Daniel Madueño

Mi experiencia académica en Maastricht University fue muy especial y única. Como muchos ya sabrán, Maastricht University es una universidad muy exigente y dura; justamente es por eso que se le reconoce como una de las mejores universidades no sólo en Europa sino también a nivel mundial. Sin embargo, la metodología de enseñanza es muy interesante y más divertida que las metodologías que utilizan en otras universidades más tradicionales; otra razón por la cual ha logrado semejante reconocimiento alrededor del globo.

La metodología de enseñanza que utilizan en Maastricht University se llama Problem Based Learning (más conocida como PBL). Esta consta de grupos tutoriales pequeños de entre 12 y 15 personas aproximadamente, en los cuales, con un apoyo mínimo del tutor, se busca resolver problemas que la literatura presenta con casos de la vida real, literatura académica y la misma experiencia de las personas que forman el grupo. En esta metodología hay tres partes: la ‘pre-discussion’, la preparación para la ‘post-discussion’ y la ‘post-discussion’. Estas tres partes se realizan para cada tarea (‘task’) del curso y, para cada una de estas, se asigna a un alumno para que sea líder de la discusión y a otro para que tome notas de lo discutido en la clase. La ‘pre-discussion’ está compuesta por la revisión del ‘task’ y de conceptos teóricos relacionados al mismo y una sesión de ‘brain-storming’ entre los alumnos en la cual se discuten y definen los objetivos de aprendizaje para dicha tarea. Luego, la preparación es individual y usualmente se le asignan dos ‘papers’ o lecturas a cada persona o se le da una relación de fuentes de información al alumno para que este escoja las dos o tres que crea más relevantes para lograr responder los objetivos de aprendizaje. También se promueve bastante que el alumno investigue otras fuentes de información. Finalmente, la ‘post-discussion’ consiste de un repaso de cada objetivo de aprendizaje que se definió, en el cual cada alumno aporta a la discusión basándose en las fuentes que investigó (es por esto que a veces se le asignan lecturas a cada alumno, de modo que las lecturas leídas por el grupo sean variadas) y, con la ayuda del líder de la discusión y el tutor, se conectan los diferentes conceptos vistos en las diferentes lecturas y se responden los objetivos de aprendizaje.

Por otro lado, este sistema también utiliza muchos casos reales para ilustrar los problemas que investigamos en las tareas y fomentar la aplicación de los conceptos vistos a estos casos de la vida real. Estos casos también se analizan basándose en preguntas u objetivos de aprendizaje, pero en este caso, establecidas por el tutor/coordinador del curso, por lo que solo reciben una breve discusión luego de haber sido leído individualmente por cada alumno de la clase. Asimismo, cabe recalcar que esta metodología de enseñanza se centra bastante en los alumnos, por lo que a veces se apoya de dinámicas como las facilitaciones para compartir conocimiento teórico relacionado al curso. Las facilitaciones consisten de clases al estilo presentación, que están a cargo de un grupo elegido, el cual se encarga de preparar todo el material para la clase y guiar la discusión en la misma, asegurándose de cubrir todos los puntos relevantes al tema asignado.

