Archivos de la categoría Naturalismo

Semana 1: cuentos clásicos

Ilustración sobre «La declaración de Randolph Carter» de H. P. Lovecraft

Naturalismo

Los autores clásicos de relatos breves escribieron en el marco de las tendencias literarias de mediados a finales del siglo XIX: el realismo, el naturalismo y el modernismo.

Maupassant

El realismo fue una corriente literaria que buscó describir y recrear lo real, sin invenciones fantásticas y con gran apego a la verdad. Los iniciadores de esta corriente fueron los franceses Balzac y Stendhal. Los autores realistas reaccionaron contra los excesos del romanticismo, corriente con tendencia a la exageración y la fantasía. El realismo se desarrolló en una forma aún más exigente en cuanto al apego a la verdad y con un carácter mucho más marcadamente político (los autores comenzaron a buscar no solamente describir sino denunciar la pobreza, la injusticia, etc.): el naturalismo. Surgió también en Francia a mediados del siglo XIX. El naturalismo parte del espíritu cientificista del positivismo de aquella época, cuando el desarrollo de las ciencias se imponía en todos los ámbitos de la vida, y como tal busca expresar lo que sucede en la sociedad de una manera documentada, con especial atención en las capas más pobres de la sociedad. Leeremos «Una vendetta» de Guy de Maupassant (Francia, 1850-1893), para ver con claridad la descripción de hechos tan verosímiles que a veces resulta impresionante.

 

Cuentos de horror

Edgar Allan Poe

Pero antes de que se desarrollara el naturalismo, existió un autor que todavía tenía un pie en romanticismo y es uno de los grandes clásicos, quizás el más importante, del género del relato breve: Edgar Allan Poe (1809-1849) que no solo fue un extraordinario poeta romántico y creador de uno de los personajes más interesantes de la literatura policiaca, como es Auguste Dupin. Quizás la razón más significativa de su enorme fama, su interminable influencia y su permanente actualidad, es que se trata de un autor de cuentos de misterio y miedo; un fundador del género terrorífico. Su narrativa oscura ha trascendido el tiempo y el espacio; Poe sigue llenando nuestra imaginación de temores.

Lovecraft

El género se desarrolló aún más en el siglo XX con las creaciones terribles de Howard Phillips Lovecraft (1890-1937), fundador de todo un subgénero y una literatura de culto. Desarrolló toda una especie de amenaza latente en los mares, monstruosa, terrible, alrededor de la cual crecería la leyenda de Los mitos de Ctulhu, de los cuales la historia más representativa tal vez sea “La sombra sobre Insmouth” (que se puede descargar en PDF de aquí). Desarrollados casi siempre en el frío y húmedo paisaje de la costa noratlántica de los Estados Unidos (Rhode Island, Maine), los sencillos pueblos de pescadores sobreviven a la amenaza de una especie monstruosa que viene de las profundidades y se confunde con nosotros en un oscuro afán de conquista (esta temática sería retomada después por muchos autores, entre ellos Stephen King, en “La niebla”, también llevada al cine). Una serie de cuentos menos conocida de Lovecraft es la llamada “onírica”, que personifica Randolph Carter, un filósofo-investigador enfrentado a extraños poderes como en “La declaración de Randolph Carter”. Leeremos «La declaración de Ralndolph Carter», un extraordinario cuento de Lovecraft.

 

Detectives, mafiosos, policías

Arthur Conan Doyle

Poe inició también el cuento policial con su personaje Auguste Dupin, que tiene mucho de misterio y romanticismo, pero Arthur Conan Doyle, con su Sherlock Holmes, llevó las historias de misterio y crimen a una nueva etapa. La literatura policiaca que nació con ese famoso detective, es heredera del naturalismo, sus temas suelen tener un aspecto relacionado con la objetividad en la solución de misterios o crímenes, pero en realidad va más allá en cuanto a la creación de situaciones ficticias y la exploración de los tortuosos mecanismos del alma humana y de aquello que la lleva a la transgresión de la ley, la ruptura del pacto social. Técnicamente se trata de un género que desde su inicio irá fortaleciendo el suspense, la tensión dramática, hasta apoderarse totalmente del lector a través de ocultarle cosas e irlas develando poco a poco.

