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3. Miedo, horror, ¡terror!

cuervo

La literatura de miedo, horror o terror es la fuente de un género desarrollado en el cine incansablemente desde hace casi cien años (con Nosferatu, por ejemplo, cine mudo alemán de 1922). Pero hay una diferencia importante entre la literatura de horror y el cine de terror de nuestro tiempo, en el que se recurre más al “efecto”, a la provocación del susto, el espanto repentino que nos haga temblar en la butaca. La literatura de terror, de una forma más pausada pero mucho más profunda, nos lleva a experimentar el miedo como pasión básica pero no cae en ese efectismo del susto que nos ha impuesto Holywood. El lector contemporáneo, por tanto, puede llegar a sentir que los cuentos de Poe, Lovecraft y otros autores, parecen “no dar miedo”. Hay que poner atención en la creación de la atmósfera, en el suspenso y en la descripción de los miedos de los personajes y recordar que “dar miedo” no era su objetivo original sino plantear misterios y escudriñar el alma humana en sus zonas más oscuras.

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Edgar Allan Poe de terror

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe (1809-1849) no solo fue un extraordinario poeta romántico y creador de uno de los personajes más interesantes de la literatura policiaca, como es Auguste Dupin. Quizás la razón más significativa de su enorme fama, su interminable influencia y su permanente actualidad, es que se trata de un autor de cuentos de misterio y miedo; un fundador del género terrorífico.

La narrativa oscura, gótica, de Poe, ha trascendido el tiempo y el espacio. Traducido a incontables idiomas y reeditado constantemente, Poe sigue llenando nuestra imaginación de temores. Hay en su obra fantasmas y espantos, toda una vida espectral dispuesta a estremecernos a lo largo de las líneas de sus estupendos cuentos. Un ejemplo muy importante de esta tendencia es el fabuloso cuento largo “La caída de la casa de Usher”, que ha inspirado películas, obras de teatro, pinturas y hasta música. Pero hay también otra serie de cuentos en los que lo espectral no tiene lugar sino que se concentra en los miedos y la perversidad del individuo. Es el caso de «El pozo y el péndulo» (que revive la época oscura de la Inquisisción) o «El corazón delator», donde es la culpa la que parece operar como fuerza incontrolable.

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El oscuro y pesadillesco mundo de Lovecraft

H. P. Lovecraft

Por su parte, en Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) tenemos a otro fundador de todo un subgénero y una literatura de culto. Lovecraft fue un escritor prodigio: escribió su primer relato de terror a los quince años de edad, y, aunque dedicaría su juventud a la poesía, desarrollaría más adelante toda una especie de amenaza latente en los mares, monstruosa, terrible, alrededor de la cual crecería la leyenda de Los mitos de Ctulhu, de los cuales la historia más representativa tal vez sea “La sombra sobre Insmouth” (que se puede descargar en PDF de aquí). Desarrollados casi siempre en el frío y húmedo paisaje de la costa noratlántica de los Estados Unidos (Rhode Island, Maine), los sencillos pueblos de pescadores sobreviven a la amenaza de una especie monstruosa que viene de las profundidades y se confunde con nosotros en un oscuro afán de conquista (esta temática sería retomada después por muchos autores, entre ellos Stephen King, en “La niebla”, también llevada al cine).

Una serie de cuentos menos conocida de Lovecraft es la llamada “onírica”, que personifica Randolph Carter, un filósofo-investigador enfrentado a extraños poderes como en “La declaración de Randolph Carter”.

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El poder del miedo en Rasnic Tem

Steve Rasnic Tem (EUA, 1950) es un autor emblemático de la exploración con lo fantástico, el miedo psicológico y el suspenso. Ha escrito novelas, poesía (muy interesante es su poesía de ciencia ficción) y sobre todo cuentos; una obra cuentística que ha sido comparada con la del mismo Kafka o con la de Bradbury. El crítico Joe Lansdale afirma que Tem “es una escuela de narrativa en sí mismo”, que le ha valido importantes premios y hasta una nominación a los prestigiosos premios Bram Stoker de la Asociación de Escritores de Horror, una organización mundial que agrupa a los autores de este prolífico género. Entre sus estrategias argumentales está la mezcla de la inocencia con la oscuridad del alma humana, como podremos ver en “El escondite”.

