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Ciclo 2016-otoño, ¡Bienvenidos!

Un libro comestible (The Library Thing)

Bienvenidos y bienvenidas a la ¡11a.! edición del club de lectura En las nubes de la ficción, ciclo 2016-I. Por primera vez, una parte del curso abandona el mundo digital y se convierte en presencial. Lo que antes desarrollábamos por medio de un chat, este ciclo lo haremos en el aula: la discusión y comentario de los cuentos que leeremos y los análisis, contextos y semblanzas de nuestros géneros y autores.

La dinámica del taller consiste en aprovechar herramientas digitales e información disponible en internet para crear un círculo de lectura y análisis literario.

El taller se concentra en el género cuento o relato breve. Aquí, en el blog, se ponen a disposición de los participantes las lecturas propuestas, escogidas entre un infinito universo de posibilidades.

Ya existe una gran cantidad de información en el blog. Explórenlo, lean los comentarios de los participantes que han pasado antes por aquí, y tómenlos en cuenta como modelo de lo que haremos durante el curso. La sección Trabajos tiene los ensayos finales de los alumnos que han cursado el taller en ciclos anteriores lo cual sirve de ejemplo para lo que los nuevos lectores/escritores harán.

EL CUENTO

El club de lectura se concentra en un género literario: el cuento o relato breve. Esto significa que quedan excluidos la novela, la dramaturgia, la poesía, el ensayo literario, el guión cinematográfico y todos aquellos géneros que no sean relatos, aunque a veces nos acercaremos a otros tipos de lectura, como la novela gráfica basada en relatos o el cine.

El cuento suele ocupar un lugar secundario en la literatura. Si se llama a la novela género “mayor” es porque se considera al cuento como un género “menor”. La extensión de la novela, su largo aliento, la profundidad de sus personajes y la multiplicidad de sus acontecimientos, la hacen aparecer como un enorme edificio, mientras que, a su lado, el cuento es apenas una casita.

Sin embargo, los buenos cuentistas saben que lograr un cuento es tan complicado como escribir una buena novela. El reto que representa el cuento puede ser aún más duro para el escritor, pues tiene que ser capaz de contar la historia que quiere contar en una extensión breve; suficientemente breve, decía Edgar Allan Poe, para que pueda ser leída de una sola vez, sin pausas, sin necesidad de marcapáginas. A diferencia de la novela, en la que los personajes pueden ser desarrollados en toda su profundidad psicológica, en el cuento nos interesa solo alguna faceta de ellos: el acontecimiento que se cuenta debe estar por encima de las necesidades de los personajes, los cuales solo responden a la trama de la historia.

En resumen, el cuento es el reto por excelencia para un narrador. El desafío de síntesis, de tensión dramática (esos recursos para que no podamos soltar el texto hasta terminarlo), de impacto argumental (la construcción del argumento a partir de un planteamiento, un nudo y un desenlace), lo convierten en un género total.

Como parte del género, y en homenaje a la brevedad, dentro del cuento encontramos el microcuento o microrelato, que busca cumplir con estas características en el más breve espacio posible. Así, uno de los más famosos microcuentos es “El dinosaurio” de Augusto Monterroso:

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí.”

En esa sencilla frase hay un cuento completo: un personaje que duerme y despierta, un nudo representado por la presencia ficcional del dinosaurio y un desenlace: sigue ahí después de que el personaje dormía y podía estar soñándolo (es real). Es divertido pensar en que se requieren muchas más palabras para explicarlo o describirlo que las que el propio cuento tiene. Este subgénero ha encontrado en una de las modernas herramientas de la comunicación digital en red, un verdadero espacio de desarrollo: Twitter. Haz una búsqueda por los hashtags #microcuento, #tuitcuento o #cuentuito; encontrarás una gran cantidad de buenos relatos en menos de 140 caracteres.

7. El cuento en Latinoamérica

«He dicho Escuela del Sur; porque en realidad, nuestro norte es el Sur. No debe haber norte, para nosotros, sino por oposición a nuestro Sur. Por eso ahora ponemos el mapa al revés, y entonces ya tenemos justa idea de nuestra posición, y no como quieren en el resto del mundo. La punta de América, desde ahora, prolongándose, señala insistentemente el Sur, nuestro norte.” Joaquín Torres García. Universalismo Constructivo, 1941.

