Edgardo Bravo

Edgardo Bravo

Mas vale prevenir (Con GPS), que lamentar

Si bien es necesario determinar las responsabilidades de una tragedia como la ocurrida recientemente en Pasamayo, también, es imperioso prevenir que sucesos similares ocurran nuevamente.

Previamente debemos señalar que en nuestro país la instalación obligatoria de GPS en vehículos de transporte de pasajeros y más recientemente (julio de 2017) en vehículos de carga con la finalidad de evitar el exceso de velocidad – por ende, reducir accidentes- y fiscalizar las transgresiones. Los datos colectados por el GPS se envían al Centro de Gestión y Monitoreo de la Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías – SUTRAN.

En dicho marco, la tecnología puede ayudarnos tanto a penalizar como a prevenir. Por un lado, el GPS ha sido mudo testigo para determinar, en parte, la responsabilidad de los conductores, toda vez que ha revelado con datos el exceso de velocidad de los vehículos. Por otro lado, el GPS nos ayuda silenciosamente a prevenir estos accidentes pues se espera que el monitoreo por un agente externo (SUTRAN) provoque un comportamiento adecuado de los choferes (respetar el límite de velocidad).  Este monitoreo puede actuar de dos formas diferentes: primero, para diversos investigadores de  la psicología social las personas que se sienten observadas o monitoreadas tienden a mejorar o medir su comportamiento.  La razón de esto estaría en la tendencia humana de quedar bien con los demás o mantener su reputación. Esto ha justificado, por ejemplo, la introducción de cámaras de vigilancia en las organizaciones o en las ciudades. En esa medida, un conductor respetaría el límite de velocidad pues la sociedad que lo monitorea espera  tal cumplimiento.

En segundo lugar, la psicología social también muestra que el ser humano se comporta considerando las consecuencias que acarrearían sus acciones. En esa medida, si el chofer no respeta el límite de velocidad puede provocar un accidente y, luego, ser responsabilizado por ello. El monitoreo a través del GPS establecería objetivamente su responsabilidad, por tanto, inhibiría de alguna manera la transgresión de las normas.  Cabe agregar que para que este monitoreo sea eficaz, los choferes deben percibir que las transgresiones son efectivamente penalizadas. Y esto es una tarea pendiente de las instituciones involucradas (policía, poder judicial, SUTRAN, municipalidades, entre otros).

[Tuit extraído de Twitter @MininterPerú]

Un lector crítico podría cuestionar que el monitoreo con GPS ignora que la prevención debiera estar en la conciencia moral del individuo independientemente de si se le monitorea o no. Es decir, el chofer debe respetar el límite de velocidad, no por “quedar bien” o por “por temor al castigo” sino porque es moralmente correcto respetar la vida propia y la de los demás.  Ciertamente, estamos de acuerdo con esta última reflexión, sin embargo, el ser humano es complejo y tiene múltiples motivaciones para su comportamiento. En esa medida si bien es relevante la prevención basada en términos morales esto debe trabajarse en el largo plazo en las escuelas y las familias,  pero en el corto plazo, el uso de la tecnología puede ayudar a prevenir.

En resumen, la tecnología GPS puede colaborar no sólo para sancionar las transgresiones sino también para  prevenir el exceso de velocidad. No obstante, la sociedad y sus instituciones tienen tareas pendientes para que este monitoreo resulte eficaz. Y más allá de la tecnología, el respeto a la vida es una piedra angular en este tema.

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