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Lecturas

  • Edgar Allan Poe, “El corazón delator”: blogPDF (original en inglés aquí)
  • H. P. Lovecraft, “La declaración de Randolph Carter”: blogPDF (original en inglés aquí)
  • Steve Resnic Tem, “El escondite”: blogPDF

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Sugerencias de lectura

En ciclos anteriores del club hemos leído otros cuentos de estos y otros autores, que se enlazan a continuación para quien quiera seguir sufriendo:

 

2. Detectives y criminales

gunLa literatura policiaca es heredera del naturalismo, sus temas suelen tener un aspecto relacionado con la objetividad en la solución de misterios o crímenes, pero en realidad va más allá en cuanto a la creación de situaciones ficticias y la exploración de los tortuosos mecanismos del alma humana y de aquello que la lleva a la transgresión de la ley, la ruptura del pacto social. Técnicamente se trata de un género que desde su inicio irá fortaleciendo el suspense, la tensión dramática, hasta apoderarse totalmente del lector a través de ocultarle cosas e irlas develando poco a poco.

Una de sus características, desde que Edgar Allan Poe y Arthur Conan Doyle comenzaran a crear misterios, es el desarrollo de un personaje que protagoniza muchas historias o aventuras: el detective (profesional o aficionado, por voluntad o por accidente) que el público admira y sigue a través de la forma privilegiada de edición de fines del siglo XIX y principios del XX: la entrega periódica a través de un diario (cualquier semejanza con las series policiales de TV, no es mera coincidencia). Son famosísimos los detectives de muchos de los autores del género: Sherlock Holmes (Doyle), Auguste Dupin (Poe), Poirot (A. Christie), Spade (D. Hammett) o Marlowe (R. Chandler). En muchos de ellos, el atractivo viene de su intuición, que a veces se impone a la observación “científica”.

Aunque muchos autores, como Christie, Hammett y Chandler se especializan en este tipo de narrativa, otros la abordan esporádicamente creando también grandes historias (Hemingway, Borges, Bioy Casares y muchos más), pero estirando los límites del género más allá de sus dos extremos tradicionales: la narración detectivesca clásica (donde el detective representa claramente el bien y la razón) o la «negra» (donde el detective se inserta en los bajos fondos, es más complejo y no siempre le salen bien las cosas, es decir, es un anti-héroe).

1. Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

“Elemental, mi querido Watson”. ¿Quién no ha oído o leído esta frase? Con ella, Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo los pormenores de algún misterio que, aunque se ocultaban para todos los demás, eran evidentes para él. Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, Escocia, 1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles. Seleccionar un relato es muy difícil. Leamos “Las cinco semillas de naranja”, en el que pueden verse las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.

2. Raymond Chandler

RaymondChandler

RaymondChandler

Nacido en los Estados Unidos (Chicago, 1888-1959) en el seno de una familia desintegrada, su madre lo envía a Inglaterra, donde se forma en literatura para luego volver a su país de origen. Viajó por Europa, luchó en la Primera Guerra Mundial y casi toda su vida trabajó en posiciones ejecutivas de grandes empresas, pero su voluntad literaria terminó por dominar su vida y emprendió una obra que sería capaz de transformar el género policial al darle a sus historias y personajes características complejas, donde domina el cinismo, la ironía y la ambigüedad: se le considera padre de la literatura negra, que después de él se impuso en el género por su carácter más atractivo, misterioso y, quizá, humano. No falta en su narrativa la denuncia de los valores materialistas de la sociedad contemporánea, a través de la visión del crimen, la codicia y la transgresión. En «Estaré esperando» es interesante la forma en que el protagonista principal media entre diversos intereses, aunque al final las cosas puedan salirse de control.

3. Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

(Illinois, EUA, 1899-1961) En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra). Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que prefigura el thriller contemporáneo por su argumento y su estilo: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples.

Las lecturas obligatorias:

  • Arthur Conan Doyle, «Las cinco semillas de naranja»: blogpdf
  • Raymond Chandler, «Estaré esperando»: blogpdf (original en inglés aquí)
  • Ernest Hemingway, «Los asesinos»: blogpdf (original en inglés aquí)

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Lecturas sugeridas:

En ediciones anteriores del taller habíamos leído obligatoriamente «Los crímenes de la calle Morgue» de Edgar Allan Poe, con lo que se convertía en el único autor de todo el taller que leíamos dos veces, pues después aparece en la semana de horror. Lo retiramos esta semana de las lecturas obigatorias para dar lugar a Chandler, por su presencia en el ámbito de la narración negra. Pero si no se quieren perder los magistrales, clásicos cuentos policiales de Poe, están en la biblioteca:

  • «Los crímenes de la calle Morge» blogpdf (original en inglés aquí)
  • «La carta robada» blogpdf.

Y otro de Sherlock Holmes: «El carbunclo azul»: blogpdf (original en inglés aquí.)

7. Latinoamérica: tradición e innovación

«He dicho Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte.” Joaquín Torres García. Universalismo Constructivo, 1941.

El largo periodo colonial en lo que hoy es América Latina impuso el castellano sobre regiones en las que se hablaban (y se hablan aún hoy) cientos de idiomas originarios, con sus propias literaturas y tradiciones orales. En cada uno de los países que se formaron después de las guerras de independencia hace 200 años, el español americano fue adquiriendo acentos y expresiones locales que recogían las tradiciones autóctonas y le daban características especiales. Sin embargo, durante el primer siglo de vida independiente, fuimos una especie de «hispanohablantes de segunda»; siempre vigilados por la ortodoxia española que, a través del lenguaje y su Real Academia, continuaba el colonialismo en el ámbito cultural. Ricardo Palma, en el Perú, fue uno de los primeros escritores que reivindicó nuestras múltiples formas de hablar y escribir español como legítimas, autónomas y con pleno derecho, es decir, no subordinadas a la de la metrópoli. A partir de entonces (la época del modernismo), nuestras literaturas aprenderían a andar solas.

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Horacio Quiroga (Uruguay, 1878-1937)

Horacio Quiroga

Horacio Quiroga

Aún dentro de la corriente vigente a fines del siglo XIX y principios del XX, el modernismo, Horacio Quiroga desarrolló una obra que podemos considerar fundadora para el género cuentístico latinoamericano. Fuertemente influenciado por Edgar A. Poe, y tomando como fuente su propia vida de aventuras y asediada por la tragedia, escribió cuentos que pueden ser incluidos entre los clásicos de suspenso. Ha pasado a la historia no solo como constructor de nuestra visión de la selva y de las penurias de los expedicionarios y trabajadores de las inhóspitas florestas que cubren las cuencas de los ríos Paraná y Uruguay, sino también por la visión del horror en sus Cuentos de amor, de locura y de muerte, como es el caso de «El almohadón de plumas».

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Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986)

Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges

Durante las primeras décadas del siglo XX, Europa fue centro de la experimentación artística en todos los ámbitos. Esa época de vanguardias o «ismos» (futurismo, surrealismo, creacionismo, dadaísmo, ultraísmo, etc.) cambió la fisonomía de la literatura, la poesía, la pintura y la música. Ahí estuvo el argentino Jorge Luis Borges, que traería a América ese impulso creador. Poeta vanguardista, más adelante fue escritor de cuentos fantásticos con un componente ensayístico impresionante y su obra constituye un portentoso universo de lo imposible. Uno de sus más famosos relatos, «El Aleph» es hoy referencia para cualquiera que desee abordar el género fantástico. Cabe recordar que Borges, que no escribió novelas, consideraba que «el cuento es un género más antiguo que la novela y quizás pueda outlive, quizás pueda vivir más allá de la novela».