El largo periodo colonial impuso el castellano sobre regiones en las que se hablaban (y se hablan aún hoy) cientos de idiomas originarios, con sus propias literaturas y tradiciones orales. En cada uno de los países que se formaron después de las guerras de independencia hace 200 años, el español americano fue adquiriendo acentos y expresiones locales que recogían las tradiciones autóctonas y le daban características especiales. Sin embargo, durante el primer siglo de vida independiente, fuimos una especie de «hispanohablantes de segunda»; siempre vigilados por la ortodoxia española que, a través del lenguaje y su Real Academia, continuaba el colonialismo en el ámbito cultural. Ricardo Palma, en el Perú, fue uno de los primeros escritores que reivindicó nuestras múltiples formas de hablar y escribir español como legítimas, autónomas y con pleno derecho, es decir, no subordinadas a la de la metrópoli. A partir de entonces (la época del modernismo), nuestras literaturas aprenderían a andar solas.

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Horacio Quiroga (Uruguay, 1878-1937)

Horacio Quiroga

Horacio Quiroga

Aún dentro de la corriente vigente a fines del siglo XIX y principios del XX, el modernismo, Horacio Quiroga desarrolló una obra que podemos considerar fundadora para el género cuentístico latinoamericano. Fuertemente influenciado por Edgar A. Poe, y tomando como fuente su propia vida de aventuras y asediada por la tragedia, escribió cuentos que pueden ser incluidos entre los clásicos de suspenso. Ha pasado a la historia no solo como constructor de nuestra visión de la selva y de las penurias de los expedicionarios y trabajadores de las inhóspitas florestas que cubren las cuencas de los ríos Paraná y Uruguay, sino también por la visión del horror en sus Cuentos de amor, de locura y de muerte, como es el caso de «El almohadón de plumas».

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Jorge Luis Borges (Argentina, 1899-1986)

Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges

Durante las primeras décadas del siglo XX, Europa fue centro de la experimentación artística en todos los ámbitos. Esa época de vanguardias o «ismos» (futurismo, surrealismo, creacionismo, dadaísmo, ultraísmo, etc.) cambió la fisonomía de la literatura, la poesía, la pintura y la música. Ahí estuvo el argentino Jorge Luis Borges, que traería a América ese impulso creador. Poeta vanguardista, más adelante fue escritor de cuentos fantásticos con un componente ensayístico impresionante y su obra constituye un portentoso universo de lo imposible. Uno de sus más famosos relatos, «El Aleph» es hoy referencia para cualquiera que desee abordar el género fantástico. Cabe recordar que Borges, que no escribió novelas, consideraba que «el cuento es un género más antiguo que la novela y quizás pueda outlive, quizás pueda vivir más allá de la novela».

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Edmundo Valadés (México, 1915-1994)

Edmundo Valadés

Edmundo Valadés

La Revolución Mexicana, primera revolución social del siglo XX, generó una nueva narrativa (la «novela de la Revolución Mexicana) que contaba la tragedia de ese periodo violento de la historia, pero fueron autores posteriores como Juan Rulfo, Juan José Arreola y Edmundo Valadés, los que alcanzaron madurez mediante una literatura que profundizaba en los contrastes sociales de un país refundado «a medias». Valadés ha sido uno de los más destacados representantes del género corto, a cuya difusión dedicó su vida desde la famosa revista El cuento, publicando a autores poco conocidos, traduciendo los de otras lenguas e innovando con géneros como la minificción. Su cuento «La muerte tiene permiso», publicado en 1955, es ya un clásico del género donde destaca la economía de recursos de intriga y de personajes, y el final sorpresivo.

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Clarice Lispector (Brasil, 1920-1977)

Clarice Lispector

Clarice Lispector

Si bien la literatura brasileña tiene un proceso autónomo con respecto al resto de América Latina, hay factores comunes por la experiencia colonial y hay un fuerte acercamiento con los países hispanohablantes durante la época de las vanguardias, pues varias de las más destacadas proceden de Brasil. La obra de Clarice Lispector resalta entre los escritores de su generación por el énfasis que pone en la descripción de sensaciones. La familia de esta autora, de origen judío, emigró de Ucrania a Brasil cuando ella tenía apenas meses de edad. A pesar de haber fallecido a los 56 años, víctima de cáncer, alcanzó un gran reconocimiento en vida.

Las lecturas:

  • Horacio Quiroga, «El almohadón de plumas». BlogPDF.
  • Jorge Luis Borges, «El Aleph». BLOGPDF.
  • Edmundo Valadés, «La muerte tiene permiso». BlogPDF.
  • Clarice Lispector, «Amor». BlogPDF.