Hemingway

Aunque muchos autores, como Christie, Hammett y Chandler se especializan en este tipo de narrativa, otros la abordan esporádicamente creando también grandes historias (Hemingway, Borges, Bioy Casares y muchos más), pero estirando los límites del género más allá de sus dos extremos tradicionales: la narración detectivesca clásica (donde el detective representa claramente el bien y la razón) o la «negra» (donde el detective se inserta en los bajos fondos, es más complejo y no siempre le salen bien las cosas, es decir, es un anti-héroe). Leeremos un breve cuento de Hemingway: «los asesinos».

Lecturas:

Lecturas obligatorias:

  • Naturalismo: Maupassant, «Una vendetta»: blog | pdf. (El original en francés se puede leer aquí [pdf]).
  • Policial: Ernest Hemingway, «Los asesinos»: blogpdf (original en inglés aquí)
  • Horror: H. P. Lovecraft, “La declaración de Randolph Carter”: blogPDF (original en inglés aquí)

Por si quieren leer más, aquí hay algunas sugerencias (no obligatorias):

Realismo-naturalismo:

  • Dickens, «Confesión encontrada en una prisión de la época de Carlos II»: blog | pdf. (El original en inglés se puede leer aquí).
  • Chéjov, «La tristeza»: blog | pdf
  • Joyce, «Eveline»: blog | pdf. (El original en inglés, aquí).

Horror:

 

Policial:

 

  • Arthur Conan Doyle, «Las cinco semillas de naranja»: blogpdf
  • Raymond Chandler, «Estaré esperando»: blogpdf (original en inglés aquí).
  • Poe, «Los crímenes de la calle Morge» blogpdf (original en inglés aquí)
  • Poe, «La carta robada» blogpdf.
  • Arthur Conan Doyle: «El carbunclo azul»: blogpdf (original en inglés aquí.)

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Primera semana: naturalismo y modernismo

Émile Zola

El naturalismo en literatura forma parte del realismo, una corriente literaria que buscó describir y recrear lo real, sin invenciones fantásticas y bien apegada a lo verosímil. El naturalismo surge en Francia a mediados del siglo XIX, aunque se expandirá por el mundo occidental rápidamente. Su principal exponente es Émile Zola (Francia, 1840-1902), que incluso desarrolló teóricamente los fundamentos de esta corriente.

Se genera en el espíritu cientificista del positivismo de aquella época, cuando el desarrollo de las ciencias se imponía en todos los ámbitos de la vida, y como tal busca expresar lo que sucede en la sociedad de una manera documentada y apegada lo más posible a lo real, con especial atención en las capas más pobres de la sociedad.

Clorinda Matto de Turner

En América Latina hubo importantes representantes de este estilo literario. Podríamos decir, si las «Tradiciones peruanas» fueran cuentos, que Ricardo Palma (Lima, 1833-1919) fue un gran naturalista (pero las tradiciones son más crónica que ficción). En el Perú es Clorinda Matto de Turner (autora de la novela clásica Aves sin nido), la más importante representante de este estilo, aunque los autores indigenistas de principios del siglo XX heredan los intereses de los naturalistas en cuanto a la representación de la vida de los desfavorecidos en la sociedad.