Los puntos más positivos de mi experiencia académica fueron: la gente, los profesores, las instalaciones y facilidades, y la metodología de aprendizaje. En primer lugar, la gente con la que me tocó en las clases y en la universidad en general durante ese ciclo fue un factor que contribuyó mucho a que mi experiencia fuera positiva. No solo la universidad de Maastricht pero en sí Maastricht como ciudad es bastante conocida por ser una ciudad estudiantil la cual recibe miles de estudiantes de diversos lugares del mundo. Esto permitió que conociera gente increíble muy variada y con diferentes perspectivas y diversas experiencias que contar en las clases y vincularlas con los temas que estudiamos. Incluso rápidamente muchas estas personas pasaron de ser mis compañeros de estudio a ser mis amigos con quienes pasaba mi tiempo libre. Adicionalmente, la mayoría de alumnos de la universidad brindaban bastante apoyo a los alumnos de intercambio de tal manera que se nos hacía más fácil adaptarnos a su sistema de aprendizaje y para conocer la universidad en general. Luego, los profesores también aportaron positivamente a mi experiencia dado que eran bastante abiertos a escuchar diferentes perspectivas y bien comprehensivos con los alumnos de intercambio y todo tipo de barreras de comunicación o de adaptación que se nos pudiesen presentar. Asimismo, cabe mencionar que tuve la suerte de que me tocara con tutores muy buenos y carismáticos que estuvieron encantados de recibir alumnos de todas partes del mundo. En tercer lugar, las instalaciones de la universidad quedaban cerca al Guesthouse donde me quedaba (siempre iba en bicicleta a clases) y eran muy cómodas para ir a estudiar, tener reuniones grupales, hacer uso de computadoras, etc. El intranet de la universidad también era muy ‘user-friendly’ y fácil de utilizar, los servicios académicos eran muy eficientes, y había impresoras en todas las facilidades de la universidad (incluyendo el Guesthouse). Finalmente, la metodología de aprendizaje fue otro factor positivo para mi experiencia dado que hacía que las clases sean más dinámicas y, por lo tanto, más divertidas. Y también, al utilizar casos reales, era más fácil aterrizar los conceptos vistos en clase y aplicarlos a otras situaciones.

La parte más negativa de mi experiencia académica se debió principalmente a: la carga excesiva de trabajo, la exagerada cantidad de ‘papers’ y las barreras de comunicación. Primero, cada curso requería muchísimo tiempo de trabajo, ya fuese preparándome para los ‘post-discussions’, preparando facilitaciones, resolviendo casos/‘tasks’ o avanzando con los trabajos respectivos, muy aparte de las horas de clase que se le asignaban al curso. Segundo, no estoy seguro si fue algo específicamente de los cursos que elegí, pero tuve que leer un exceso de ‘papers’ y literatura académica que, aparte de ser lecturas largas y engorrosas de por sí, no eran tan interesantes como los casos reales y otras lecturas que eran más amigables para leer. Finalmente, desde que estoy en el colegio he podido entender y hablar en inglés sin problemas, sin embargo, justamente por la formalidad y el empleo de términos tan académicos en los materiales de lectura, se me hacía difícil a veces seguir la clase o las lecturas sin tener que pasármela buscando algunas palabras en Google Translate o interrumpiendo la clase para preguntar, ya que muchas veces se asumía que todos en la clase entendíamos.

Durante mi estadía en Maastricht me alojé en la “casa de huéspedes” de la universidad; Maastricht Guesthouse. Tengo bastantes amigos que fueron antes que yo a Maastricht y, ya que todos me decían que tenía que quedarme en el Guesthouse, decidí hacerles caso y alquilarme un cuarto ahí. Incluso tuve la suerte de que me recomendaran el mejor pabellón (el C), donde terminé viviendo momentos inolvidables con muchas personas que conocí durante mi estadía. En el Guesthouse sólo se quedaban alumnos de la universidad, principalmente los de intercambio, por lo tanto, era normal encontrarte con la misma gente que te encontrabas en tus clases por los pasillos del Guesthouse. Una página web que me sirvió mucho para conseguir mi cuarto fue www.maastrichthousing.com, que me la recomendó la universidad misma.

No participé en un ningún tipo de Buddy Program, sin embargo, fue más que suficiente con asistir a la semana introductoria y los eventos de bienvenida preparados por la universidad o grupos de alumnos de la misma durante la primera semana para así empezar a conocer y compartir con estas personas que se terminarían volviendo mis hermanos por esos 5 meses siguientes.

