“Alienación” de Julio Ramón Ribeyro es un cuento que, en varios sentidos, refleja la realidad de nuestro Perú. Relata la historia de Roberto, un “zambo” de barrio que sufriría varios cambios. Su interés y admiración por una chica de su adolescencia marcarían su vida, cambiando su rol en la sociedad y llevándolo al fatídico final que presenta el autor en el cuento.
Luego de que la chica que tanto había admirado desde su lugar, pero con la que nunca había interactuado, le dijera “Yo no juego con zambos”, Roberto renegaría de su propio ser. De este modo él cambió todo de sí mismo. Su ropa, color de pelo, forma de hablar, caminar, amistades e incluso pensar. Roberto intenta ser diferente desde adentro hacia fuera. Intenta convertirse en lo que a sus ojos le parece mejor de su yo actual, en un “gringo”.
En este rechazo de su ser, de su peruanidad y localidad, encuentra a Jose María, quien tiene los mismo ideales. Juntos compartirían técnicas de “alienación” que los harían distintos a los demás y más parecidos a los otros. Para ellos no era solo ser blanco o “agringado”, sino convertirse por completo. En su aventura terminarían luchando una guerra ajena con la esperanza de ser aceptados socialmente y librarse de sus problemas económicos en una sociedad de la que no formaron parte. Y aquí llegaría el final del camino para uno de los personajes, y el comienzo del regresar a aceptar la realidad para el otro.
Ahora la pregunta que surge es, ¿por qué ser un “gringo” (a los ojos de Queca) es superior? Ella siempre había salido con los más blancos, primero con Chalo Sander y luego con Billy Mulligan. Ambos representaban un mundo ajeno al que conocían Queca y Boby. Una puerta “al mundo”, que les daría la posibilidad de ser parte de otro círculo social, quizá. Ser parte de una “vida mejor”, relacionándose con personas de “mayor importancia” para ellos (mayor nivel socioeconómico), aunque esto provocara un agrio final, inesperado para ambos personajes.
Si nosotros buscamos la palabra “alienación” en el diccionario de la Real Academia, esto es lo que aparece como significado: “Proceso mediante el cual el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que debía esperarse de su condición”. En este sentido, la condición de Roberto, referida a su círculo social, a la sociedad que lo rodea, a su fenotipo y su nivel socioeconómico, indicaba un tipo de comportamiento particular, que no es el que sigue este personaje. Boby, como se haría llamar, tendría una “conciencia distinta a la que debía esperarse”, al pretender e intentar con todo su ser, ser un “gringo” por completo.
Este tipo de rechazo y suplantación de la identificación del yo, que evidencia el cuento, es una característica de nuestro mundo contemporáneo, que en mayor medida se experimenta en la sociedad peruana. Todos hemos sido presa, víctimas o victimarios de una especia de “choleo”, de una discriminación (negativa más frecuentemente que positiva) que nos encasilla y nos otorga un nombre con características particulares. Nos volvemos un paquete racial que actúa y se relaciona de una u otra forma. “Chino”, “Cholo”, “Negro”, “Gringo”, son las categorías generales en las que nos encasillamos unos a otros antes de agregarles un matiz que haga más específica y distintiva esta discriminación.
La verdad es que vivimos en un país realmente diverso, en un mundo que lo es aún más. La globalización y apertura de la economía y la información en el mundo logra una mayor interconexión y dependencia entre países, culturas y razas. Si bien ya estábamos “mezclados”, estas no van a dejar de producirse y más bien, van a empezar a acelerarse cada vez más.
Sin embargo, ¿a dónde nos lleva esta multiculturalidad? Uno pensaría a priori que en un país multicultural las diversas formas de pensar deberían confluir, haciendo que la población tenga una mente cada vez más predispuesta a aceptar lo diferente como bueno y positivo. Pero la realidad es otra. Terminamos asociando un cierto color de piel a un cierto poder adquisitivo y estrato social. Si bien esto viene matizado por otros factores, como la forma de hablar y de vestir, son elementos propios de una “raza”, que fue a la que Roberto decidió insertarse a como diera lugar.
Finalmente, algo sorprendente acerca de este cuento es la forma en la que está escrito. A modo de “chisme”, de “historia que contó el amigo del amigo”, a modo de rumor. Esta forma de escritura termina de reflejar la crítica a la sociedad peruana. La predominancia del rumor y la discriminación son dos elementos presentes hasta el día de hoy. Nuestra sociedad debe empezar a madurar en estos dos sentidos: a volverse cada vez más objetiva, y a ser menos discriminadora. Quizás algún día esto se corrija y el destino de Boby y Queca sean finales ajenos al entendimiento del lector peruano. Apuntemos a que llegue ese momento.
Angel Daniel Sánchez, junio de 2015