Jose Luis Repetto, “‘Un día de estos’ de Gabriel García Márquez”
“Un día de estos” fue, sin duda, el cuento que más me gustó de todos los que tuve la suerte de poder leer en estos meses. El cuento se encuentra muy bien estructurado, sigue una secuencia clara y tiene una narrativa limpia, fina y sencilla. Como la que suele caracterizar a los relatos del recordado Gabriel García Márquez.
El cuento trata del alcalde del pueblo que va a donde un dentista para que le saquen la muela y relata las peripecias por las que tuvo que pasar para solucionar su problema dental. Este comienza con una interesante descripción del ambiente y el personaje principal: Don Aurelio Escovar, un dentista sin título. El dentista es interrumpido por su hijo quien le dice que el alcalde desea atenderse a fin de que le extraigan una muela. El dentista se rehúsa en un primer momento de atender al alcalde, pero cuando este se percata que se encuentra ahí, no le queda más remedio que extraerle la muela.
La prepotencia marca el inicio del cuento. El alcalde se impone sobre el dentista. “Si no me sacas la muela te pegó un tiro” parece ser la frase que se le imputa al alcalde. Sin mayor remedio, el dentista tiene que atenderlo. Y se desquitará de esta labor que va contra su voluntad. ¿Cómo? Muy sencillo, operándolo sin anestesia. Sí. Sin anestesia.
Acto seguido, el dentista procede a extraer la muela. Mientras ello ocurría, el alcalde sufre: “crujido de huesos en la mandíbula y sus ojos se llenaron de lágrimas”. La visita al dentista se convirtió en puro sufrimiento. El alcalde temblaba hasta que se recompuso una vez extraída la muela. Cuando todo este dolor hubo terminado, el alcalde se despidió “con un displicente saludo militar” y le pidió al dentista que le pase la cuenta. Intrigado, el dentista le preguntó si a él o al municipio. Él alcalde con una frase que quedará marcada para la posteridad solo atinó a decir: “es la misma vaina”.
¿Qué se puede comentar de todo esto? Muchas cosas. Las tres cortas páginas del cuento contienen mucha información relevante. Primero, más que hablar de una corrupción, es sensato afirmar que aquí existe una severa superposición de funciones. El alcalde considera que el municipio es su chacra, su tienda, su reino o su feudo. Él es quien manda y es quien puede decidir a su antojo los designios de su pueblo y por tanto disponer a su sola voluntad de los recursos del mismo. Por ello, la frase “es la misma vaina” pinta de cuerpo entero la mala e incorrecta administración del municipio.
Y todo esto no sólo es un reflejo de los tiempos en los que se escribió en el cuento, sino que nos atañe hasta el día de hoy. Por ejemplo, hoy día mismo en los periódicos, se da la noticia que un presidente regional (similar a un alcalde) dilapida los recursos públicos para sus fondos personales. Lo expresado en este cuento no es un relato de esos tiempos pasados sino que es una descripción de nuestro presente. Es algo que está tan arraigado en los funcionarios públicos que es difícil cambiar la forma de pensar. Y es algo que se remonta desde tiempos de la conquista española en América. Por ello, el cuento de García Márquez nos sigue pareciendo actual porque es un relato de nuestros problemas anacrónicos.
Otro tema que me llamó poderosamente la atención es el ejercicio de la profesión sin contar con un título profesional. Este dentista es uno sin título. Es un ser que opera sin haber ido posiblemente a la universidad o no haber concluido sus estudios. Y ejercer una profesión sin contar con el título profesional es, en algunos países, una actividad penada con la cárcel.
Esto nos demuestra la (también) moral inferior del dentista. Y el dentista refleja a los ciudadanos. Muchas veces nosotros, los ciudadanos, exigimos algo totalmente superior a las autoridades cuando nosotros mismos no somos personas moralmente correctas. Y el razonamiento del funcionario será por qué cumplir con las reglas, si los propios ciudadanos no las cumplen. Se crea así, un círculo vicioso. Un círculo que suele englobar a los cuentos de Gabriel García Márquez.