revolucionó totalmente el cuento de terror dándole un tinte psicológico distorsionado y jugando con las sensaciones de la atmósfera. Sus novelas cortas son reconocidas como las mejores del siglo XIX e impresionó fugazmente a autores de la talla de Doyle y Borges. Si bien sus obras fueron celebradas por muchos también fueron condenadas por varios.
En sus relatos, Poe creó un mundo defectuoso y deforme el cual contamina con sus propias vivencias y preocupación. Las epifanías basadas en la devastación son temas cardinales de todas sus obras y las diferentes versiones de lo corrupto terminan extinguiéndose en la memoria del lector tras finalizar de leer sus cuentos. Entre las preocupaciones de Poe podemos desenterrar su interrogante por la vida después de la muerte, siendo él mismo quien se responde con imágenes de cuerpos que se desvaneces mientras que los espectros, reflejos de la vida, se quedan vagando por la tierra, cayendo así en un tema reiterado de la narrativa gótica junto con matices románticos y fantasmagóricos y ciertos interrogantes filosóficos.
Otro tema que aborda la mayoría de las obras de Poe es la decadencia de la clase alta ante los paradigmas de la sociedad. En esas realidades se fusionan aspectos burgueses y de la nobleza mientras que se va maquinando alternamente un espacio de horror que caracteriza al fin de uno de los tantos mundos ideados por dicha clase privilegiada que erróneamente creen asegurado. Por otro lado también se recae en temas de represión sexual, los cuales fueron consistentes en la vida del autor, y opresión, simbolizados por mansiones que cobran vida sucumbiendo a los nefastos secretos que develan las clases privilegiadas.
Poe fue una víctima de su realidad y protagonista de su propia historia de terror que dio vida a los mejores poemas y cuentos del siglo XIX. Su extraordinaria mente pudo combinar a la perfección temas subalternos y marginales de la sociedad con la preocupación por el despertar sensual, la salvación del alma y la retribución de la carne. Jugó de manera macabra con las sensaciones para idear un mundo demacrado en donde se llevan a cabo acciones insólitas que quedaron plasmadas en las mentes de las personas y por lo que es recordado como uno de los mejores autores de todos los tiempos.