Otras lecturas (opcionales) de estos autores en nuestra biblioteca:

  • Horacio Quiroga, «A la deriva». BlogPDF.
  • Jorge Luis Borges, «Funes el memorioso». BlogPDF.
  • Juan Rulfo, «¡Diles que no me maten!». BlogPDF.
  • Juan Rulfo, «El llano en llamas». BlogPDF.
  • Clarice Lispector, «El primer beso». BlogPDF.

6. Cuentos contemporáneos de África y el Oriente lejano

Es imposible cubrir de una manera representativa el panorama global de la literatura breve. Si su extensión en el tiempo ya es un problema, el desarrollo de la literatura actual a lo largo y ancho del mundo resulta prácticamente infinito. La visión que tenemos del género breve es centralista y reducida (Europa/América), así que tenemos que aceptar que es parcial. Por ello hemos decidido acercarnos, así sea de forma muy fragmentaria, a la literatura breve procedente de regiones que no suelen estar en nuestro espectro lector, a través de ejemplos de China, Japón, Egipto y Nigeria.

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Japón

Mishima en 1956

三島由紀夫
(Yukio Mishima, Tokio, 1925-1970)

La vida de Mishima tiene tintes de leyenda. Vinculado a la aristocracia japonesa, educado por su abuela y con el permanente rechazo de su padre a la actividad literaria, logró establecerse como uno de los más importantes escritores japoneses de postguerra. Su novela Confesiones de una máscara, la primera de cuarenta, ha recorrido el mundo traducida a incontables idiomas. Su supuesta homosexualidad, su obsesión por el físicoculturismo y su muerte a través del ritual tradicional suicida del seppuku envuelven a este extraordinario autor en un halo de leyenda. Destaca en su obra la enorme capacidad, quizá característica de la literatura japonesa, de adentrarse en la psicología de los personajes y retratar el difícil desarrollo de personalidades complejas en el contexto de una cultura rígida, tradicionalista y disciplinada, como podremos ver en el cuento «La perla» que narra los desencuentros y malentendidos de un grupo de mujeres.

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China

Gao Xingjian

Gao Xingjian

高行健
(Gāo Xíngjiàn, Ganzhou, 1940)

Gāo Xingjian (como se escribe su nombre en el mundo occidental, siendo Gāo el apellido) se acercó desde su juventud a la lengua y literatura francesas, desde donde incorporó elementos del género del absurdo, especialmente en sus obras de teatro. Sin embargo, la «Campaña contra la Contaminación Intelectual» emprendida en China durante los años 1980, terminó por censurar y luego prohibir su trabajo. En 1987 viajó a Francia y se quedó ahí hasta hoy, habiéndose nacionalizado francés. Su obra maestra, la novela La montaña del alma fue terminada y publicada en Europa, y en el año 2000 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura, lo cual fue tomado con gran indignación por las autoridades de su país natal (los medios chinos de la época simplemente no informaron que el autor chino había ganado el Nobel). El cuento «El accidente» muestra la capacidad descriptiva y el ingenio lingüístico de Gao, así como su reflexión filosófica sobre los absurdos de la vida.

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Egipto

Naguib Mahfuz

نجيب محفوظ
(Naguib Mahfuz, El Cairo, 1911-2006)

Autor de una amplísima obra, premio Nobel de Literatura 1988, Mahfuz dedicó su vida al desarrollo de una visión literaria del mundo árabe. En sus inicios escribió literatura histórica localizada en la era de los faraones y posteriormente abordó la literatura social describiendo la realidad de un Egipto cambiante, en proceso de modernización, producto de una revolución moderna. A partir de ahí, y como resultado de la descomposición social del nuevo Egipto, su obra se vuelve más oscura, orientándose poco a poco hacia el absurdo y desarrollando personajes solitarios y decadentes. En 1994 fue herido por extremistas islámicos (en 1996 sería declarado «hereje» y condenado a muerte por el extremismo islámico); la herida le causó serios problemas de salud y en cierta medida le impidió seguir desarrollando su obra con el ritmo acostumbrado, aunque no dejó de escribir. El cuento «El acusado» es una muestra de la visión de Mahfuz sobre los conflictos sociales en Egipto y el absurdo presente en su trabajo.

