Realmente notable la rapidez con la cual una denuncia en las redes sociales se convirtió en una campaña nacional de solidaridad con el ciudadano Ricardo Apaza, por un trato discriminatorio recibido en el Cine UVK Larcomar. En solo 24 horas, miles de ciudadanos se han solidarizado con su causa, como también la Ministra de Cultura, Gastón Acurio, Jessica Tapia y muchos otros personajes públicos. En tiempo récord, Indecopi y la Municipalidad de Miraflores iniciaron una investigación, mientras que Anonymous Perú adelantó juicio y anuló la página Web de la empresa.(*)
Confieso que esta movida me genera reacciones mixtas. Por un lado, qué bueno que la sociedad civil se moviliza de esta manera contra el maltrato a un ciudadano de origen indígena en Miraflores. No es la primera vez que ocurren este tipo de incidentes en Larcomar y ya hay alta sensibilidad al respeto. Pero por el otro lado, considero algo irresponsable la manera en la cual muchos líderes de opinion sacaron sus conclusiones sobre el caso, la empresa, y la misma trabajadora responsable.
¿Con qué argumentos se debe sancionar a la empresa? Parece ser una empresa peruana en expansión, con establecimientos en diversas ciudades y barrios del país, que dan trabajo a centenares de jóvenes, sin arrasar con cerros ni secar lagunas. El hackeo a su Web no nos permite conocer mas detalles, y no conozco a los propietarios (Luis Alberto Ubillús y Arun Kumar Kapur), ni se qué trayectoria tienen en estos temas. Pero si no tienen denuncias previas ni una conducta sistemáticamente discriminadora, quizás lo que corresponde no es una sanción legal sino disculpas sinceras al cliente, sanciones internas al personal responsable, y capacitación intercultural para el resto.
Pero también cabe preguntar, ¿cuál es la responsabilidad de la trabajadora, la señorita Luz Ubillús Saavedra? ¿Villana racista que maltrató y le llamó “pendejo” al Sr. Apaza? (según los amigos del artesano). ¿O una trabajadora excesivamente pegada a las normas, en una sociedad donde el desprecio a las mismas, es la norma? Cuando una persona compra un boleto de entrada a un establecimiento y luego se retira temporalmente, debe mostrar su boleto al regresar. Si el Sr. Apaza no sabía esto, por ser su primera vez en un multicine, ¿por qué sus amigos no le avisaron de ello cuando salió al baño, para que vaya con su boleto? (Y cuando no regresó a la sala, ¿por qué no salieron a buscarlo?)
Por supuesto, el Sr. Apaza merecía el beneficio de la duda, y la conducta mas adecuada de la trabajadora hubiera sido acompañarlo a la sala a buscar su boleto, no humillarlo o dejarlo en la puerta. Este trato, probablemente refleja el racismo complejo y «en cascada” que prevalece entre muchos peruanos, Sin embargo, me llama la atención la cantidad de personas famosas que insisten; “¡a mi nunca me piden el boleto cuando salgo del cine!”. ¿Qué nos dice esto? Que al rico y famoso, no le aplican las normas. Pero los trabajadores tienen el derecho a pedirlo, es su chamba cuidar que nadie entra sin pagar, y todos debemos tenerlo en la mano por si acaso.
Finalmente, espero que las autoridades, los periodistas, y otros líderes de opinión que han asumido esta noble causa, también denuncien la discriminación que existen en sus propios entornos laborales y sociales. Que practican igualdad de oportunidades al contratar personal en sus oficinas, sin recurrir a la vara o clientela. Que no discriminan a las personas que trabajan en sus hogares, y que cumplen con todos sus derechos. Que de ninguna manera frecuentan a clubes privados que discriminan en sus políticas de admisión, y que no sean cómplices de la publicidad racista y sexista en los medios que los contratan. Que pagan sus impuestos, hagan su cola, y sí, que muestran sus boletos a la trabajadora que los pide…con respeto.
(*) Actualización (16/12): Anoche nos enteramos del cierre temporal y multa aplicada a la empresa UVK Cine por laMunicipalidad de Miraflores. Aún no me queda claro qué evidencia usaron para tomar esta decisión, pero parece que ésta empresa NO suele pedir los boletos a las persona que van a al baño, y por lo tanto el mismo hecho de pedirselo al Sr. Apaza, e impedir su reingreso, fue suficiente para la sanción. Una sanción ejemplar, que sin duda afecta el negocio en estos dias de fiestas, y debería servir de advertencia a otras empresas, para que capaciten a su personal y eviten tratos discriminatorios a clientes de grupos sociales historicamente excluídos.