Guy de Maupassant

Dos de los cuentos seleccionados para esta semana pertenecen al naturalismo. En «Una vendetta» de Guy de Maupassant (Francia, 1850-1893), podemos ver con claridad la descripción de hechos tan verosímiles que a veces resulta impresionante. La mujer que protagoniza el cuento desarrolla una actividad con su mascota, la perra Vigilante, que se parece los experimentos del fisiólogo ruso Pavlov (1849-1936), quien, en esa misma época, estaba en camino de postular la teoría del reflejo condicional, a partir de la cual surgiría toda una teoría psicológica, el conductismo. Cabe señalar que Maupassant no se basa en los experimentos de Pavlov (a quien probablemente no conocía) para los personajes de este cuento; se trata más bien de una coincidencia posible gracias al espíritu de la observación científica común a ambos ámbitos: el naturalismo literario y la medicina. En su cuento «El Horla», considerado como uno de los primeros relatos de horror, el personaje principal, aparentemente víctima de una enfermedad mental, dice «[el ojo] ignora los millares de pequeños animalillos que viven en una gota de agua»; algo que no fue posible saber hasta que existió el microscopio.

Antón Chéjov

En el caso de «La tristeza» de Antón Chéjov (Rusia, 1860-1904), asistimos a las escenas de la pobreza y la soledad en el duro invierno ruso, durante la era zarista, en la que las diferencias sociales eran tan agudas, que se produciría pronto la primera revolución socialista de la historia. Hay que poner atención en el personaje principal, el cochero Yona, y su solitaria tristeza por el hijo perdido, mientras es maltratado o simplemente ignorado por los demás.

James Joyce (1982-1941)

James Joyce (1982-1941)

La tercera lectura de esta semana pertenece a una corriente posterior al naturalismo, aunque influenciada por él en cuanto al realismo de las narraciones. James Joyce, escritor irlandés modernista, es reconocido por haber revolucionado la narrativa de ficción con su novela Ulises, en la que se narra lo sucedido a un personaje a lo largo de un solo día, de manera no lineal, con una narrativa llena de laberintos, vueltas, cambios de punto de vista y otras avezadas estrategias que le valieron ser rechazada para publicación en diversas ocasiones. Hoy, sin embargo, es importante para la literatura porque mostró que era posible decir las cosas de otro modo. Es también muy famoso su libro de cuentos Dublineses, del que tomamos el relato «Eveline», en el que destaca la introspección del autor hacia los sentimientos de sus personajes.

Para las lecturas:

  • Maupassant, «Una vendetta»: clic aquí para la versión dentro del blog o en el siguiente enlace para el PDF: Maupassant – Una vendetta.
  • Chéjov, «La tristeza»: clic aquí para la versión dentro del blog o en el siguiente enlace para el PDF: Chejov – La tristeza
  • Joyce, «Eveline»: click aquí para la versión en el blog o aquí para el PDF

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Semana 1: modernismo y naturalismo

Émile Zola

El naturalismo en literatura es una corriente o estilo que se encuentra en la base del desarrollo posterior de la literatura breve (el cuento). Es parte del realismo,una corriente literaria que buscó describir y recrear lo real, sin invenciones fantásticas y bien apegada a lo verosimil. El naturalismo surge en Francia a mediados del siglo XIX, aunque se expandirá por el mundo occidental rápidamente. Su principal exponente es Émile Zola (Francia, 1840-1902), que incluso desarrolló teóricamente los fundamentos de esta corriente.

Se genera en el espíritu cientificista del positivismo de aquella época, cuando el desarrollo de las ciencias se imponía en todos los ámbitos de la vida, y como tal busca expresar lo que sucede en la sociedad de una manera documentada y apegada lo más posible a lo real, con especial atención en las capas más pobres de la sociedad.

Clorinda Matto de Turner

En América Latina hubo importantes representantes de este estilo literario. Podríamos decir, si las «Tradiciones peruanas» fueran cuentos, que Ricardo Palma (Lima, 1833-1919) fue nuestro gran naturalista, pero las tradiciones son más crónica con ficción que ficción pura; un género en sí mismo. Se piensa en general que en el Perú es Clorinda Matto de Turner (autora de la novela clásica Aves sin nido), la más importante representante de este estilo, aunque los autores indigenistas de principios del siglo XX heredan los intereses de los naturalistas en cuanto a la representación de la vida de los desfavorecidos en la sociedad.

