“Creo que el Perú está yendo más hacia una meritocracia… ves mucha gente que ha ascendido socialmente, gente que ha invertido mucho en educación y le ha ido bien. Yo creo que el tema “racismo”, en términos de empresa, va en tendencia decreciente”.
“Pero sí es cierto que para ciertas cosas, hay jefes que dicen “para tal rubro, que vayan personas de cierta condición”. Por ejemplo para el tema financiero, la gente busca a los chicos exitosos, de clase alta, con buena educación, buena presencia… no necesariamente son los más capaces, pero sí, la gente de rasgos andinos generalmente van al almacén, o a contabilidad”.
— Gerente de empresa minera, 2011.
En los últimos años el Perú ha avanzado no solo en el plano económico, sino también en la celebración de su diversidad étnica y cultural. Mientras la Constitución establece que toda persona tiene derecho a la igualdad ante la ley, y “nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole” (Titulo I, Cap. 1, Art. 2), diversos decretos y ordenanzas ha reforzado este objetivo, respondiendo a una mayor conciencia ciudadana y la presión de diversos movimientos sociales.
A pesar de dichos avances, en el Perú de hoy las desigualdades siguen siendo profundas e intensamente sentidas. La mayoría de peruanos considera que prevalece la desigualdad frente a la ley, y casi un tercio de encuestados sobre la materia dice haber experimentado alguna forma de discriminación – sea por su clase social, raza, sexo, lugar de origen, discapacidad u otros factores. (Sulmont 2010). Las ciencias sociales, en cambio, han producido relativamente poca investigación sobre este fenómeno en el periodo pos-90.
Frente a esta situación, en 2010 el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) inició un programa de investigación sobre la discriminación en este Perú “moderno” y globalizado del siglo 21. Ubicados en una universidad privada y de élite, consideramos fundamental reflexionar no solamente sobre la situación del país, sino también sobre nuestro propio entorno. Participan en la iniciativa la Decana y el Vice Decano de Economía, Arlette Beltrán y Gustavo Yamada; la Jefa de Departamento de Ciencias Sociales y Políticas Liuba Kogan; la Coordinadora del Área de Políticas Sociales del CIUP, Janice Seinfeld, y otros profesores-investigadores de Economía (Juan Francisco Castro, Francisco Galarza, Ricardo Montero) Administración (Rosa Maria Fuchs, Patricia Lay) y Ciencia Política (Cynthia Sanborn).
En junio 2010 organizamos un primer taller, La Discriminación en el Perú: Investigación y Reflexión, con el propósito de identificar fuentes, conocer los principales estudios existentes, e identificar vacíos de información y análisis. Participaron colegas de la PUCP, GRADE, IEP, las universidades nacionales de San Marcos, la Cantuta y Huamanga, el INEI y la Defensoría del Pueblo, CEDET, Lundú, Chirapaq y la Casa de Panchita.
El pasado 06 de octubre de 2011, organizamos un segundo evento, titulado La Discriminación en el Perú: entre el Estado y el Mercado, para presentar avances de algunos estudios realizados por profesores y alumnos de la UP, sobre temas de desigualdad y discriminación en los servicios públicos, el sistema educativo, el mercado laboral y la empresa privada. Estos trabajos, aun no publicados en su versión final, dan una nueva mirada a las estadísticas existentes, y también utilicen novedosos métodos experimentales, testimonios y trayectorias laborales, para abordar este fenómeno complejo.
Los hallazgos estan disponibles en la página web del CIUP y en dos informes de resumen. Entre los más preocupantes, esta la constatación de Yamada, Lizarzaburu y Samanamud, de que la brecha de sueldos entre peruanos de orígen indígena por un lado, y blancos y mestizos por otro, ha aumentado en los últimos años y esta alrededor del 53%. Buena parte de estas diferencias se pueden explicar por obstáculos en el camino educativo y familar previo, temas analizandos en otros trabajos de Castro, Yamada y Asmat, y de Beltrán y Seinfeld. Pero los estudios también generan evidencia de discriminación en el mismo mercado laboral, entre personas con similares cualificaciones educativas y profesionales pero diferentes rasgos fisicos o culturales. Esto es el caso, por ejemplo, en un estudio experimental realizado por Galarza, Kogan y Yamada, utilizando CVs de personas de diferentes razas y apellidos. Como comenta Galarza, “el Perú debe internalizar que tiene una gran diversidad
de etnias. Digo esto porque muchas veces una persona no es convocada a
una entrevista de trabajo solo porque no tiene los patrones de la
llamada belleza occidental”.
