En este ensayo escribiré sobre mi autor favorito, Jhon Ronald Reuel Tolkien (J. R. R. Tolkien). Admiro la obra de Tolkien no solo porque el género que más me agrada es el de la ficción fantástica, sino porque su obra va más allá de eso. De ella se pueden obtener personajes con quiénes podemos sentirnos identificados aunque aparentemente “no son de este mundo”. Además, su profundidad moral y las enseñanzas de cada obra son tales que desde mi punto de vista, un libro de Tolkien puede darnos no uno sino múltiples mensajes y dejarnos no el final de la historia sino la total interpretación. Como diría Tolkien en una de sus cartas: «Es un “cuento de hadas”, pero un cuento de hadas escrito para adultos».
Respecto a la última afirmación, la aclararé mediante un ejemplo. En la trilogía El Señor de los anillos. Su autor nos introduce en un mundo imaginario habitado por hombres, elfos, enanos, hobbits, que recibe el nombre de Tierra Media. Esta se ve seriamente amenazada por un poder destructor que desea tener bajo su dominio a todos sus moradores. Tal como dice el título la obra gira entorno a un anillo de poder, uno que puede dominar a todos, como lo diría el autor:
«Tres anillos para los reyes elfos bajo el cielo.
Siete para los señores enanos en casas de piedra.
Nueve para los hombres mortales condenados a morir.
Uno para el Señor oscuro, sobre el trono oscuro
en la tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la tierra de Mordor donde se extienden las sombras».
Respecto al anillo, este objeto puede ser solo mediador del poder y de la corrupción o también puede ser un personaje, depende de cómo se mire. Por ejemplo, se puede aducir que el anillo es un mediador, un simple objeto dado que no posee alma y no tiene libertad ni voluntad propia pues está ligado a Saurón (el Señor oscuro) y su fin es encontrarlo. Sin embargo, también puede ser visto como un personaje dado que la historia, los tres libros (en realidad los cinco junto con los dos de El Hobbit, aunque en menor medida), giran en torno a él. En contraste con el otro punto de vista, el alma partiría de Saurón, y la voluntad del deseo de corromper y regresar a su amo.
Así como este hay muchos puntos sobre los que se debate, y no hay posición errada ya que el libro deja la oportunidad de inferir y argumentar e incluso de encontrar válidas argumentos opuestos, como en el caso del anillo.
Lógicamente me impresiona mucho, haciendo un paralelo con nuestra realidad, cómo nos dejamos de alguna manera atrapar por el poder en cualquiera de sus formas y llega el punto que vemos en nuestra sociedad a personas en las que no actúa su propia voluntad sino la del poder. El anillo de esta trilogía responde muy bien a cómo el hombre se deja seducir ante los placeres terrenos de tal modo que pierde su esencia. El caso más cercano es el de Gollum, que antes de encontrar el anillo era Trahald o Smeagol, un hobbit de la Comarca; sin embargo, en su primer encuentro con el anillo, por obtenerlo estranguló a su mejor amigo, Deagol cuando este se negó a dárselo.
Uno de los personajes que más me agrada es Sam, quien es para mí la concepción más sublime de la amistad y el honor. Su lealtad e incondicionalidad hacen de este personaje pieza clave para que Frodo cumpla con la misión que le fue asignada: destruir el anillo en el Monte del Destino, lugar donde fue forjado. A pesar de la carga que supone llevar el anillo, Sam no se separa de Frodo, aun cuando este le pide que lo haga. Sam tiene claro que si Frodo tiene una misión, él tiene la suya propia: acompañarlo en el camino por pesado que sea, así que pone a su amigo sobre los hombros y lo lleva hasta el volcán, porque, como él dice: “si no puedo llevar al anillo por ti, puedo llevarte a ti”.
Tolkien dotó a su obra, sobre todo a El Silmarillion y El Señor de los anillos, de una sólida estructura muy elaborada, mimada en detalle con profusión de datos útiles para el lector, dotada de una rica y vasta mitología con una carga sobrenatural y mágica que envuelve toda la obra, la concreción y descripción de lugares, nombres, paisajes; su situación en la Tierra Media, el mapa que describe, hacen en mi opinión una obra maestra. Todo ello intrincado para el disfrute del lector de una manera que resulta creíble y fascinante a la vez.