Guy de Maupassant

Dos de los cuentos seleccionados para esta semana pertenecen al naturalismo. En «Una vendetta» de Guy de Maupassant (Francia, 1850-1893), podemos ver con claridad la descripción de hechos tan verosímiles que a veces resulta impresionante. La mujer que protagoniza el cuento desarrolla una actividad con su mascota, la perra Vigilante, que recuerda los experimentos del fisiólogo ruso Pavlov (1849-1936), quien, en esa misma época, estaba en camino de postular la teoría del reflejo condicional, a partir de la cual surgiría toda una teoría psicológica, el conductismo. Cabe señalar que Maupassant no se basa en los experimentos de Pavlov (a quien probablemente no conocía) para los personajes de este cuento; se trata más bien de una coincidencia posible gracias al espíritu de la observación científica común a ambos ámbitos: el naturalismo literario y la medicina. En su cuento «El Horla», considerado como uno de los primeros relatos de horror, el personaje principal, aparentemente víctima de una enfermedad mental, dice «[el ojo] ignora los millares de pequeños animalillos que viven en una gota de agua»; algo que no fue posible saber hasta que existió el microscopio.

Antón Chéjov

En el caso de «La tristeza» de Antón Chéjov (Rusia, 1860-1904), asistimos a las escenas de la pobreza y la soledad en el duro invierno ruso, durante la era zarista, en la que las diferencias sociales eran tan agudas, que se produciría pronto la primera revolución socialista de la historia. Hay que poner atención en el personaje principal, el cochero Yona, y su solitaria tristeza por el hijo perdido, mientras es maltratado o simplemente ignorado por los demás.

James Joyce (1982-1941)

James Joyce (1982-1941)

La tercera lectura de esta semana pertenece a una corriente posterior al naturalismo, aunque influenciada por él en cuanto al realismo de las narraciones. James Joyce, escritor irlandés modernista, es reconocido por haber revolucionado la narrativa de ficción con su novela Ulises, en la que se narra lo sucedido a un personaje a lo largo de un solo día, de manera no lineal, con una narrativa llena de laberintos, vueltas, cambios de punto de vista y otras avezadas estrategias que le valieron ser rechazada para publicación en diversas ocasiones. Hoy, sin embargo, es importante para la literatura porque mostró que era posible decir las cosas de otro modo.  Es también muy famoso su libro de cuentos Dublineses, del que tomamos el relato «Eveline», en el que destaca la introspección del autor hacia los sentimientos de sus personajes.

Para las lecturas:

  • Maupassant, «Una vendetta»: clic aquí para la versión dentro del blog o en el siguiente enlace para el PDF:  Maupassant – Una vendetta.
  • Chéjov, «La tristeza»: clic aquí para la versión dentro del blog o en el siguiente enlace para el PDF: Chejov – La tristeza
  • Joyce, «Eveline»: click aquí para la versión en el blog o aquí para el PDF

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Semana 1: Naturalismo

Émile Zola

El naturalismo en literatura es una corriente o estilo que se encuentra en la base del desarrollo posterior de la literatura breve (el cuento). Es parte del realismo,una corriente literaria que buscó describir y recrear lo real, sin invenciones fantásticas y bien apegada a lo verosimil. El naturalismo surge en Francia a mediados del siglo XIX, aunque se expandirá por el mundo occidental rápidamente. Su principal exponente es Émile Zola (Francia, 1840-1902), que incluso desarrolló teóricamente los fundamentos de esta corriente.

Se genera en el espíritu cientificista del positivismo de aquella época, cuando el desarrollo de las ciencias se imponía en todos los ámbitos de la vida, y como tal busca expresar lo que sucede en la sociedad de una manera documentada y apegada lo más posible a lo real, con especial atención en las capas más pobres de la sociedad.