La ciudad de Maastricht es una ciudad universitaria bastante pequeña. De hecho eso es algo que me gustó mucho de la ciudad como un lugar para vivir ya que podía llegar a donde quería con mi bicicleta o, a lo peor, con un paseo de 15 minutos en bus, y la mayoría de gente que vivía en la ciudad era joven. Por otro lado, a pesar de su tamaño, Maastricht era bien divertido. La ciudad en sí era muy bonita como para caminar, había bastantes parques, plazas donde hacían ferias frecuentemente por diferentes ocasiones, ríos que atravesaban la ciudad, luces decorativas de noche en las avenidas principales, entre otras cosas que hacían que pasear por la ciudad sea una experiencia tan agradable.

En mi tiempo libre, al igual que en Perú, montaba ‘skate’. Para mi suerte, Maastricht tenía dos ‘skateparks’; uno en un parque al costado del río, y otro debajo de un puente. Después de clases, siempre y cuando el clima lo permitía, agarraba mi ‘skate’ y me iba pateando hasta cualquiera de los dos ‘skateparks’. Terminé haciendo bastantes amigos en los ‘skateparks’ también, ya que ninguno de mis amigos de la universidad compartía ese hobby conmigo. Por otro lado, por las noches salíamos a discotecas, fiestas o bares con gente del Guesthouse. Casi siempre comenzábamos haciendo previos en el Guesthouse y terminábamos en ‘De Alla’, la única discoteca que abría hasta después de las 3:00am en todo Maastricht, o de vuelta en el Guesthouse. Asimismo, de vez en cuando planeaba viajes durante los fines de semana a otras ciudades de Europa que quedaban relativamente cerca. Por suerte, Maastricht queda en un lugar muy céntrico, y teníamos a Alemania y Bélgica a no más de 20 minutos en tren y la gran Ámsterdam a dos horas y media en tren.

El proceso de matrícula para los alumnos de intercambio en la universidad de Maastricht era bastante simple y, no contentos con eso, la universidad te daba un manual a detalle de todos los pasos que tenías que realizar para matricularte, te mandaba constantemente correos para que no se te pasen las fechas límite, y te daba bastante información acerca de los cursos. Fue realmente fácil inscribirme a los cursos que quería. Incluso pude cambiarme de curso sin problemas luego de la matrícula. Además, a la hora de matricularse no había posibilidad de que se te cierre un curso ya que la cantidad de grupos tutoriales lo definían en base a la cantidad de alumnos matriculados al curso en vez de hacerlo al revés.

Para mi suerte, mi familia por el lado de mi madre es italiana y hace ya bastantes años que cuento con mi pasaporte italiano. Esto me permitió viajar a Holanda y a los demás países que visité durante mi estadía en Europa sin la necesidad de tramitar ninguna visa o documento adicional para mi viaje.

Finalmente, hay dos recomendaciones que me siento responsable de comunicarle a toda persona que se vaya de intercambio a Maastricht. En primer lugar, compra una bicicleta de segunda apenas llegues. Mucha gente no quería comprarse una bicicleta al inicio para luego darse cuenta que era necesaria para moverse a todos lados y que, al no tener una, iban a ser dejados atrás en diversas ocasiones. Otras personas no querían gastar mucho en la bicicleta y se compraron una tan mala que se les malogró al mes. Yo recomendaría comprar una de entre 70 y 90 euros pero siempre fijándose antes de que tenga mínimo dos cambios, luces (que son obligatorias para andar en bicicleta de noche), frenos que estén operativos, una cadena o algún sistema de seguridad y que esté en un estado aceptable. Y en segundo y último lugar, aprovechar los Group Tickets. NS, la compañía de transporte público de Holanda ofrecen precios especiales cuando compran los boletos en grupos grandes y, por lo tanto, la gente que vive ahí suele hacer grupos de Facebook para reunir gente que quiere viajar en un mismo día de una ciudad a otra dentro de Holanda, para conseguir sus tickets de ida y vuelta un mismo día más baratos. Gracias a esto, pude disfrutar muchos fines de semana en Eindhoven o Ámsterdam gastando solo 7 euros en transporte.