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Nigeria

Chimamanda Adichie

Chimamanda Ngozi Adichie (Abbu, 1977)

Esta joven escritora nigeriana, con estudios superiores en los Estados Unidos, ha logrado plasmar en sus cuentos y novelas la dramática realidad de su país —compartida por vastas regiones del enorme continente africano— que se desenvuelve entre la pobreza, el colonialismo y el postcolonialismo, el desarrollo desigual y los constantes, violentos conflictos religiosos y étnicos. Con una narrativa directa, cruda, nos sitúa en el centro de una sociedad marcada por diferencias económicas, culturales, raciales, religiosas, que parecen no tener solución. Su conferencia «El peligro de una historia única», divulgada a través internet por la plataforma TED le ha dado una gran popularidad: en ella se refiere a la necesidad de abrirnos a las diferentes formas de ver las cosas y a evitar el juicio a partir de una sola perspectiva, una extraordinaria apología de la diversidad que vale la pena escuchar. No es fácil encontrar traducciones al español en línea de la obra de Adichie, así que hemos traducido el cuento «A Private Experience», publicado originalmente por The Guardian (http://www.theguardian.com/books/2008/dec/28/chimamanda-ngozi-adichie-short-story).

Los cuentos de esta semana:

  • Yukio Mishima, «La perla». BLOGPDF
  • Gao Xingjian, «El accidente», BLOGPDF
  • Naguib Mahfuz, «El acusado». BLOGPDF
  • Chimamanda Adichie, «Una experiencia privada». BLOGPDF

Como sugerencia, tenemos en la biblioteca un cuento breve y divertido de otro gran autor japonés, Haruki Murakami, “Un día perfecto para los canguros”. BLOGPDF

Además, de Chimamanda Ngozi Adichie tenemos otro cuento traducido por nosotros en la biblioteca: «Celda uno» [PDF], cuya versión original se puede leer en The New Yorker, y uno más en su idioma original, «The Headstrong Historian», publicado también por la revista The New Yorker.

5. Literatura europea del siglo XX

«El pensador», dibujo de F. Kafka, 1913

Si en los géneros más «comerciales» (terror, ciencia ficción, fantasy), desde el siglo XIX y a lo largo del XX, la tradición anglosajona parece dominar el cuento, la literatura continental europea desarrolló algunas de las tendencias más complejas e interesantes a lo largo del pasado siglo. Despegando desde la corriente realista/naturalista francesa y rusa del XIX, países como Francia, Alemania o la antigua Checoslovaquia verían nacer obras de una profundidad filosófica pocas veces vista. La experiencia trágica de la primera y segunda guerras mundiales fue el campo sobre el cual se construyeron muchas de estas obras. La experimentación narrativa tampoco ha sido ajena a la composición de estilos, y el resultado ha sido prolífico, además de que se encuentra aún plenamente vigente. Es imposible revisar toda la producción europea del siglo XX, pero esta semana abriremos una pequeña ventana hacia autores necesarios de distintas épocas y estilos.

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Franz Kafka y el absurdo

Franz Kafka

Franz Kafka, (Praga, 1883-1924), extraordinario escritor checo de lengua alemana, ha dejado una fuerte marca en el mundo literario y más allá de él. No en vano decimos de algo que «es kafkiano» si se presenta como absurdo, como algo que desafía lo posible. El más conocido de sus cuentos, «La metamorfosis» ha pasado a la posteridad como ejemplo de lo absurdo y al mismo tiempo como símbolo de una modernidad llena de contradicciones. En ese cuento, el personaje principal, Gregorio Samsa, despierta un día convertido en un escarabajo, y este hecho desata una historia que desarrolla hasta sus últimas consecuencias tal situación absurda. Esta semana leeremos un relato brevísimo de Kafka: «Una confusión cotidiana», que habla de desencuentros. Kafka abordó también lo sobrenatural en cuentos como «Un médico rural», que, aunque no puede clasificarse propiamente como terror, tiene elementos que lo recuerdan. Una interesante versión animada (hecha en Japón) de esta historia puede verse aquí: parte 1 y parte 2.