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Edmundo Valadés (México, 1915-1994)

Edmundo Valadés

Edmundo Valadés

La Revolución Mexicana, primera revolución social del siglo XX, generó una nueva narrativa (la «novela de la Revolución Mexicana) que contaba la tragedia de ese periodo violento de la historia, pero fueron autores posteriores como Juan Rulfo, Juan José Arreola y Edmundo Valadés, los que alcanzaron madurez mediante una literatura que profundizaba en los contrastes sociales de un país refundado «a medias». Valadés ha sido uno de los más destacados representantes del género corto, a cuya difusión dedicó su vida desde la famosa revista El cuento, publicando a autores poco conocidos, traduciendo los de otras lenguas e innovando con géneros como la minificción. Su cuento «La muerte tiene permiso», publicado en 1955, es ya un clásico del género donde destaca la economía de recursos de intriga y de personajes, y el final sorpresivo.

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Clarice Lispector (Brasil, 1920-1977)

Clarice Lispector

Clarice Lispector

Si bien la literatura brasileña tiene un proceso autónomo con respecto al resto de América Latina, hay factores comunes por la experiencia colonial y hay un fuerte acercamiento con los países hispanohablantes durante la época de las vanguardias, pues varias de las más destacadas proceden de Brasil. La obra de Clarice Lispector resalta entre los escritores de su generación por el énfasis que pone en la descripción de sensaciones. La familia de esta autora, de origen judío, emigró de Ucrania a Brasil cuando ella tenía apenas meses de edad. A pesar de haber fallecido a los 56 años, víctima de cáncer, alcanzó un gran reconocimiento en vida.

Las lecturas:

  • Horacio Quiroga, «A la deriva». BlogPDF.
  • Jorge Luis Borges, «El Aleph». BLOGPDF.
  • Edmundo Valadés, «La muerte tiene permiso». BlogPDF.
  • Clarice Lispector, «Amor». BlogPDF.

Otras lecturas (opcionales) de estos autores en nuestra biblioteca:

  • Horacio Quiroga, «El almohadón de plumas». BlogPDF.
  • Jorge Luis Borges, «Funes el memorioso». BlogPDF.
  • Juan Rulfo, «¡Diles que no me maten!». BlogPDF.
  • Juan Rulfo, «El llano en llamas». BlogPDF.
  • Clarice Lispector, «El primer beso». BlogPDF.

3. Lo absurdo y el horror

El horror y el absurdo son dos géneros bien diferentes; los reunimos por razones prácticas: para abarcar un poco más en el corto tiempo que tenemos para compartir lecturas, pero hay que leer los cuentos de cada una de estas dos tendencias narrativas con independencia una de la otra, sin intentar compararlos.

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Lo kafkiano (el absurdo)

En narrativa, lo absurdo no es un género (como en teatro), sino un recurso que ha sido utilizado por autores de diversas tendencias para tratar de enfatizar ciertos aspectos de la vida que no parecen tener sentido alguno. Como estrategia simbólica está presente principalmente en la obra de las vanguardias artísticas de principios del siglo XX, de las que la más conocida es el surrealismo. Sin embargo, sus raíces se remontan lejos en el tiempo, y su mayor representante es un escritor singular que no pertenece a ninguna corriente ni se puede etiquetar: Franz Kafka.

Franz Kafka

Franz Kafka, (Praga, 1883-1924), extraordinario escritor checo de lengua alemana, ha dejado una fuerte marca en el mundo literario y más allá de él. No en vano decimos de algo que «es kafkiano» si se presenta como absurdo, como algo que desafía lo posible. El más conocido de sus cuentos, «La metamorfosis» ha pasado a la posteridad como ejemplo de lo absurdo y al mismo tiempo como símbolo de una modernidad llena de contradicciones. En ese cuento, el personaje principal, Gregorio Samsa, despierta un día convertido en un escarabajo, y este hecho desata una historia que desarrolla hasta sus últimas consecuencias tal situación absurda. Esta semana leeremos un relato brevísimo de Kafka: «El silencio de las sirenas», que le da la vuelta a un pasaje muy famoso de La Odisea. Kafka abordó también lo sobrenatural en cuentos como «Un médico rural», que, aunque no puede clasificarse propiamente como terror, tiene elementos que lo recuerdan. Una interesante versión animada (hecha en Japón) de esta historia puede verse aquí: parte 1 y parte 2.

