Hay cuentos para hacer reír, cuentos para hacer llorar y cuentos para estremecer del miedo. Los hay, como he podido aprender a través del curso, realmente de todo tipo. Sin embargo, yo encuentro que los mejores son los que son más que cuentos: los que, como en “Una apuesta” de Antón Chejov, nos sorprenden y hacen cuestionar lo que conocemos.
En “Una apuesta” la trama es simple: dos hombres, un abogado y un banquero rico, apuestan si el primero podría aguantar quince años de encierro voluntario. De lograrlo, el segundo tendría que pagarle una suma de dos millones. En este cuento se tocan temas como el de la muerte, la vanidad y el valor del dinero, que se exploran por medio de diferentes recursos utilizados por el autor.
El primer recurso narrativo que se hace aparente es el del salto temporal. Vemos al comienzo de la historia que está narrada desde un presente en el que el banquero camina de un lado al otro de su habitación, turbado. Poco después, se nos sumerge en sus memorias, que nos hacen retroceder quince años en el pasado para comprender lo que lo inquieta. Este recurso es efectivo para mantener la atención del lector, ya que nos hace preguntarnos qué es lo que le inquieta. Y luego, ¿quién ganará la apuesta? De forma similar, el paso del tiempo es distorsionado para transmitir cómo la vida es una experiencia subjetiva; para el prisionero, aun habiendo estado solo durante quince años, el volverse sabio lo envejeció más de lo debido. Esto es evidente en la siguiente cita: “Sus cabellos ya estaban salpicados por las canas y, a juzgar por su cara, avejentada y demacrada, nadie creería que sólo tenía cuarenta años.”
En relación a lo anterior, Chejov también muestra a través del abogado que la literatura no es sólo una fuente de sabiduría sino una experiencia comparable con la vida misma. Esto lo logra por medio de la enumeración, es decir, al enlistar una serie de “experiencias” vividas por el prisionero tan solo leyendo: “En los libros bebía vinos aromáticos, cantaba canciones, en los bosques cazaba ciervos y jabalíes, amaba mujeres… Beldades, leves como una nube, creadas por la magia de sus poetas geniales, me visitaban de noche y me susurraban cuentos maravillosos que embriagaban mi cabeza”. La acumulación de estas situaciones fantásticas respalda el argumento del abogado de que lo leído equivale a “la vida terrenal”.
Una segunda técnica interesante es la ironía. Por los principios del cuento era el banquero quien tenía menos que perder en la apuesta ya que, en sus palabras, “Para mí dos millones no son nada, pero usted se arriesga a perder los tres o cuatro mejores años de su vida.” (Nótese la representación egocéntrica del personaje a través del uso de hipérboles en su lenguaje: no valora su fortuna.) No obstante, luego es él el que se encuentra en una situación desventajosa, pues no es capaz de pagar la deuda: “Y si le pago, está todo perdido: estoy arruinado definitivamente…” Igualmente hay ironía por parte del otro personaje, puesto que llega a despreciar y renunciar a los millones que tanto anhelaba.
El uso de simbolismo también está presente, pero no de la forma que se esperaría. En realidad, son los dos personajes principales los que juegan papeles de símbolos. Esto se puede justificar por el hecho que no tienen nombre, algo que sugiere que Chejov los empleó para representar dos tipos de pensamiento contrastantes de su época. El primero, el del banquero, correspondería a la mentalidad capitalista que valora al dinero por sobre la vida humana este trató de matar al otro para evitar de pagar su deuda, a la que por ende el autor clasificaría como frívola, caprichosa y obstinada. El segundo, por otra parte, representaría a quienes valoraban a la vida humana por sobre lo material, y los que finalmente terminan “ganando” aun sin obtener una recompensa. Tendré entonces que concordar con el prisionero, considerando todo lo anterior, en que “Una apuesta” es más que solo un cuento.
Dana Walzer, junio de 2015.
Dado que el cuento analizado en este texto no se encuentra en nuestra biblioteca, la autora nos porporciona un enlace para su lectura