Clorinda Matto de Turner

En América Latina hubo importantes representantes de este estilo literario. Podríamos decir, si las «Tradiciones peruanas» fueran cuentos, que Ricardo Palma (Lima, 1833-1919) fue nuestro gran naturalista, pero las tradiciones son más crónica con ficción que ficción pura; un género en sí mismo. Se piensa en general que en el Perú es Clorinda Matto de Turner (autora de la novela clásica Aves sin nido), la más importante representante de este estilo, aunque los autores indigenistas de principios del siglo XX heredan los intereses de los naturalistas en cuanto a la representación de la vida de los desfavorecidos en la sociedad.

Guy de Maupassant

Los cuentos seleccionados para esta semana pertenecen al naturalismo. En «Una vendetta» de Guy de Maupassant (Francia, 1850-1893), podemos ver con claridad la descripción de hechos tan verosímiles que a veces resulta impresionante. La mujer que protagoniza el cuento desarrolla una actividad con su mascota, la perra Vigilante, que recuerda los experimentos del fisiólogo ruso Pavlov (1849-1936), quien, en esa misma época, estaba en camino de postular la teoría del reflejo condicional, a partir de la cual surgiría toda una teoría psicológica, el conductismo. Cabe señalar que Maupassant no se basa en los experimentos de Pavlov (a quien probablemente no conocía) para los personajes de este cuento; se trata más bien de una coincidencia posible gracias al espíritu de la observación científica común a ambos ámbitos: el naturalismo literario y la medicina. En su cuento «El Horla», considerado como uno de los primeros relatos de horror, el personaje principal, aparentemente víctima de una enfermedad mental, dice «[el ojo] ignora los millares de pequeños animalillos que viven en una gota de agua»; algo que no fue posible saber hasta que existió el microscopio.

Antón Chéjov

En el caso de «La tristeza» de Antón Chéjov (Rusia, 1860-1904), asistimos a las escenas de la pobreza y la soledad en el duro invierno ruso, durante la era zarista, en la que las diferencias sociales eran tan agudas, que se produciría pronto la primera revolución socialista de la historia. Hay que poner atención en el personaje principal, el cochero Yona, y su solitaria tristeza por el hijo perdido, mientras es maltratado o simplemente ignorado por los demás.

Ricardo Palma

Añadiremos una tercera lectura para asomarnos al extraordinario mundo de las Tradiciones peruanas de Ricardo Palma. Se trata de una crónica histórica que nos cuenta una anécdota divertida y de gran relevancia en la conformación de nuestra identidad republicana: «El virrey de la adivinanza». Mediante una descripción de acontecimientos que es pariente cercana del naturalismo (aunque mucho más exagerada, casi barroca), Palma nos deja ver las vicisitudes que enfrentó la corona española en los albores de la Independencia, al mismo tiempo que comparte la picardía que caracteriza nuestro modo de ser. De Palma hay tantas cosas que contar, que merecería un blog para él solo (de hecho los tiene). Por ejemplo, en la época de Palma, se concebía a la literatura latinoamericana como una subsidiaria pequeña, una hija menor de la literatura española. Palma se encargó de argumentar el valor autónomo de las letras latinoamericanas y consiguió extender nuestra independencia también a la literatura. Podemos decir que gracias a él, la literatura de la América hispanohablante alcanza su mayoría de edad y se independiza de la tiranía peninsular. Vale la pena, para adentrarnos en la época y conocerla mejor, visitar la Casa-Museo de Ricardo Palma, en Miraflores, donde se conservan muchos objetos del gran autor en su contexto natural.

Para las lecturas:

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Semana 1: Naturalismo

Émile Zola

El naturalismo en literatura es una corriente o estilo que se encuentra en la base del desarrollo posterior de la literatura breve (el cuento). Es parte del realismo (literatura que pretende describir y recrear lo real, sin invenciones fantásticas y bien apegada a lo verosimil), y surge en Francia a mediados del siglo XIX, aunque se expandirá por el mundo occidental rápidamente. Su principal exponente es Émile Zola (Francia, 1840-1902), que incluso desarrolló teóricamente los fundamentos de esta corriente.

