Kristian López Vargas Miguel Nunez-del-Prado Hugo Alatrista-Salas
Universidad de California, Santa Cruz, EEUU. Universidad del Pacífico Perú
Millones de peruanos se están preguntando cuánto tiempo va durar la cuarentena. ¿Por qué? Porque millones de familias van a pasar un periodo muy difícil con las consecuencias económicas y sociales de la pandemia y su necesaria cuarentena. Si nos vemos obligados a prolongar la cuarentena por mucho tiempo, muchos padres de familia van a verse obligados a quebrarla para ir a buscar cómo alimentar a la familia –recordemos que millones de hogares en el Perú no tienen ahorros y generan ingresos por día.
¿Qué se puede hacer?
La solución está en reanudar, incluso promover, la actividad en varios sectores esenciales de la economía manteniendo al mínimo la densidad de la interacción humana. Hay muchas formas de lograr ello. Sin embargo, para lograr esa reanudación hay algo más urgente que debemos hacer primero y en pocos días: usar toda la tecnología que existe para tener un sistema más inteligente de detección realmente temprana de los infectados. Así evitaremos colapsar la capacidad del sistema y muchas muertes. La efectividad de este sistema será vital (literalmente) cuando la cuarentena termine–y solamente tenemos una oportunidad para hacerlo bien.
En concreto, debemos implementar un sistema de trazador de contactos aproximados para encontrar y notificar a probables infectados de manera más eficiente. Este trazador es la versión moderna del método de contact tracer que se usa combatir la expansión de enfermedades infecciosas investigando qué personas estuvieron en contacto con el infectado.
¿Cómo funciona?
Se puede implementar de muchas maneras, pero la idea central es simple: mantener un registro de la locación de las personas en los últimos 14 días, hora a hora, por el periodo de la epidemia. ¿De qué sirve eso? Supongan que gracias al registro sabemos que tres ciudadanos que hoy dieron positivo estuvieron en el mismo mercado hace cinco días a medio día. Es decir, ese mercado, ese día y a esa hora, era una zona caliente. Supón que, también gracias al registro, podemos trazar cuáles otros ciudadanos estuvieron en ese lugar a la hora incorrecta. Se les contacta, se filtran, y a los que califiquen se les aplica la prueba. A los que dan positivo de este grupo, se les vuelve a trazar los pasos y sus “contactos aproximados”, y así sucesivamente. En un plano más general, se pueden publicar los lugares y horas riesgosas, para que la misma gente que estuvo ahí y hoy presenta al síntomas se presente para la el diagnóstico. Sistemas de este tipo se han implementado en Korea del Sur y se están discutiendo o en proceso de implementar en varios otros países como Taiwan, China Corea del Sur Israel.
¿Así de simple?
Realmente no es una tarea trivial. El truco está en que no es fácil obtener ese registro. Para comenzar, no existe como tal en un solo lugar. Segundo, cuando existen datos parciales o parecidos (por ejemplo con datos del uso de teléfonos móviles usando triangulación de torre celular, o de las ubicaciones de los lugares dónde se usó una tarjeta de crédito o débito) estos están protegidos por ley, como debe ser.
¿Qué solución hay?
Una solución es ver si algún tipo de acceso seguro y anonimizado se puede obtener en coordinación con las empresas correspondientes. Sin embargo, esto podría demorar dependiendo del marco legal, la voluntad política de varios ministerios y el grado de colaboración de las empresas incierto.
Sin embargo, la solución que creemos más apropiada en este contexto sin precedentes es más directa: se puede crear un registro de las ubicaciones que sea digital, seguro, respetuoso de la privacidad, automático y voluntario (aunque fuertemente promovido) usando una aplicación móvil ligera que registre la ubicación GPS del dispositivo móvil cada cierto número de minutos. Además este sistema se puede mejorar usando la tecnología Bluetooth o Wifi, la cual permitiría decir con más precisión la ubicación de un usuario dentro de un mall (indoor), por ejemplo.
El app podría tener información de contacto básica, dar opciones de privacidad, y subir los registros a un servidor seguro apenas el usuario se conecte a una red de WiFi. Así sólo una entidad autorizada podría “desanonimizar” las trazas de las personas que han estado en una zona de riesgo y son potenciales infectados (recordemos que el derecho a la privacidad individual está supeditado al bienestar de la sociedad). Adicionalmente, el sistema generaría notificaciones para quienes hayan estado en la zona y hora riesgosas.
El sistema funcionará mejor si, como en otros países, se intenta combinar las soluciones usando varias fuentes de datos (el app, triangulación de la señal de celulares, datos de uso de tarjetas bancarias, etc.). Eso además puede suplir el hecho de que la participación en el registro al app sea voluntaria, y por ende incompleta. En cualquier caso, si el sistema se implementa de manera correcta, las matemáticas son contundentes: aun con solo un tercio de participación se pueden salvar muchas vidas.
Compartir
Actualidad, Tendencias