PERUMIN 2013 y… ¿la última oportunidad?

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La 31 Convención Minera PERUMIN 2013 fue la más concurrida de nuestra historia.  Además del público masivo, llegaron a Arequipa el Presidente de la Republica, 8 ministros, 7 presidentes regionales y el Presidente del Banco Central, así también embajadores de países socios comerciales como China, Canadá y Australia, y CEO de las principales mineras multinacionales presentes en el país.

El Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) también estuvo presente en PERUMIN 2013.  Nuestro reto, a través de una exposición en el primer día, no fue analizar la coyuntura, ni la actual cartera minera, sino de proponer cómo pensar juntos sobre el largo plazo, y cómo aprovechar mejor los recursos de hoy para construir un país diferente.

Nuestra premisa, es que la minería es y seguirá siendo de central importancia en nuestra economía durante los próximos veinte o más años, pues no hay otro sector que se acerque en productividad relativa, ni como impulsor de crecimiento de nuestro PBI, y tampoco hay políticas públicas significativas orientadas hacia este objetivo. Aunque la producción minera se ha reducido en los últimos años, las perspectivas para este sector en el mediano plazo son relativamente optimistas, y aunque hay proyectos que parecen inviables por razones económicas o sociales, existen otros que avancen con mayor aceptancia  social y mayores niveles de inversión comprometida, especialmente los mega proyectos de cobre en el Sur.

Con esta premisa, entonces, nos encontramos en un escenario conocido: el país experimenta un crecimiento económico importante, y el Estado recibirá aún importantes ingresos fiscales.  ¿Aprovecharemos la oportunidad que aún tenemos?  ¿Será la última?  (cómo plantea un reportaje hoy en El Comercio).  Según Bruno Seminario y colegas, alrededor del año 2025 el PBI podría presentar una desaceleración y en la década de 2030 podrían darse altibajos en el crecimiento; asimismo, a mas largo plazo entran a tallar otros factores demográficos y ambientales.  Surgen entonces una pregunta y un reto: ¿cómo lograr que los ingresos que el Estado seguirá recibiendo por lo menos durante los próximos diez a veinte años se traduzcan en desarrollo e inclusión social?  ¿Cómo aprovechar mejor esta oportunidad para desarrollar el país y así evitar repetir las experiencias del pasado?

Esto fue el propósito de nuestra presentación en PERUMIN, que enfatizó tres retos: (1) ¿cómo identificar, y erradicar, la pobreza multi-dimensional que aún afecta al 36% de nuestra población, o 11 millones de peruanos y peruanas, incluyendo poblaciones en regiones de gran riqueza minera?  (2) ¿cómo mejorar significativamente la calidad y equidad de la educación, básica y superior?; y (3) ¿cómo cerrar la enorme brecha de infraestructura y servicios públicos?.  Tareas prioritarias para el Estado, pero también para el sector privado.

Nuestra ponencia fue basada en este documento, el cuál a su vez fue inspirada en la reciente colección de ensayos: Cuando despertemos en el 2062: visiones del Perú en 50 años.​