Normalmente pensamos que la ciencia ficción viene del extranjero. Cuando se habla de literatura peruana, ya sean novelas o cuentos, pensamos en los escritos realistas de Mario Vargas Llosa o de Julio Ramón Ribeyro. Es sorprendente encontrar un cuento peruano de ciencia ficción, y ese es el caso de “Persistencia” de José B. Adolph.
El cuento es un monólogo, realizado por un personaje cuya identidad descubrimos en la última oración. Con frases como: “Gobernar la nave se hace cada vez más problemático” o “¿Quién podría entusiasmarse por una conquista de aquel espacio que ya nada promete a hombres hartos de progreso?”, nos adentramos en la travesía de un conquistador, y pensamos en un viaje interplanetario en busca de nuevas tierras, ya que la actual ha caído en la miseria, como menciona el personaje. Se podría decir que es la típica historia de ciencia ficción, con guerras entre humanos y extraterrestres, en busca de la supervivencia de la raza más fuerte. Nada fuera de lo común.
Sin embargo, la última oración cambia toda nuestra perspectiva, y hace de este cuento una obra única. El capitán, cuya identidad se nos revela, dice: “Danos, pues, Señor, la gracia de poder cumplir nuestra misión antes que finalice este octubre de 1492”. Es Cristóbal Colón. Todas las teorías que teníamos en mente sobre el cuento quedan descartadas.
Al leer sobre las guerras, el hartazgo del mundo donde vive, la violencia, y todas esos factores negativos, nos imaginamos un mundo destruido, al estilo de películas como Elysium o Wall-E, donde la tierra ha sido destruida por los humanos y estos deben buscar nuevas tierras en el espacio. Pero no es así, el autor nos habla sobre la Europa del siglo XV, llena de guerras y destrucción, donde Colón iba a buscar rutas nuevas para la comercialización de especias. A esto se refiere Adolph cuando habla de “inmensas recompensas”, pero hace que el narrador lo diga de manera épica, como si estuviera en una misión para salvar al resto de personas y a ellos mismos de un mundo sin esperanza, lo cual refuerza la idea de la invasión a otro planeta.
El autor usa muchas palabras y frases que juegan con nuestra percepción, como “nave”, “humanidad”, “partir hacia el más allá” o “fuerzas desconocidas”. A primera vista, y sabiendo que estamos leyendo un cuento de ciencia ficción, no pensaríamos en que la nave hace referencia a un barco, y no a un cohete, y que el “más allá” sea el continente americano, o que las fuerzas desconocidas son todos esos peligros que temían los europeos pensando que la tierra era plana. Entonces, ¿es realmente este cuento de ciencia ficción dado que tiene una gran carga histórica?
La Real Academia presenta una definición bastante general de ciencia ficción: género de obras literarias o cinematográficas, cuyo contenido se basa en hipotéticos logros científicos y técnicos del futuro. El cuento se ajusta a la definición, ya que el viaje de Colón fue algo increíble en su época, casi como en nuestros días es el viaje a Marte. En suma, si quitamos la última oración, no podríamos hacer todas las comparaciones históricas y el cuento quedaría como el clásico cuento de ciencia ficción, como mencioné más arriba. El encanto de este cuento es que puede ser analizado desde ambos rubros: la historia y la ciencia ficción, y vemos un lado distinto sobre el viaje de Cristóbal Colón. Por último, nos invita a reflexionar sobre otros eventos históricos que en su tiempo eran “ciencia ficción”. Después de leer este cuento, no volveremos a ver la historia con los mismos ojos.