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Marguerite Yourcenar, magia e historia

YourcenarMarguerite Cleenewerck de Crayencour (1903-1987) nació en Bélgica y creció entre Bruselas y el norte de Francia en el seno de una familia aristocrática. Desde sus primeras obras firmó como Marguerite Yourcenar, siendo este apellido un anagrama de su apellido real. Emigró a los Estados Unidos justo antes de que estallara la segunda guerra mundial, donde más tarde se nacionalizó convirtiendo su pseudónimo en nombre real. Sus novelas (Memorias de Adriano, Opus Nigrum) están entre los mejores ejemplos de novela histórica y le valieron un reconocimiento global. En Opus Nigrum crea un personaje, Zenón, que representa el nacimiento del pensamiento científico racional en una Europa (los Países Bajos y Bélgica) aún medieval, supersticiosa y prejuiciosa, y a través de él explica ese momento histórico crucial en el nacimiento de la modernidad. Sus cuentos (Cuentos orientales, Cuento azul, entre otros) exploran, sin salir de lo histórico, las representaciones que Occidente se hace de Oriente, llenas de magia y saberes diferentes. Sin duda una de las grandes escritoras del siglo XX.

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La visión de Albert Camus

Casi todos los escritores de la primera mitad del siglo XX han escrito bajo la influencia de Kafka. El caso de Albert Camus (1913-1960) es especial pues llevó la reflexión sobre lo absurdo de la vida humana hasta la filosofía, especialmente en su ensayo El mito de Sísifo. Este impresionante autor fue, además de futbolista, actor, activista político (miembro de la Resistencia francesa contra la invasión nazi), dramaturgo, filósofo, cuentista y novelista. Su novela breve El extranjero, quizás la más conocida de sus obras, se orienta a expresar esa falta de sentido, ese absurdo de la vida, lo que le valió ser reconocido como existencialista, aunque su obra está más allá de esa corriente filosófica (mejor representada por Jean-Paul Sartre). Poco después de obtener el premio Nobel murió en un accidente automovilístico dejando trunca una obra cambiante, diversa, que hubiera podido desarrollarse mucho más allá. De él leeremos el cuento «Los mudos», que tiene elementos que recuerdan la reflexión sobre la inutilidad de la existencia humana (y la lucha incansable que hay que llevar a cabo para darle un sentido).

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Heinrich Böll: contar la realidad

BollJunto con el recientemente fallecido Günther Grass, Heinrich Böll (Colonia, 1917-1985) representa no solo la literatura sino la sociedad, la cultura, la desesperación política de la Alemania de postguerra, la Alemania dividida, el núcleo de la Guerra Fría. Formó parte del Grupo 47 que buscó motivar una literatura «del aquí y el ahora», por crudo que este fuera, en lugar de la narrativa en tiempos remotos, cargada de cierto romanticismo. Y narrar lo real en el contexto de postguerra significaba denunciar el radicalismo de derecha de la Alemania Occidental de su tiempo, realizar un crudo trabajo de conciencia sobre el reciente pasado nazi en lugar de tratar de olvidarlo, como quiso hacer la mayoría de la clase media alemana de entonces, significaba en fin, ganarse la desconfianza de propios y extraños y provocar controversias con cada libro publicado, como sucedió con su más célebre novela, Opiniones de un payaso. El reconocimiento de su obra lo llevó a merecer el Premio Nobel de Literatura en 1972.

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Lecturas

  • Franz Kafka, «Una confusión cotidiana». Blog | PDF
  • Marguerite Yourcenar, «Cuento azul». Blog | PDF
  • Albert Camus, «Los mudos». Blog | PDF
  • Heinrich Böll, «No vayas tanto a Heidelberg». Blog | PDF

2. Detectives y criminales

gunLa literatura policiaca es heredera del naturalismo, sus temas suelen tener un aspecto relacionado con la objetividad en la solución de misterios o crímenes, pero en realidad va más allá en cuanto a la creación de situaciones ficticias y la exploración de los tortuosos mecanismos del alma humana y de aquello que la lleva a la transgresión de la ley, la ruptura del pacto social. Técnicamente se trata de un género que desde su inicio irá fortaleciendo el suspense, la tensión dramática, hasta apoderarse totalmente del lector a través de ocultarle cosas e irlas develando poco a poco.

Una de sus características, desde que Edgar Allan Poe y Arthur Conan Doyle comenzaran a crear misterios, es el desarrollo de un personaje que protagoniza muchas historias o aventuras: el detective (profesional o aficionado, por voluntad o por accidente) que el público admira y sigue a través de la forma privilegiada de edición de fines del siglo XIX y principios del XX: la entrega periódica a través de un diario (cualquier semejanza con las series policiales de TV, no es mera coincidencia). Son famosísimos los detectives de muchos de los autores del género: Sherlock Holmes (Doyle), Auguste Dupin (Poe), Poirot (A. Christie), Spade (D. Hammett) o Marlowe (R. Chandler). En muchos de ellos, el atractivo viene de su intuición, que a veces se impone a la observación “científica”.