Se genera en el espíritu cientificista del positivismo de aquella época, cuando el desarrollo de las ciencias se imponía en todos los ámbitos de la vida, y como tal busca expresar lo que sucede en la sociedad de una manera documentada y apegada lo más posible a lo real, con especial atención en las capas más pobres de la sociedad.

Clorinda Matto de Turner

Clorinda Matto de Turner

En América Latina hubo importantes representantes de este estilo literario. Podríamos decir, si las «Tradiciones peruanas» fueran cuentos, que Ricardo Palma (Lima, 1833-1919) fue nuestro gran naturalista, pero las tradiciones son más crónica con ficción que ficción pura; un género en sí mismo. Se piensa en general que en el Perú es Clorinda Matto de Turner (autora de la novela clásica Aves sin nido), la más importante representante de este estilo, aunque los autores indigenistas de principios del siglo XX heredan los intereses de los naturalistas en cuanto a la representación de la vida de los desfavorecidos en la sociedad.

Guy de Maupassant

Guy de Maupassant

Los cuentos seleccionados para esta semana pertenecen al naturalismo. En «Una vendetta» de Guy de Maupassant (Francia, 1850-1893), podemos ver con claridad la descripción de hechos tan verosímiles que a veces resulta impresionante. La mujer que protagoniza el cuento desarrolla una actividad con su mascota, la perra Vigilante, muy similar a los experimentos del fisiólogo ruso Pavlov (1849-1936), que en esa misma época estaba en camino de postular la teoría del reflejo condicional, a partir de la cual surgiría toda una teoría psicológica, el conductismo. Cabe señalar que Maupassant no se basa en los experimentos de Pavlov (que probablemente no conocía) para los personajes de este cuento; se trata más bien de una coincidencia posible gracias al espíritu de la observación científica común a ambos ámbitos: el naturalismo literario y la medicina. En su cuento «El Horla», considerado como uno de los primeros relatos de horror, el personaje principal, aparentemente víctima de una enfermedad mental, dice «[el ojo] ignora los millares de pequeños animalillos que viven en una gota de agua»; algo que no fue posible saber hasta que existió el microscopio.

Anton Chejov

Antón Chéjov

En el caso de «La tristeza» de Antón Chéjov (Rusia, 1860-1904), asistimos a las escenas de la pobreza y la soledad en el duro invierno ruso de la era zarista, en la que las diferencias sociales eran tan agudas, que se produciría pronto la primera revolución socialista de la historia. Hay que poner atención en el personaje principal, el cochero Yona, y su solitaria tristeza por el hijo perdido, mientras es maltratado o simplemente ignorado por los demás.

Ricardo Palma

Ricardo Palma

Añadiremos una tercera lectura para asomarnos al extraordinario mundo de las Tradiciones peruanas de Ricardo Palma. Se trata de una crónica histórica que nos cuenta una anécdota divertida y de gran relevancia en la conformación de nuestra identidad republicana: «El virrey de la adivinanza». Mediante una descripción de acontecimientos que es pariente cercana del naturalismo, Palma nos deja ver las vicisitudes que enfrentó la corona española en los albores de la Independencia, al mismo tiempo que comparte la picardía que caracteriza nuestro modo de ser. De Palma hay tantas cosas que contar, que merecería un blog para él solo (de hecho los tiene). Por ejemplo, en la época de Palma, se concebía a la literatura latinoamericana como una subsidiaria pequeña, una hija menor de la literatura española. Palma se encargó de argumentar el valor autónomo de las letras latinoamericanas y consiguió extender nuestra independencia también a la literatura. Podemos decir que gracias a él, la literatura de la América hispanohablante alcanza su mayoría de edad y se independiza de la tiranía peninsular. Vale la pena, para adentrarnos en la época y conocerla mejor, visitar la Casa-Museo de Ricardo Palma, en Miraflores, donde se conservan muchos objetos del gran autor en su contexto natural.

Para las lecturas:

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NOTA: Este post es un «repost» del publicado el 8 de enero de 2013 y que desapareció por errores de actualización de la plataforma de blogs de la universidad.