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Vicente Huidobro

Retrato de Huidobro por Pablo Picasso

Vicente Huidobro (1893-1948) fue un poeta chileno reconocido en la historia de la literatura como uno de los más importantes vanguardistas de principios del siglo XX. Su movimiento de vanguardia se conoce como creacionismo y con él, la poesía transgredió todos los límites, especialmente sus geniales poemas Altazor y Temblor de cielo. Aunque no escribió novelas y tiene pocos cuentos, en el breve relato «Tragedia» podemos ver tanto la facilidad de los vanguardistas (surrealistas, futuristas, creacionistas) para quebrar la realidad, como el lugar en que se cruza lo absurdo con el humor.

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¡Terror!

La literatura de miedo, horror o terror es la fuente de un género desarrollado en el cine incansablemente desde hace casi cien años (con Nosferatu, por ejemplo, cine mudo alemán de 1922). Pero hay una diferencia importante entre la literatura clásica de horror y el cine o la literatura de terror de nuestro tiempo: hoy en día, acudimos más al «efecto», a la provocación del susto, el espanto espontáneo que nos haga temblar en la butaca. La literatura de terror, de una forma más pausada pero mucho más profunda, nos lleva a experimentar el miedo como pasión básica pero no cae en ese efectismo del susto que nos ha impuesto Holywood. El lector contemporáneo, por tanto, puede llegar a sentir que los cuentos de Poe, Lovecraft y otros autores, parecen «no dar miedo». Hay que poner atención en la creación de la atmósfera, en el suspenso y en la descripción de los miedos de los personajes y recordar que «dar miedo» no era su objetivo original sino plantear misterios y escudriñar el alma humana en sus zonas más oscuras.

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Edgar Allan Poe de terror

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe (1809-1849) no solo fue un extraordinario poeta romántico y creador de uno de los personajes más interesantes de la literatura policiaca, como es Auguste Dupin. Quizás la razón más significativa de su enorme fama, su interminable influencia y su permanente actualidad, es que se trata de un autor de cuentos de misterio y miedo; un fundador del género terrorífico.

La narrativa oscura, gótica, de Poe, ha trascendido el tiempo y el espacio. Traducido a incontables idiomas y reeditado constantemente, Poe sigue llenando nuestra imaginación de temores. Hay en su obra fantasmas y espantos, toda una vida espectral dispuesta a estremecernos a lo largo de las líneas de sus estupendos cuentos. Un ejemplo muy importante de esta tendencia es el fabuloso cuento largo «La caída de la casa de Usher», que ha inspirado películas, obras de teatro y hasta música (por ejemplo, la suite de rock progresivo de The Alan Parsons Project). Pero hay también otra serie de cuentos en los que lo espectral no tiene lugar sino que se concentra en los miedos y la perversidad del individuo. Es el caso de «El pozo y el péndulo» (que revive la época oscura de la Inquisisción) o «El corazón delator», que leeremos esta semana.

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El oscuro y pesadillesco mundo de Lovecraft

H. P. Lovecraft

Por su parte, en Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) tenemos a otro fundador de todo un subgénero y una literatura de culto. Lovecraft fue un escritor prodigio: escribió su primer relato de terror a los quince años de edad, y, aunque dedicaría su juventud a la poesía, desarrollaría más adelante toda una especie de amenaza latente en los mares, monstruosa, terrible, alrededor de la cual crecería la leyenda de «Los mitos de Ctulhu», de los cuales, probablemente, la historia más representativa es «La sombra sobre Insmouth» (que se puede descargar en PDF de aquí). Desarrollados casi siempre en el frío y húmedo paisaje de la costa noratlántica de los Estados Unidos (Rhode Island, Maine), los sencillos pueblos de pescadores sobreviven a la amenaza de una especie monstruosa que viene de las profundidades y se confunde con nosotros en un oscuro afán de conquista (esta temática sería retomada después por Stephen King, el gran autor estadounidense, en «La niebla», también llevada al cine).

