Romina Peralta, “Análisis de ‘Las primeras luces’ de Guillermo Niño de Guzmán”
“Las primeras luces” cuenta dos historias paralelas sobre un mismo personaje, Pedro Medina, las cuales suceden en diferentes momentos de su vida. La primera historia comienza con Pedro sintiendo mucho dolor y dan a entender que está herido en un campamento de guerra en la selva. Sabemos que el autor del cuento, además de ser cuentista, también es periodista y que estuvo en la guerra entre Perú y Ecuador, por lo que podemos inferir que la historia sucede en esa guerra. El cuento continúa describiendo el sufrimiento y la impotencia que siente Pedro al no poder hacer nada para detenerlo, de pronto un dolor intenso se desató en su interior y cuando trató de pedir auxilio se dio cuenta que no salían las palabras, poco a poco sintió sensación de ahogo y luego el relato cuenta que se desvanece.
Ahí es donde comienza la otra historia. En esta, Pedro es un niño que se enamora por primera vez en el balneario de su infancia. En esta parte el autor cuenta la historia dando la impresión de que es uno de los recuerdos más preciados del protagonista.
La historia continúa de vuelta en la guerra pero recién después del primer párrafo te puedes dar cuenta de que es un momento anterior al narrado inicialmente. En este segmento el relato cuenta que el campamento fue bombardeado y todos tenían que huir, pero un compañero de Pedro había entrado en estado de shock y no podía moverse. Luego aparece un cabo que obliga a Pedro a dejar a su amigo ya que no colaboraba. El segmento termina con ellos escapando y rodando por una trocha.
Luego la historia regresa a cuando él era niño, acá sí se sigue una línea de tiempo y se continúa la historia de Pedro y su primer amor. En este “recuerdo”, Pedro se alista para ir a una fiesta con la chica que le gustaba.
De regreso a la guerra, se cuenta que el cabo que lo obligó a separarse de su amigó y él deciden regresar por su compañero y ayudarlo a escapar. Para poder ayudarlo a reaccionar tuvo que amenazarlo, le dijo que si no lo seguía, él sería el encargado de matarlo y así fue como su amigo decidió reaccionar. Cuando estaban a medio camino estalla una bomba frente a ellos y lo deja inconsciente, cuando despierta está en un campamento seguro y el teniente le dice que pronto llegará el helicóptero con la ayuda. Este campamento es que el del inicio de la historia, en donde él ya se encontraba herido. Cuando termina ese segmento, comienza nuevamente el de su niñez y recuerda la que probablemente fue la mejor noche de su vida junto a su querida Cristina.
Luego, de vuelta a la guerra, Pedro se despierta con el sonido del helicóptero. El teniente lo ayuda a subir y le asegura que todo saldrá bien. Una vez allí se encuentra con un conocido y le pregunta si lo veía muy mal y su amigo le dice que no. Luego Pedro presta más atención a dónde se dirigía el helicóptero y pregunta hacia donde iban, se da cuenta que se dirige hacia la luz y el dolor desaparece.
El relato continúa nuevamente en su niñez, donde él despierta de una pesadilla en donde cuenta lo mismo que acababa de pasar en el helicóptero.
Finalmente en el último segmento, regresando a la guerra, el amigo que Pedro salvó lo está tratando de despertar, pero luego entra el teniente y le dice que ya está muerto.
El cuento presenta dos historias paralelas que finalmente se cruzan, por otro lado el autor utiliza una herramienta en donde la historia no ocurre en orden cronológico. Este cuento me gustó mucho porque no me esperaba el final y tuve que volverlo a leer para entender varias cosas. En la primera parte en donde dice que se desvanece, en realidad se está muriendo, luego, la historia paralela de su infancia me parece que son como esos recuerdos felices de tu vida que dicen que pasan por tu mente cuando vas a morir y por eso los menciona el autor, además posiblemente quiso de generarle ganas al lector de conocer más de la historia con Cristina y saber si Pedro la ve luego de la guerra. Finalmente lo que ocurrió en el helicóptero fue algo que sucedió después de morir y probablemente haya sido eso lo que creyó vivir, al morir, porque alguna vez de niño lo soñó, además que se prestaba para las circunstancias.
Las historias que dejan tantos cabos sueltos y te hacen querer volver a leerlas para descubrir más secretos son las que aprecio más y creo que Guillermo Niño de Guzmán hizo un gran trabajo con esta historia.