“El limpiador” de Rocío Silva Santisteban, por Antonio Cevallos

Antonio Cevallos participó en el club en el ciclo Verano 2012

Me pareció bastante interesante esta lectura por varias razones: por el estilo literario de la autora (contando dos historias en paralelo que al final se juntan), porque la historia me atrapó de principio a fin y sobre todo porque toca varios temas profundos y que retratan parte de la problemática de la sociedad.

En los primeros párrafos la autora describe una relación familiar bastante conflictiva aunque lamentablemente no tan poco común en nuestras sociedades: una madre ausente en el hogar, un padre con problemas de alcohol que maltrata a su hija y le da muy poca atención y cariño. En consecuencia, la hija desarrolla una actitud de rencor y rechazo al padre, acumulado durante bastante tiempo, hasta que de pronto explota y quiere terminar con ese estilo de vida y además castigar al padre de cierta manera, por lo que decide huir de la casa con un hombre.

Luego, la historia nos relata un acontecimiento que probablemente signifique el dolor más profundo para cualquier persona: la muerte de un hijo. Y en este caso, no solo fue una muerte cualquiera, fue un asesinato bastante cruel a manos de un sanguinario delincuente y Plomo se entera de la peor manera: al ver los restos de su hija dentro de un saco de arroz.

Posteriormente, y en paralelo a la historia que se empezó a contar sobre Plomo y su hija, la historia nos sumerge en la realidad de algunos barrios de la ciudad donde la violencia, las drogas y la falta de autoridad son las principales características. Así pues, cuenta que las balaceras son constantes y que producto de ellas varias personas murieron por impactos de balas perdidas. Además, en ese barrio a los muchachos les encanta manipular armas de fuego, además de robar para conseguir dinero que gastan principalmente en droga. Es en este mundo de jóvenes dedicados a la delincuencia, violencia y drogas que nos presentan al otro personaje central del relato: El Limpiador. Y el Limpiador es descrito como un líder natural, al que todos respetan y quieren seguir, alguien con bastante conocimiento acumulado sobre armas y crímenes. El Limpiador es un sicario, y un sicario bastante destacado en su labor, al parecer con bastantes características que lo hacen valioso, como su frialdad, su buena puntería y su siempre plena disposición para aceptar los trabajos que se le encomiendan.

Me llamaron la atención las dos caras del personaje que presenta la autora. Por un lado alguien a quien los chicos del barrio quieren imitar y seguir, incluso él reclutaba algunos muchachos por temporada para que sean sus discípulos. Adicionalmente, se resalta su frialdad como una cualidad pues lo vuelve más efectivo a la hora de cometer los asesinatos. Sin embargo, posteriormente en la historia, se presenta al Limpiador como un tipo que no puede experimentar sentimiento alguno por más que quisiera y se genera una sensación de pena y compasión por el personaje, quien solo pudo sentir una vez en su vida y fue hace mucho tiempo debido a una mujer con la que tuvo una relación.

Finalmente, otro gran tema que se toca a lo largo de la historia es el poder del sentimiento de venganza. En este caso, la sed de venganza de Plomo se inicia en el momento en que Mostrenko le entrega los restos de su hija. Es esta sensación de necesidad de venganza la que lleva a Plomo a hacer hasta lo imposible para lograr que el malhechor pague por sus actos y así, luego de matar, robar y hasta de cierta manera chantajear, logra convencer al Limpiador de que asesine a Mostrenko. Es así que Plomo pide para el Mostrenko una muerte lenta y dolorosa: le indicó al Limpiador que lo asesine de diez tiros en el cuerpo.

Sin duda una historia bastante cruda, con pasajes bastante fuertes y bastante explícitos como la descripción de los restos de la hija de Plomo o la escena del desnudo del limpiador frente a Plomo, sin embargo, considero que de cierta manera contribuyen a darle mucho más realismo al relato y a que origine un mayor impacto en el lector. Me resultó bastante gratificante la experiencia de lectura.