Una serie de cuentos menos conocida de Lovecraft es la llamada «onírica», que personifica Randolph Carter, un filósofo-investigador enfrentado a extraños poderes como en «La declaración de Randolph Carter», el cuento que leeremos esta semana.

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Lecturas

  • Franz Kafka, «El silencio de las sirenas»: blog – PDF (original en alemán aquí)
  • Vicente Huidobro, «Tragedia»: blog – PDF
  • Edgar Allan Poe, «El corazón delator»: blog – PDF (original en inglés aquí)
  • H. P. Lovecraft, «La declaración de Randolph Carter»: blog – PDF (original en inglés aquí)

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Sugerencias de lectura

En ciclos anteriores del club hemos leído otros cuentos de estos autores, que se enlazan a continuación para quien quiera seguir leyendo:

Y un cuento de terror más reciente del gran Stephen King: «La imagen de la muerte»

Tercera semana: lo absurdo y el horror

El horror y el absurdo son dos géneros bien diferentes; los reunimos por razones prácticas: para abarcar un poco más en el corto tiempo que tenemos para compartir lecturas, pero hay que leer los cuentos de cada una de estas dos tendencias narrativas con independencia una de la otra (no se trata de compararlos).

Lo kafkiano (el absurdo)

Franz Kafka

Franz Kafka, (Praga, 1883-1924), extraordinario escritor checo de lengua alemana, ha dejado una fuerte marca en el mundo literario y más allá de él. No en vano decimos de algo que «es kafkiano» si se presenta como absurdo, como algo que desafía lo posible. El más conocido de sus cuentos, «La metamorfosis» ha pasado a la posteridad como ejemplo de lo absurdo y al mismo tiempo como símbolo de una modernidad llena de contradicciones. En ese cuento, el personaje principal, Gregorio Samsa, despierta un día convertido en un escarabajo, y este hecho desata una historia que desarrolla hasta sus últimas consecuencias tal situación absurda. Esta semana leeremos un relato brevísimo de Kafka: «Una confusión cotidiana», que habla de desencuentros. Kafka abordó también lo sobrenatural en cuentos como «Un médico rural», que, aunque no puede clasificarse propiamente como terror, tiene elementos que lo recuerdan. Una interesante versión animada (hecha en Japón) de esta historia puede verse aquí: parte 1 y parte 2.

La visión de Albert Camus

Casi todos los escritores de la primera mitad del siglo XX han escrito bajo la influencia de Kafka. El caso de Albert Camus (1913-1960) es especial pues llevó la reflexión sobre lo absurdo de la vida humana hasta la filosofía, especialmente en su ensayo El mito de Sísifo. Este extraordinario autor fue, además de futbolista, actor, activista político (miembro de la Resistencia francesa contra la invasión nazi), dramaturgo, filósofo, cuentista y novelista. Su novela breve El extranjero, quizás la más conocida de sus obras se orienta a expresar esa falta de sentido, ese absurdo de la vida, lo que le valió ser reconocido como existencialista, aunque su obra está más allá de esa corriente filosófica. Poco después de obtener el premio Nobel, murió en un accidente automovilístico dejando trunca una obra que quizás hubiera podido desarrollarse mucho más allá. De él leeremos el cuento «Los mudos», que, aunque no pertenece al género de lo absurdo, aún tiene elementos que recuerdan esa reflexión sobre la inutilidad de la existencia humana (y la lucha que hay que llevar a cabo para darle un sentido).

¡Terror!

