El cuento que más me llamó la atención fue “Un día perfecto para los canguros” de Haruki Murakami. Si bien es uno de los más cortos que leímos en el taller, con solo cuatro páginas, creo que es un ejemplo perfecto de lo que los cuentos cortos pueden lograr. Asimismo, presentó una de las discusiones más interesante que recuerdo en el chat.
En primer lugar, es necesario hacer una corta reseña del cuento. Un chico y su enamorada se enteraron de que había nacido una cría de canguro en el zoológico local. Hacían constantes planes para ir a visitarla, pero la vida se interponía en el camino y diversos obstáculos les impedían la visita. Eventualmente quedó un día libre para ir a ver a los canguros. Fueron al zoológico con la preocupación de no poder apreciar a la cría porque en el mes que pasó desde que nació, evidentemente ha crecido. Luego de unas dudas de la enamorada, el chico regresa con un hotdog para encontrar que el pequeño canguro se ha metido en la bolsa de su madre, comprobando que efectivamente aún se trata de una cría de canguro. Finalmente, la pareja termina de comer su snack y se retira a tomar una cerveza.
Como se puede ver, el cuento no tiene una trama definida. Se trata simplemente de un día que pasó una pareja en el zoológico. No hay un gran desenlace o un complicado misterio a resolver. Es exactamente lo que Murakami describe: se trata, después de todo, de un día perfecto para los canguros. En la discusión, a muchos de mis compañeros no les gustó el cuento. Si bien puedo entender su sentimiento (es muy comprensible considerando que otros cuentos de tamaño similar han mostrado una trama más profunda, con personajes más desarrollados), creo que en ningún momento Murakami promete más de lo que escribe. El cuento es exactamente lo que describe su título. Por lo tanto, para mí no existe una excusa suficiente como para estar decepcionada ya que el autor nunca crea expectativas falsas.
Igualmente, creo que en su simpleza, el cuento puede ser percibido como un comentario interesante de la sociedad en la que vivimos y de lo que realmente importa en la vida. En particular, me atrajeron los primeros párrafos. Entre el momento en que los protagonistas se enteran del nacimiento de la cría de canguro y el momento en que al final lo van a visitar pasa un mes. El chico describe que en este tiempo, nunca se presentó la ocasión de ir a visitar al canguro ya que la vida real se interponía. Ambos sufrieron diversos eventos inesperados, desde citas con el dentista, lluvia, trámites en la municipalidad, entre otros. Lo especial de estos contratiempos es que realmente no tienen nada en especial. Todos los tenemos que vivir en un nuestro día a día. Se trata de momentos que nos impiden realmente vivir la vida y disfrutarla. Por lo tanto, al leer este cuento me pude sentir fácilmente identificada. En particular, me pude dar cuenta de que se trata de un fenómeno bastante actual y presente en nuestra sociedad: el día no basta para nuestras actividades ya que el mundo se mueve tan rápido.
Probablemente la parte que más interesó de todo el cuento fue la siguiente: “Y, de ese modo, transcurrió todo un mes. Porque un mes, en verdad, pasa en un abrir y cerrar de ojos. No logro recordar qué diablos estuve haciendo durante todo ese tiempo. Me da la impresión de que hice muchas cosas y, a la vez, de que no hice nada. Yo no me di cuenta de que había transcurrido hasta que el mes llegó a su fin y vino el cobrador de periódico”. Creo que este párrafo dice mucho: mayormente, nuestra vida está formada por esos momentos que no vamos a recordar. Se trata de los procesos logísticos necesarios (las citas con el dentista, los días de limpieza, los trámites, etc.) para continuar teniendo una vida normal y corriente. Sin duda, para cualquiera es fácil saber de qué está hablando Murakami. El sentir que se pierde la vida en tareas irrelevantes y sin significado es una característica universal.
El haber identificado este tema en el cuento me hizo pensar en los otros momentos de nuestra vida que no son parte de estos procesos logísticos diarios. Si bien la introducción demostró las varias dificultades que tuvieron los protagonistas al acordar una fecha para visitar al canguro, Murakami luego explora el gran resultado de esta espera: el día perfecto con los canguros, que en cierta manera se puede percibir como la recompensa.
La razón por la que me gusta esta lectura está muy relacionada con el hecho de que muestra dos aspectos muy reales de la vida diaria. Puede que tengamos que hacer trámites y vivir por momentos que no nos gustan o que nos parezcan molestosos y repetitivos. Puede que estos momentos se lleven gran parte de nuestra vida hasta que vayamos perdiendo el rastro del tiempo, como sucede con el protagonista. Sin embargo, al final son los días perfectos con los canguros los que hacen que valga la pena la espera y que te den una mayor apreciación de la vida y de esos momentos escasos pero valiosos.