Coincidió con este seminario un resurgimiento de denuncias (en La Mula, Desde el Tercer Piso y otros medios), sobre situaciones anacrónicas de discriminación en clubes privados de élite en Lima. El caso particular del Club Villa, criticado por tener baños segregados para trabajadoras domésticas, llegó hasta las altas esferas del Poder Ejecutivo, donde la Ministra de la Mujer decidió tomar cartas en el asunto.
Por indignante que sea el caso, creo que aquí hay dos temas mas importantes por discutir que el uso de inodoros. El primero, es la misma existencia de clubes y asociaciones que restringen explícitamente su membresía por factores de sexo, raza, religión o linaje, pero siguen recibiendo trato preferencial y subvenciones del Estado, desde exoneraciones tributarias al derecho de ocupar importantes espacios de playa o del centro histórico.
Hay una tensión inherente entre la libertad de asociación, y el derecho a no ser discriminado. Pocos cuestionan el derecho de la Iglesia Católica a operar colegios solo para católicos, o solo para hombres, y en principio no debe preocuparnos si algunos señorones desean reunirse en privado para tomar sol o buen trago, sin la molestosa presencia de mujeres o negros. Pero, ¿donde ponemos la raya entre los derechos de unos y otros? ¿A quiénes otorgamos beneficios tributarios y otros privilegios? Esto es especialmente importante cuando tales asociaciones no solo funcionan como espacios de esparcimiento, sino también como lugares para hacer negocios o determinar contratos y asensos laborales, como sugieren algunos testimonios en el trabajo de Kogan et al; “Incluso se señala que cuando se recluta jóvenes profesionales muchas veces colocan en sus currículos sus membrecías: miembro del Club Nacional, miembro del Club Regatas, miembro del Golf Los Inkas… “¿Y a mí qué me importa que seas miembro de este club?», preguntó un gerente,
«Pero pasa; es un tema de signaling…”.
El segundo tema, es la situación general de las trabajadoras domésticas, dentro de la cual el no usar el mismo baño de sus jefas, es lo de menos. Según el OIT y MINTRA, en esta economía tan pujante, hay más de 450,000 domésticas quienes, en su mayoría, trabajan a puerta cerrada, reciben menos del sueldo mínimo vital, y tienen jornadas mucho mas largas que las 48 horas semanales establecidas por ley. La mayoría no está afiliada a algún sistema de salud o pensiones, y el 38% tiene entre 14 y 24 años de edad, muchas sin acceso a las oportunidades educativas disponibles hoy para personas de su edad. Aunque las mujeres en general han cerrado la brecha educativa y han entrado masivamente al mercado laboral, en muchos casos lo que les permite avanzar es la delegación de responsabilidades domesticas a otras mujeres, antes de una división mas equitativa del trabajo entre la pareja. Felizmente,el MIMDES, junto con el MINTRA, también anuncia avances en este campo, al promover la ratificación del Convenio No 189 de la OIT sobre los derechos de los y las trabajadores domésticos.
En 2009, la Defensoría del Pueblo se pronunció tajantamente; “Enfrentar la discriminación de manera honesta, decidida e integral, constituye una de las urgentes tareas que deben llevar a cabo el Estado y la sociedad en su conjunto.” Desde la Academia tratamos de hacer un modesto aporte, y esperemos que las nuevas autoridades hacen lo suyo.
(1) Liuba Kogan, Rosa María Fuchs y Patricia Lay, Sistemas abiertos y/o encubiertos de discriminación en el entorno laboral de pequeñas, grandes y medianas empresas en Lima Metropolitana, CIUP, Documento de Discusión DD/11/08, octubre 2011.