Estefanía Abanto, “‘El Limpiador’” de Rocío Silva Santisteban”
El cuento “El limpiador” de Rocío Silva Santisteban se caracteriza por la frialdad y crudeza que acompañan cada detalle a lo largo de la historia. Este cuento también trata de reflejar una realidad que vivimos día a día en Lima, dependiendo de las zonas, en algunas áreas con más frecuencia que en otras, pero esta violencia está presente. Este cuento también refleja el círculo vicioso de la violencia que genera más violencia debido a la ausencia de policía o de autoridades que puedan frenar la toma de vidas inocentes.
Entre los personajes principales tenemos a Plomo, un policía retirado, víctima de la violencia recurrente en el barrio marginal en el que vivía, quien recibió los restos de su hija en un saco, entregado directamente por el asesino de la manera más cruda que se puede imaginar y la autora detalla esto muy bien en el cuento. Es impresionante el nivel de ausencia de autoridades que puede existir para que asesinos de esa clase se tomen la libertad de entregar los cuerpos de sus víctimas sin temor alguno de ser atrapados, mientras que Plomo siente una profunda impotencia al no poder hacer nada al respecto en ese momento.
Después de este incidente, Plomo se sume en la desesperación de cobrar venganza por la muerte de su hija, visitando los lugares más peligrosos en búsqueda de los sicarios más especializados para que realicen el trabajo de asesinar a Mostrenko, el asesino de su hija. En el camino encontró al Limpiador a quien le da la misión de asesinar al asesino de su hija. El Limpiador es un sicario muy conocido por sus grandes habilidades para asesinar gente sin tener remordimiento alguno y además hacer este trabajo de la manera más fría y rápida, quien además enseñaba sus habilidades a muchos jóvenes y era admirado por ellos.
Este cuento además permite al lector tener una idea más clara de los pensamientos del asesino, reflejando las ganas del mismo de querer “volver a sentir” pues al tener una vida tan cruda y sin remordimientos, había perdido las emociones y nos muestra también la impotencia del Limpiador por querer sentir de nuevo, pero al estar tan inmerso en la violencia y malvivir ya no logra tener ningún sentimiento. Esto lo demuestran las últimas líneas del cuento donde el Limpiador menciona: “Dicen que hay que comerse un corazón de hombre para volver a sentir.”