Anclado en un mundo futuro en el que existen los robots, el cuento de Isaac Asimov “Robot dreams” (“Sueños de robot”) aclara aspectos de la mente humana pero también resalta elementos sociales. Además, aunque este cuento fue publicado en 1986, se vincula estrechamente con la sociedad en la que vivimos hoy. Ese es el talento de Asimov: sus cuentos no vencen con el tiempo.
Primero, el autor pone énfasis en las relaciones laborales que pueden existir y en la importancia de la jerarquía. En efecto, en este cuento podemos ver la desigualdad entre los dos protagonistas: Susan y Linda. De hecho, una es la jefa del servicio, con mucha experiencia, mientras que la segunda es una “novata”, recién empleada en el laboratorio. Gracias a los diálogos entre estos dos personajes vemos que, por medio de frases cortas y directas, Susan quiere tomar el control del diálogo y poner a su interlocutora en una situación de inferioridad. Además, esa diferencia de posición es bien integrada por Linda ya que se siente inferior y asocia a Susan con una “Leyenda Viviente”. De hecho, sus frases son vacilantes. Este es un elemento muy relevante en nuestras sociedades, en las que las relaciones laborales son verticales y en las que solo el jefe decide, lo que podría parecer extraño en un laboratorio, donde normalmente se busca la innovación. No obstante que lo que hizo Linda fue una tentativa innovadora, destruye la estructura establecida del empleado simplemente ejecutor. Al inicio su actuación molesta a la jefa, no tanto por lo que acarreó sino por haber negado y omitido la autoridad. Entonces, cada personaje me pareció representar un modelo laboral distinto: Susan representa el antiguo modelo regido por las relaciones verticales mientras que Linda podría representar el empresario innovador, usando la tecnología, lleno de ideas e independiente. Efectivamente, Linda se vincula mucho con el modelo laboral actual de las “empresas de ideas”. Además, a través del sueño del Robot enfrentamos una denuncia de nuestro ambiente laboral en el que se viven circunstancias que empeoran. De hecho, el robot sueña con trabajadores “vencidos por la responsabilidad y la preocupación”, mineros en un entorno de radiación y calor que él rechaza para los robots. Entonces, si este mundo no es viable y feliz para los robots, no lo es tampoco para los humanos.
Segundo, Asimov pone de relieve el deseo humano de control. Me parece que este punto es el tema clave del cuento. En efecto, a través de lo que hizo Linda, se ve la posibilidad de que los robots tengan un subconsciente y que se vuelvan autónomos. Esa es la ironía del cuento y de muchas invenciones humanas: se quiere controlar más el entorno creando robots pero al final ellos podrán superar a sus propios creadores. Con las Tres Leyes se ve claramente la voluntad humana por reducir a los robots a objetos obedientes, sin conciencia de ellos mismos. Inculcando normas, obediencia frente al ser humano, se busca poner al robot en situación de inferioridad y de sumisión. Así la actitud de Susan se parece a la de los líderes autoritarios ideológicos. Podríamos hablar de “esclavitud” solo si los robots poseen conciencia y eso generaría un problema moral para esa sociedad futurista. De hecho, si los robots se vuelven autónomos y concientes de sí mismos, podrían ser considerados como seres iguales a los humanos ya que es este punto el que los disocia de los animales. Eso no se puede permitir, como lo muestra Susan, porque significaría una pérdida de control y una negación de los derechos humanos. Esa pérdida de control es el temor de los humanos representado por Susan. Los científicos quieren entender mejor el mundo y controlarlo gracias a sus descubrimientos, pero los robots avanzados ponen en peligro tal propósito. Así, la actitud de Susan evoluciona cuando el robot relata su sueño: al inicio solo ve robots trabajando de manera mecánica y dado que no hay bhumanos, se puede imaginar que estos están solamente relajándose en la oficina. No obstante, en el momento en el que el robot evoca la necesidad de tener “su propia existencia”, Susan empieza a preocuparse porque el robot niega a las Tres Leyes. Luego, al oír que el robot se identificar con un hombre, Susan se pone nerviosa y extremadamente preocupada porque significaría que ya no existen los hombres o que son controlados por robots. Por eso, decide “desactivarlo” [matarlo].
Para concluir, este cuento me pareció interesante porque trata de una variedad de temas pero no de manera frontal sino sutilmente. Así, se evocan las relaciones laborales y se puede entender una crítica de su verticalidad, que impide el progreso en el trabajo, reduciendo al trabajador en un simple ejecutor. O sea, ser un ejecutor es comparable a ser un robot. También vemos, gracias al personaje del robot, la evocación del ambiente laboral y de sus desventajas, la importancia del respeto de los derechos fundamentales (se rechaza la esclavitud gracias a imágenes) y el miedo humano por la pérdida de control. Creo que este último punto es muy revelador de nuestras sociedades en las que siempre queremos controlar nuestro entorno y en el que lo incontrolable da miedo: terremotos, muerte…
Aurore Chehere, junio de 2015.