Edgar Allan Poe, por Dafne Barclay

En general el autor que más me gusto al leer la diversidad de cuentos fue Edgar Allan Poe y ello se debe a dos razones. La primera es personal y probablemente no tiene mucho que ver aquí, pero la verdad es que yo leí este autor en el colegio y leerlo nuevamente me recordó de esos tiempos y la cantidad de años que sin darme cuenta ya pasaron desde entonces. Por otro lado, y lo más relevante en este caso, es que son cuentos que atrapan mucho y eso hace que la lectura sea más fácil.

Si bien pareciera un poco sádico de mi parte, al haber leído dos cuentos de Edgar Allan Poe que son góticos hasta cierto punto, es muy interesante cómo tanto el fondo como la forma logran engancharte rápidamente. “Los crímenes de la calle Morgue” y “El pozo y el péndulo” a pesar de contar historias diferentes, el primero de un crimen a manos de un orangután que es investigado por un aficionado (el Sr. M. Dupin) y el segundo de un hombre atrapado en una celda oscura (el pozo) de la Inquisición a punto de morir a causa de un péndulo que lo va a cortar en dos. Ambos cuentos tratan con la idea de “muerte”. Si bien en el primer caso la muerte ya ha ocurrido y no hay nada que hacer al respecto, en el segundo el narrador explica cómo se siente y todo lo que piensa al tener que enfrentar una muerte casi segura, pero de la que felizmente se salva. Notamos que la muerte está en todas partes, ya sea a causa de una persona o grupo con malas intenciones o a causa incluso de un ser incapaz de darse cien por ciento cuenta de lo que está haciendo.

Por otro lado, la forma de los cuentos es muy interesante. En “Los crímenes de la calle Morgue” el narrador es el amigo de Dupin, quien lo ayuda a resolver el caso y más que eso sirve para que el lector entienda todo lo que sucede y en todo lo que piensa Dupin. De esta manera atrae al lector haciéndolo participar del cuento, preguntando lo que nosotros nos cuestionamos y sintiendo las mismas inquietudes que nosotros. Es increíble como Poe logra hacernos identificar con el narrador. Por otra parte, en “El pozo y el péndulo” la sensación de curiosidad en el lector es lograda por el mismo personaje principal. Es irónico cómo logra que a pesar de seguramente estar delirando, el narrador guarda compostura suficiente para transmitir al lector toda idea que cruza su cabeza y todo temor que lo atormenta. En ambos casos, el narrador es clave para generar esa curiosidad o ese terror que pretende transmitir el autor. Sin este la atmosfera del cuento sería totalmente distinta.

Igualmente, es importante destacar que la “introducción” de “Los crímenes de la calle Morgue” es clave para que de cierta manera el lector crea a Dupin, que realmente se asegure de que su conclusión es certera y no sólo parte de su imaginación. Explicar la capacidad de análisis de ciertas personas en ciertas circunstancias convierten el cuento un poco ilógico (morir a manos de un orangután) se vuelva una gran posibilidad. De la misma manera, en el caso de “El pozo y el péndulo” debe notarse que el autor utiliza muchas preguntas, como si el personaje mismo se cuestionara. Esto también lo torna más real ya que al mismo tiempo que el personaje se cuestiona, el lector se pregunta si eso es en lo que pensaría en una situación como esa. Al leer este cuento, Poe no solo logra que entiendas al narrador, sino que te cuestiones respecto a lo que uno realmente siente o piensa a pocas horas, minutos o segundos antes de morir.

Ambos cuentos me gustaron mucho y es por la habilidad del autor de hacernos pensar, más que solo hacernos leer; de cuestionarnos y preguntarnos, de involucrarnos en historias y situaciones en las que probablemente nunca nos encontremos, pero por las cuales sintamos cierta curiosidad de entender.