A veces la política peruana da pereza. Sí, yo sé, esa debe ser la menos irritante de todas las emociones que genera. Pero venir a ver que el alcalde-no-doctor de Lima sale a anunciar —con la elocuencia que lo caracteriza— que la MML va a construir un tercer carril en la Av. Benavides no deja de generar un agotador gesto de decepción.
Hace unos meses escribí este post, a partir de la misma brillante idea del alcalde de Jesús María. Afortunadamente, en ese caso se retrocedió en ese despropósito y —¿adivinan?— con el respaldo de la misma MML. Como sería ocioso repetir el desarrollo completo de las ideas que expuse en ese momento, las resumiré aquí. En todo caso, quien quiera entrar en el detalle, puede ver el post, que está suficientemente documentado. Y con figuritas.
1ero. El tráfico no es un sistema lineal. Así como un bypass no sirve para nada si no se integra con un plan metropolitano de desarrollo urbano, así tampoco un tercer carril en una avenida random va a ayudar en nada al tráfico de la ciudad, sino se enmarca dentro de una estrategia integral de optimización del flujo vehicular. Y el único lugar donde existe una planificación de ese tipo está en PLAM2035, el mismo que se han pasado negando los últimos siete meses. Y en ese mismo plan se habla de cómo la Av. Benavides debe convertirse en un eje vial, pero a partir de la línea 3 del Metro de Lima y su correspondiente corredor complementario. Y no de una vía rápida improvisada. Los sistemas complejos —y el tráfico vehicular es uno— no puede entenderse, ni menos resolverse, a partir de parches y soluciones aisladas.
2do. En los flujos a través de redes suele ocurrir lo que se conoce como paradoja de Braess. Este fenómeno refleja que no siempre añadir alternativas de circulación en una red que sea recorrida por elementos que actúen de forma individual ayuda a mejorar el flujo. De hecho, muchas veces lo empeora. Esto puede relacionarse con lo que mis amigos economistas llaman demanda inducida.Aquí hay un simpático artículo donde citan un estudio que muestra que, de decenas de casos estudiados en el mundo, hasta en un 25% el tráfico desaparecía de una zona cuando se redujeron los carriles o cuando los accesos a las vías principales fueron restringidos. Estos resultados hay que saberlos leer, sin embargo. Como se ha visto en el punto anterior: un sistema complejo como el tráfico vehicular no se puede entender a partir de una pequeña parte. Y existe suficiente evidencia para temer que una ampliación como la propuesta genere más tráfico que el que resuelva. Eso fue lo que pasó al inicio con el Corredor Azul, que se comentó aquí y aquí. Por eso estas decisiones deben estudiarse, enmarcarse dentro de un plan que involucre a toda la ciudad, no dispararse según se le ocurra a alguien, sin ningún análisis o justificación de por medio.
3ro. Los cambios de carril son uno de los principales problemas del tráfico. Eso lo sabemos, está documentado y lo podemos ver a diario. Sí, me refiero a esos cambios innecesarios que en nuestra sociedad somos tan proclives a realizar. William Beaty lo documenta bastante bien en este entretenido post. Hasta simulaciones tiene. Y es que, añadir carriles a avenidas solo aumenta las oportunidades de que nuestra idiosincracia saque a relucir uno de sus peores matices. Aquí se desarrolla también este tema, desde otro punto de vista.
En fin, este es un tema que puede documentarse, sustentarse y revisarse incansablemente. Si todos queremos una Lima mejor, ¿por qué no nos preocupamos un poco —un poquito, siquiera— en pensar qué hacemos por ella?
Actualización: Gracias a mi amiga Eliana Carlín, adjunto esta clarísima infografía donde se resume, breve y categóricamente, todo lo que se ha venido diciendo de este tema. Espero que con su difusión evitemos que nuestras autoridades sigan destruyendo empiecen a construir una mejor Lima.
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