Julio Ramón Ribeyro Zúñiga nació el 31 de agosto de 1929 en Lima, y creció en el seno de una familia de clase media. Cursó sus estudios escolares en el colegio Champagnat de Lima, y estudió Letras y Derecho en la Universidad Católica del Perú desde 1946 hasta 1952, para luego trasladarse a Madrid a estudiar periodismo gracias a una beca. A partir de entonces, su vida se caracterizó por el periodismo (agencia France Press, por ejemplo) y por los constantes viajes entre el Perú y Europa (Francia, España, incluso Alemania), hasta que en 1993 se estableció en la capital peruana hasta la fecha de su fallecimiento. Aclamado por la crítica, Ribeyro ganó varios premios: premio Expreso (en la categoría de Novela, 1963), Premio Nacional de Literatura (1983), Premio Nacional de Cultura (1993), entre otros. Su obra, que no solo consistía en cuentos sino en novelas, ensayos, dramas, etc., tuvo tanto éxito que fue traducida al alemán, italiano, francés, inglés, polaco y holandés. A pesar de ello, Ribeyro era una persona muy sencilla, que escribía por devoción, por amor a la literatura, por lo que nunca estuvo interesado en los premios ni en la fama. Finalmente, fallece el 4 de diciembre de 1994 en su ciudad de nacimiento.
Habiendo empezado a escribir obras a principios de la década de 1950, es considerado uno de los mejores —si no el mejor— cuentistas hispanoamericanos del siglo XX.
Elegí a este autor porque me parece fantástica su manera de narrar los cuentos, de tal modo que el lector se siente identificado con el desarrollo de estos, da la impresión de ser un personaje más en sus historias. Asimismo, sus obras reflejan la realidad social —tanto negativa como positiva— y las costumbres de su época extraordinariamente. Por ejemplo, en muchas de sus obras nos relata la lucha de los menos favorecidos socioeconómicamente por salir de la miseria que les ha tocado vivir, así como muchísimos factores se los impiden.
Hay que tomar en cuenta que los cuentos de Ribeyro fueron escritos cuando en el Perú se estaba dando la masiva migración de las provincias hacia Lima, lo cual generó una rápida población de la periferia de esta ciudad. Esto último, a su vez, causó una polarización de la sociedad y provocó una gran desigualdad entre los habitantes de Lima. Es justamente en ello en lo que se basa Ribeyro para ciertos cuentos y colecciones; como La palabra del mudo, que es una extraordinaria recopilación de cuentos. Solamente con el título de este libro, Ribeyro nos demuestra su genialidad. Con la frase “la palabra del mudo” se refiere a que hay una parte de la sociedad —justamente los migrantes— que “no tiene palabra” en los hechos sociales, y este autor logra plantear la concepción de la realidad limeña por parte de este grupo y los problemas y crisis que enfrentan día a día.
De igual manera, en cuentos como “Los huaqueros”, este escritor refleja una parte de lo negativo de la sociedad de su época, que es la corrupción y la falta de respeto entre las personas y ante los muertos. Cabe resaltar que este cuento, como todos los de Ribeyro, se basa en un hecho que realmente ocurría, pero incluyendo la magia de la literatura. Además, ha escrito cuentos como “Tristes querellas en la vieja quinta” o “Alineación” que describen cómo un pequeño problema termina con consecuencias irremediables y fatales. También es autor de historias como “Fénix”, donde los más pobres tienen una esperanza de salir de la opresión.
Por esta gran capacidad de plasmar una realidad social latente y la detallista descripción en cada uno de sus cuentos, y por ser capaz de mostrar a sus lectores la miseria y las necesidades de los más pobres, elegí a Ribeyro, el gran cuentista del siglo XX.