La literatura de horror es la fuente de un género desarrollado en el cine incansablemente desde hace casi cien años (con Nosferatu, por ejemplo, cine mudo alemán de 1922). Pero hay una diferencia importante entre la literatura clásica de horror y el cine o la literatura de terror de nuestro tiempo: hoy en día, acudimos más al «efecto», a la provocación del susto, el espanto espontáneo que nos haga temblar en la butaca. La literatura de terror, de una forma más pausada pero mucho más profunda, nos llevará a la vivencia del miedo como pasión básica pero no caerá en ese efectismo del susto que reconocemos como terror. El lector contemporáneo, por tanto, puede llegar a sentir que los cuentos de Poe, Lovecraft y otros autores, parecen «no dar miedo». Hay que poner atención en el suspenso y en la descripción de los sentimientos de miedo de los personajes y recordar que «dar miedo» no era su objetivo original sino plantear misterios y escudriñar el alma humana en sus zonas más oscuras.

Edgar Allan Poe de terror

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe

Edgar Allan Poe (Boston, 1809-1849) no solo fue un extraordinario poeta romántico y creador de uno de los personajes más interesantes de la literatura policiaca, como es Auguste Dupin. Quizás la razón más significativa de su enorme fama, su interminable influencia y su permanente actualidad, es que se trata de un autor de cuentos de misterio y miedo; podríamos decir que se encuentra entre los fundadores del género terrorífico.

La narrativa oscura, gótica, de Poe, ha trascendido el tiempo y el espacio. Traducido a incontables idiomas y reeditado constantemente, Poe sigue llenando nuestra imaginación de temores. Hay en su obra fantasmas y espantos, toda una vida espectral dispuesta a estremecernos a lo largo de las líneas de sus estupendos cuentos. Un ejemplo muy importante de esta tendencia es el fabuloso cuento largo «La caída de la casa de Usher», que ha inspirado películas, obras de teatro y hasta música (por ejemplo, la suite de rock progresivo de The Alan Parsons Project). Pero hay también otra serie de cuentos en los que lo espectral no tiene lugar sino que se concentra en los miedos y la perversidad del individuo. Es el caso de «El pozo y el péndulo» (que revive la época oscura de la Inquisisción) o «El corazón delator», cuento que leeremos esta semana.

El oscuro y pesadillesco mundo de Lovecraft

H. P. Lovecraft

Por su parte, en Howard Phillips Lovecraft (Providence, EUA, 1890-1937) tenemos a un fundador de todo un subgénero y una literatura de culto. Lovecraft fue un escritor prodigio: escribió su primer relato de terror a los quince años de edad, y, aunque dedicaría su juventud a la poesía, desarrollaría más adelante toda una especie de amenaza latente en los mares, monstruosa, terrible, alrededor de la cual crecería la leyenda de «Los mitos de Ctulhu», de los cuales, probablemente, la historia más representativa es «La sombra sobre Insmouth» (que se puede descargar en PDF de aquí). Desarrollados casi siempre en el frío y húmedo paisaje de la costa noratlántica de los Estados Unidos (Rhode Island, Maine), los sencillos pueblos de pescadores sobreviven a la amenaza de una especie monstruosa que viene de las profundidades y se confunde con nosotros en un oscuro afán de conquista (esta temática sería retomada después por Stephen King, el gran autor estadounidense, en «La niebla», también llevada al cine).

Una serie de cuentos menos conocidas de Lovecraft es la llamada «onírica», que personifica Randolph Carter, un filósofo-investigador enfrentado a extraños poderes como en «La declaración de Randolph Carter», el cuento que leeremos esta semana.

Lecturas:

  • Franz Kafka, «Una confusión cotidiana»:
  • Albert Camus, «Los mudos»
  • Edgar Allan Poe, «El corazón delator»
  • H. P. Lovecraft, «La declaración de Randolph Carter»

En ciclos anteriores del club hemos leído otros cuentos de estos autores, que se enlazan a continuación como sugerencias de lectura:

Y un cuento de terror más reciente del gran Stephen King: «La imagen de la muerte»