Aunque muchos autores, como Christie, Hammett y Chandler se especializan en este tipo de narrativa, otros la abordan esporádicamente creando también grandes historias (Hemingway, Borges, Bioy Casares y muchos más), pero estirando los límites del género más allá de sus dos extremos tradicionales: la narración detectivesca clásica (donde el detective representa claramente el bien y la razón) o la «negra» (donde el detective se inserta en los bajos fondos, es más complejo y no siempre le salen bien las cosas, es decir, es un anti-héroe).

1. Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

Arthur Conan Doyle

“Elemental, mi querido Watson”. ¿Quién no ha oído o leído esta frase? Con ella, Sherlock Holmes comenzaba a explicar a su buen amigo los pormenores de algún misterio que, aunque se ocultaban para todos los demás, eran evidentes para él. Holmes, el genial personaje de Sir Arthur Conan Doyle (Edimburgo, Escocia, 1859-1930), ha quedado para siempre como el primer ejemplo de detective que, usando la observación sistemática y el método deductivo, era capaz de resolver los rompecabezas más difíciles. Seleccionar un relato es muy difícil. Leamos “Las cinco semillas de naranja”, en el que pueden verse las dotes deductivas y la personalidad del gran Holmes.

2. Raymond Chandler

RaymondChandler

RaymondChandler

Nacido en los Estados Unidos (Chicago, 1888-1959) en el seno de una familia desintegrada, su madre lo envía a Inglaterra, donde se forma en literatura para luego volver a su país de origen. Viajó por Europa, luchó en la Primera Guerra Mundial y casi toda su vida trabajó en posiciones ejecutivas de grandes empresas, pero su voluntad literaria terminó por dominar su vida y emprendió una obra que sería capaz de transformar el género policial al darle a sus historias y personajes características complejas, donde domina el cinismo, la ironía y la ambigüedad: se le considera padre de la literatura negra, que después de él se impuso en el género por su carácter más atractivo, misterioso y, quizá, humano. No falta en su narrativa la denuncia de los valores materialistas de la sociedad contemporánea, a través de la visión del crimen, la codicia y la transgresión. En «Estaré esperando» es interesante la forma en que el protagonista principal media entre diversos intereses, aunque al final las cosas puedan salirse de control.

3. Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

Ernest Hemingway

(Illinois, EUA, 1899-1961) En realidad, este genial autor estadounidense no pertenece a la tradición del género policiaco. Su obra es mucho más amplia en temática y extensión, y es reconocido por extraordinarias novelas como El viejo y el mar, en la que narra con maestría la lucha casi espiritual de un hombre contra su presa, tan humana como él mismo, y por la que obtuvo en 1953 el premio Pulitzer (al año siguiente se le otorgaría el Nobel de literatura por el conjunto de su obra). Sin embargo, entre sus magistrales cuentos destaca uno que prefigura el thriller contemporáneo por su argumento y su estilo: «Los asesinos». En esta historia hay que poner atención en la forma en que el autor resuelve todo el contexto, el clima, el argumento, el suspenso, la trama, a través de diálogos simples.

Las lecturas obligatorias:

  • Arthur Conan Doyle, «Las cinco semillas de naranja»: blogpdf
  • Raymond Chandler, «Estaré esperando»: blogpdf (original en inglés aquí)
  • Ernest Hemingway, «Los asesinos»: blogpdf (original en inglés aquí)

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Lecturas sugeridas:

En ediciones anteriores del taller habíamos leído obligatoriamente «Los crímenes de la calle Morgue» de Edgar Allan Poe, con lo que se convertía en el único autor de todo el taller que leíamos dos veces, pues después aparece en la semana de horror. Lo retiramos esta semana de las lecturas obigatorias para dar lugar a Chandler, por su presencia en el ámbito de la narración negra. Pero si no se quieren perder los magistrales, clásicos cuentos policiales de Poe, están en la biblioteca:

  • «Los crímenes de la calle Morge» blogpdf (original en inglés aquí)
  • «La carta robada» blogpdf.

Y otro de Sherlock Holmes: «El carbunclo azul»: blogpdf (original en inglés aquí.)