Rocío Silva Santisteban: “El Limpiador”, por Gianni Devercelli

Gianni Devercelli participó en el club en el ciclo Verano 2012

“El Limpiador” nos permite acceder a una literatura cruda. Es un cuento perturbador y duro que habla sobre la violencia que se vive en las calles. Permite insertar al lector en la realidad de muchas de nuestras ciudades, que viven dominadas por la violencia, el alcoholismo y las drogas. Estos universos cerrados mantienen sus propias reglas.

En el cuento, Rocío Silva Santisteban nos presenta a un personaje llamado Plomo, cuya hija había sido asesinada cruelmente a manos de uno de los malandrines más violentos del barrio. Plomo, sin importar lo que pudiera venir después, decide vengar a su hija. Para esto, encarga matar a Mostrenko, la persona que acabó con la vida de ella. Él no lo haría con sus propias manos porque ya era viejo y para ese trabajo era necesaria la puntería de algún experto, alguien con suma certeza y frialdad. El Limpiador, personaje principal del cuento, es el líder del barrio y sería la persona indicada para esta tarea. Para él, matar ya es apenas un juego, tenía años en esto.

Los acontecimientos suceden en una unidad vecinal. Estos lugares se caracterizan por ser muy pobres. Las familias viven apiñadas y en las calles los perros vagabundos se alimentan de la basura. La ausencia policial es notable. Estos barrios parecen un campo de batalla y mantienen sus propias leyes. Los niños no van a la escuela y los días son de un ocio constante. Desde muy corta edad empiezan a portar armas (las vende cualquier ambulante) y las manejan como si fueran juguetes. Con el tiempo estos niños forman pandillas, se drogan y beben alcohol. Para poder pagarse estos vicios se dedican a vender drogas, asaltar gente, robar carros y algunos se convierten en sicarios. Piensan hacer fortuna en el mundo del crimen ya que el trabajo es sinónimo de esclavitud y aquellos que intentan conseguirlo son considerados necios.

En el Perú esta realidad delictiva se vive en muchas zonas. Por ejemplo, en Lima podemos ver esta situación en los Barracones del Callao. A este lugar la policía casi no tiene acceso, y en caso de ingresar el riesgo es muy alto. La policía tiene que enfrentarse a bandas de delincuentes fuertemente armados (algunos portan granadas de guerra), y muchos agentes carecen claramente de la preparación y los recursos necesarios. Los barrios más peligrosos del Callao son Castilla y Loreto. El líder de Castilla, era Wilson Mesías, alias “Pedrito”. Este fue acribillado junto a su enamorada por la banda de Loreto en el 2008. Tenía varios seguidores y había asesinado a decenas de personas, tal como el Limpiador. Los líderes son los más respetados del barrio. Gozan de poder ya que este respeto lo han ganado con la cantidad de delitos cometidos y la precisión con la que cumplen sus encargos. En el cuento se menciona lo siguiente sobre el Limpiador: “Tiene entre siete y ocho pupilos en verano y un par más en invierno; a los ahijados no les cobra nada y a los otros apenas lo suficiente para unas chatas del licor más barato. Dicen que tiene paciencia y buena mano; por eso sus catecúmenos, como él los llama, son los más solicitados por los pequeños narcos locales o por las fuerzas de choque de los partidos políticos”.

Esta realidad no se da únicamente en nuestro país. En Brasil, son muchas las favelas que albergan a delincuentes armados que son altamente peligrosos. México también es otro claro ejemplo. En Ciudad Juárez la violencia ha hecho que los jóvenes desde niños quieran ser narcotraficantes, matar y ser ricos. Ya no hay código de maldad, es un oficio más. No hay ley que castigue, no hay ley que haga justicia.

Resulta importante analizar las principales causas de la violencia en estos barrios. La más importante es el narcotráfico. Esta es una práctica muy común en estos lugares. Los narcotraficantes esconden armamento, municiones y drogas. También reclutan sicarios estrellas que trabajan como sus guardaespaldas o asistentes personales. En algunas zonas los narcotraficantes imponen sus propias reglas a la población, exigiendo lealtad y respeto a cambio de protección. Otra de las causas es la facilidad con que se puede conseguir un arma de fuego tal como vimos en el cuento. El número de armas que hay en estos lugares es muy elevado y el arsenal cada vez más sofisticado. Por último, la ausencia de uno de los padres y la violencia doméstica también constituyen factores que contribuyen a generar el fenómeno de la violencia en las calles.

Luego de cometer tantos crímenes y actos de violencia, es muy difícil volver a tener una vida normal. Muchos sicarios intentan volver a ser personas normales, pretenden recuperar los sentimientos (como el Limpiador), encontrar un trabajo e incluso constituir una familia para tratar de ser felices. Muy pocos lo consiguen ya que día a día estas personas han ido alejándose de la sociedad oficial y de sus normas de convivencia. Por lo general, estos se convierten en seres fríos y crueles. No sienten culpas ni remordimientos ante sus actos brutales y se sienten inocentes ya que han creado sus propios códigos. Esta necesidad de recuperar los sentimientos la podemos ver en la siguiente frase del cuento: “Quiero sentir lo que mierda sea, decía casi susurrando cuando nadie lo escuchaba. Quería sentir al besar los muslos de una mujer, quería sentir algo cuando uno de sus mocosos le daba las gracias por prestarle su pistola, quería sentir aunque sea un pequeño vacío al recordar al loco Max, quería sentir cualquier cosa al mirar los cadáveres que dejaba detrás de él. Pero no podía. El Limpiador no podía sentir absolutamente nada. Nada. Era totalmente incapaz aun de una sensación tibia.”

Para combatir la violencia en las calles deben desarrollarse herramientas para la inclusión social. Una herramienta muy útil que se ha desarrollado es el hip-hop. Este baile en las calles se ha venido promoviendo y se ha convertido en una alternativa a la violencia. Muchos niños ahora ven cómo sus ídolos practican este tipo de bailes y siguen sus pasos.

Es importante que todos tomemos conciencia sobre la realidad de nuestras calles y que cada uno de nosotros vele por que exista un rol de la sociedad mediante el cual se ofrezcan perspectivas de un futuro mejor, y un plan de ciudadanía que les devuelva la dignidad a estas personas que desean cambiar para bien.