Alejandra Terrones, “Arthur Conan Doyle”
Arthur Conan Doyle nació en Edimburgo (1859), fue médico y escritor de novelas policiacas. Su obra más destacada fue la serie de cuentos de las aventuras de Sherlock Holmes, que relatan las aventuras del detective aficionado para resolver casos de cierta complejidad. El primer cuento publicado por Doyle fue el “Estudio en Escarlata” en 1887. En él se presenta el contexto y los personajes que serán la base para el desarrollo de los más de cincuenta relatos.
Sherlock Holmes es descrito como un detective asesor de la fuerza policial en Londres que destaca por su habilidad para realizar deducciones sobre una situación mediante la observación. Su inseparable compañero, El doctor Watson, lo asiste en muchas de sus aventuras. Y finalmente, el inspector Lastrade que necesita del ingenio de Sherlock para resolver muchos de los casos que se le presentan.
¿Pero cómo es que estos simples personajes hacen de las historias de Conan Doyle historias inolvidables? Considero que son varias las razones que nos cautivan. Primero, uno de los ingredientes clave en el éxito de las historias de Doyle es la interacción entre los personajes, cada uno de ellos representa una forma de ver la historia, por lo que finalmente se complementan. Sherlock Holmes es representado como un personaje meramente analítico, con gran capacidad de deducción (a partir de detalles muy pequeños). Por ejemplo, en el cuento de “El carbunclo azul” Holmes es capaz de deducir el estatus social, la edad y hasta los problemas que Henry Baker tenía con su esposa solamente mediante la observación de las características del sombrero que encontraron. Por otro lado, el personaje de Watson es el narrador de las historias de Holmes, es un atento observador de su ingenio y proporciona al lector una forma de relacionarse con la historia.
El que las aventuras de Sherlock Holmes sean narradas por Watson y no por Sherlock genera una conexión con el lector, ya que el personaje de Watson pasa a ser los ojos y oídos del lector en la historia. Considero que esta es la segunda razón del éxito de las historias de Doyle, ya que con cada una de ellas proporciona un reto. Personalmente, esta es la principal razón por la que he leído varios de sus cuentos, al leerlos siento que el autor brinda los elementos necesarios para resolver cada uno de sus misterios e incentiva al lector a seguir el formato del pensamiento deductivo de Holmes. De esta forma, Doyle convierte a Sherlock en el maestro y al lector en un estudiante que mediante la práctica puede alcanzar la capacidad deductiva de este gran detective.
FInalmente, uno de los elementos más importantes en las aventuras de Sherlock Holmes, es la idea de que la inteligencia y la observación pueden resolver grandes misterios. Es decir, Doyle nos lleva a pensar que los problemas de la vida cotidiana pueden resolverse mediante simple observación, una realidad para muchos ideal y a la vez utópica.